Alcalá de Guadaíra - Sevilla

Hoy he ido a una entrevista en un polígono industrial de Alcala. El puesto ofertado rezaba: La persona que entre tiene que saber trabajar como seo posicionamiento web - community manager, publicidad, redes sociales, etc. Tendrá que estar en contacto con los clientes. Del sueldo, mejor ni hablamos. Pero un parado lo que quiere es trabajar.

Los desempleados, un colectivo especialmente extenso en Andalucía, nos apuntamos a ofertas en las que no se reconocen ni experiencia, ni formación. Nos tragamos nuestras frustraciones, los años de universidad, los años como emigrantes. Inventamos actividades para estar ocupados y no perder la cabeza, seguimos estudiando, aprendemos idiomas, hacemos voluntariado… pero no es suficiente.

Los parados hacemos “cualquier cosa” por acudir a una entrevista Cambiamos médicos, pedimos coches para llegar a sitios recónditos o utilizamos todos los transportes públicos necesarios, dejamos a nuestros hijos con quien pueda cuidarlos, anulamos viajes, citas, y todo eso, por supuesto, nos lo costeamos nosotros.
Ha llegado un momento en el que salario, distancia al puesto de trabajo y horario pasan a un tercer, cuarto o quinto plano. “Yo lo que quiero es trabajar” te repites.

La entrevista ha sido en el Polígono Polysol, de difícil acceso en transporte público, así que mis circunstancias personales me han obligado a estar allí a las 08:30 de la mañana. Pero un parado utiliza cualquier medio para acudir a su entrevista, sin importar hora, distancia o dificultad.

A las 10:20 entraba por la puerta del recinto, donde había 8 personas más. Todos estábamos citados a las 10:30. Una entrevista en grupo, he pensado. Entonces, una voz desde el fondo ha dicho “Id pasando por orden de llegada”. Y ya está. A las 10:45, cuando la primera persona seguía dentro, han empezado a llegar los citados a las 11:00. Nos hemos juntado unas 20 personas, muchos eran de la localidad y se conocían; unos pocos privilegiados hemos encontrado sitio en la recepción, los demás, han tenido que esperar fuera al fresquito de Sevilla en pleno mes de julio.

El cálculo es fácil. Con 8 personas por delante de mí, a 15 minutos, mínimo, por persona, me faltaban unas dos horas, como poco. Pero los parados no tenemos vida, ni derecho a ella. Un parado lo que quiere es trabajar. Tu tiempo, el de las personas que tenían otras entrevistas después, que recoger a sus hijos, es menos importante. Porque tú lo que quieres es trabajar y harás cualquier cosa.

Así que esperas y esperas y esperas. Y cuando ves que nadie se digna a salir a dar una explicación, que ni siquiera te llaman por tu nombre, que no sabes si estás en una entrevista de trabajo, en el médico o en la pescadería, el parado, el que sólo quiere trabajar, llega a su límite de humillación y desprecio.

Tras agradecer a la chica de la recepción su ayuda, con mucha educación le transmites que te parece una falta de respeto, hacia todos los presentes, que, después de una hora esperando, todavía te falten, mínimo 90 minutos para entrar.

A las 11:30, con 30 grados a la sombra, me he marchado. Algunos ya se habían ido y otros han salido justo detrás de mí. También seguían llegando candidatos, todos gente joven.

Y lo peor de todo esto no es la frustración, ni la pena, ni la desesperación. Lo peor de todo ha sido dejar detrás a esas personas esperando, porque los que nos hemos ido, hemos tenido el privilegio de poder elegir, pero estoy segura de que muchos de los que estaban allí, no han podido elegir y han tenido que levantar la cabeza ante la humillación de ser tratados como ganado.

Muchos dirán que los jóvenes no aguantamos nada, y que si quieres un trabajo, tienes que tragar con lo que sea. Pues yo digo que la esclavitud se abolió hace mucho tiempo, y que el trabajo dignifica al ser humano, pero para eso, primero, hay que respetarse a uno mismo, e igual de importante, a los demás.

Sé que hay miles de personas con historias parecidas, y les animo a contarlas, porque todo suma.

Estupendo post. Espero consigas un empleo que te satisfaga.

C0ñ0 bastidor, hasta que asomaste el hocico por estos lares............................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................