La Alameda de Gardón - Salamanca

Museos de Salamanca: Donde el tiempo nunca se detiene
SALAMANCA24HORAS continúa acercando a los lectores los secretos museísticos de la ciudad. Es momento de homenajear a uno de los inventos más importantes de la humanidad, los relojes. Por eso hoy nos asomamos a la exposición ‘La medida del tiempo’
07/02/2010

Relojes de la colección
El tiempo es ese dios inapelable que pasa por encima de todo y de todos. Un ente vivo y superior al hombre que éste siempre ha mirado con recelo y cierto temor, precisamente por el hecho de no poder controlarlo. Desde tiempos inmemoriales se ha trabajado en la comprensión de este fenómeno para intentar siquiera poder medirlo físicamente. En esas lides surgirían las clepsidras y los relojes de arena en la antigüedad egipcia.

Desde esos inicios hasta nuestros días, cientos de estudiosos, conscientes de la importancia de medir el tiempo, se han devanado los sesos para lograr los sistemas más sofisticados. Un trocito de ese camino vivido en la invención de aparatos que midan el tiempo está en Salamanca. Se trata de la colección de relojes populares del siglo XIX donados por Andrés Santiago Zarzuelo a la Universidad de Salamanca y que, a día de hoy, regenta el Ayuntamiento a través de la fundación Salamanca Ciudad de Cultura.

Ubicada en una de las zonas más transitadas de la ciudad, la calle Compañía, se esconde una pequeña sala expositiva que, bajo el nombre de ‘La medida del tiempo’, muestra desde 2001 una colección de más de 200 relojes populares fabricados entre 1800 y 1925.

A pesar de la sensación visual de apreciar tantos relojes juntos en muy poco espacio con una gran confluencia de tamaños y estilos, no es la vista el sentido que se ve más agudizado al entrar en la exposición, sino el oído. Bastan unos segundos dentro de la sala para que el famoso tictac de las agujas se apodere de nosotros y nos transporte a una antigua relojería del siglo pasado. Un sonido que se hace más intenso cuando la sonería de los relojes nos advierte del paso de las horas.

Diversidad de estilos

Con el sonido de las agujas de fondo, empezamos a fijarnos en los diferentes relojes expuestos. Es entonces cuando nos damos cuenta de que la gran variedad de maquinaria, de tamaños y de materiales hace confluir una enorme diversidad de estilos. Entre ellos destacan los Morez, los típicos relojes de pared con péndola que deben su nombre a una pequeña localidad situada en la frontera franco-suiza donde se fabricaban. Éstos se caracterizan por tener una caja metálica, la esfera de esmalte y un mecanismo muy robusto.

También con péndola, se pueden contemplar los relojes Estilo París, que se caracterizan por la supresión de la pieza denominada caracol y el uso de maderas y bronces en sus cajas. Más sencillos que los Morez, son los Ojos de buey, pequeños relojes de pared con forma circular y cuya maquinaria queda inmersa en el conjunto de la pieza.

Además de los relojes de pared, la colección también cuenta con un gran número de relojes de sobremesa del siglo XIX. En este caso destacan los estilos Imperio e Isabelino, que se visten de bronce y latón para dar mayor brillo y presencia al reloj.

Relojes de bolsillo, piezas únicas

Junto a un típico reloj de cuco que va cantando las horas y otro cuyo mecanismo está inmerso en un cuadro, quizás los objetos más relevantes del museo son los relojes de bolsillo. En muchos casos se trata de piezas únicas de gran valor que funcionan con mecanismos autómatas y que ponen el broche de oro a la colección. Una colección que no puede competir, en lo que a su valor se refiere, con otras de relojes más caros y de primerísima categoría, pero que no tiene rival como la mejor recopilación de relojes populares del mundo.
Es cierto que el paso del tiempo asusta, y mucho, al hombre. Como todas las cosas sobre las que no tiene control. Sin embargo, poder medirlo ya es un lujo. Lujo que se puede disfrutar en esta pequeña gran muestra de ‘La medida del tiempo’.


Fuente:https://ww.salamanca24horas.com/noticias/museos-de-salamanca-donde-el-tiempo-nunca-se-detiene-20847.html

Fecha: 07 de febrero de 2010