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Villalba de Guardo - Palencia

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06-11-09 20:20 #3770322
Por:delaheraluis

LA GRIPE EN VILLALBA SEGUNDA HISTORIA
VILLALBA Y LA GRIPE
Las campanas de la iglesia de Villalba se han cansado de llorar, y propagan lastimeramente y con pereza su lamento por el aire.
Siempre el mismo toque, la misma tristeza. Hasta el sacristán está cansado de subir sus viejos escalones de roble tantas veces en el mes. Se sabe de memoria sus grujidos y asperezas.
Como se echa de menos, aunque sea de vez en cuando, otro toque distinto, a la “cienda”, a rebato, a quema a huebra o simplemente a misa.
Porque D. Melecio, el cura, y el alcalde, aconsejados por el médico, dijeron que no se tocasen más. Que bastaban cuatro toques para llamar al entierro y no alterar al más de medio pueblo que estaba con gripe.
Que otoño más negro el que cubría el pueblo. Que aire más enrarecido y lleno de silencio el de aquel mes de octubre de 1918.

Muchas eran las tareas que aún estaban por hacer, pero nunca duraron tanto, ni eran tan pocas las personas que las realizaban y aquel mes parecía eterno, tremendamente lento, infinito.
Aquellas dos campanas, la grande y la pequeña se turnaban en el toque. Hasta la gente conocía cuando sonaba una y cuando la otra, por ese toque se sabía también, si era joven o viejo el fallecido.
Tenían la gente y las campanas una estrecha relación. Un diálogo fluido y un entendimiento que venía de tiempo atrás. Eran, el sentimiento del pueblo hecho sonido y propagado por la vega, el páramo, y más allá de los confines del propio municipio. Que todo el mundo se enterase, hasta el último pastor, que estuviese en el último valle. Si estaba en la Ajena, como en Varmalo en el valle del Palo o en Valdelobos.

Todo comenzó en octubre de aquel fatídico 1918. Aquella epidemia hizo estragos en el pueblo.
Veinte muertes en un mes eran demasiadas muertes.
No hacía un mes que se había enterrado al tio Santiago García cuando la tía Marcelina Alonso le siguió el día 6 de octubre a las cuatro de la tarde.
A partir de aquí, todo fue dolor.

Anastasia y Marcela de la Loma Alonso de 32 y 44 años y hermanas, murieron a las once de la noche y a las tres de la mañana. Su muerte dejó consternación y muchas preguntas sin respuesta. Un mismo funeral para las dos hermanas. Un hecho que nunca había acontecido en el pueblo y unas campanas que cansadas de tocar enmudecerían días después. El pueblo se paraliza aquella tarde y se arropa con silencio el dolor.
A partir de aquel momento el temor corrió de casa en casa al igual que la gripe y dos días más tarde Lázaro Alonso, hijo de tio Eugenio y Simona que apenas había aprendido a llorar, pues tenía 10 meses, moría a las 6 de la tarde y 12 horas después Dionisia Martínez con 16 años hija del tio Hermógenes, la única familia declarada pobre en el pueblo aquel año. Moría a las 6 de la mañana. Ni siquiera el padre pudo acudir a enterrarla porque estaba enfermo. La muerte y la indigencia se aliaban otra vez.
La siguiente persona en morir es otra niña de 10 años llamada Raimunda García a las 10 de la mañana, y han contado los más viejos del lugar que a partir de ese momento las campanas dejan de anunciar entierros.
Ya no se toca a “posas” ni se vuelve a oír ese sonido lastimero y relajado tocando a muerto.
Rara era la familia y la casa en la que no había algún enfermo y hasta el médico, que no daba abasto, tan sólo acudía para extender el certificado y a veces ni eso. Porque un familiar se desplazaba a Guardo para que con hechos consumados le firmase “los papeles” y poder enterrar al difunto.
La vida en el pueblo se iba paralizando poco a poco. La actividad del campo se ralentizaba a cada instante. La sementera se estaba haciendo eterna, al igual que la recogida del otoño y la extracción de las patatas. No se oían cánticos ni silbidos en el aire y hasta el cantar de las ruedas del carro al chocar con las piedras del camino parecía triste.
Un día más tarde fallecía María Pardo a las 12 de la noche y esa misma noche a las 3 la hacía Martina Izquierdo con 4 años. A éstas la sigue Rafael Martín 13 horas más tarde.

La gente del pueblo no sabe qué hacer. Las labores del campo se quedan paralizadas y cada vez a los entierros acude menos gente. No por deseos, sino acobardados muchos y otros porque se quedaban en casa a cuidar de sus enfermos.
Era en los funerales donde la gente manifestaba su preocupación por los demás y las noticias e interés por ver como evolucionaban los afectados.
Todo eran dudas, rezos, deseos de suerte y de que la maldita gripe pasase sin más. Nunca San Roque estuvo tan iluminado ni se olió tanto a cera en la iglesia.
Tres días más tarde, la niña Celestina Villacorta de 12 años era enterrada.
Era algo frecuente que niños de pocos meses muriesen, pero cuando ya tenían algunos años y después de la que había costado sacarlos adelante, su muerte era una tragedia sentida dolorosamente y a la que las gentes no se acostumbraban. Diez personas habían muerto en la que iba de mes, 16 días, y la mitad, niños. Nadie sabía, ni siquiera se podía intuir cuando cesaría o al menos comenzara a remitir aquella epidemia. Porque ya no era una gripe normal.
Nadie recordaba tanta muerte y aún ignoraban que lo peor estaba por llegar.
Aquel viernes 18 de octubre apenas se había estrenado y lo hacía con la muerte de Venancio González y sus 3 años. Eusebio Luis con 16 años lo hacía por la tarde y el tio Hermógenes Martínez que había enterrado el día 10 a su hija lo hacía a las 11 de la noche.
Demasiadas muertes repetían los ancianos del lugar. Demasiado dolor repetía Don Melecio, el cura. Hasta la gente del pueblo se sabía el sermón de memoria por lo que alguna familia le pidió, que si era posible, no lo diese, y sólo el silencio fuese el compañero de aquellas ceremonias religiosas.
Por faltar, faltaba hasta la madera para hacer las cajas de los muertos. Porque al tio Hermógenes se le enterró con un sudario atado a una tabla.
¿A quién le tocaría mañana? Mañana estaremos otra vez aquí, se oía comentar. Seguro que estaremos, respondían voces anónimas y no se equivocaban.
Esta vez no se podía decir ¡Qué ha hecho Villalba! ¡Qué maleficio tiene! Porque ya habían llegado noticias del entorno y todo era parecido. Solo cabía aplicar una medicina que en el campo se conoce bien “resignarse y sufrir”. En silencio o a gritos, en compañía o solos, pero resignarse.
Al día siguiente fue Froilana Llorente de 67 años que para aquel entonces ya era mucha edad. Pero en aquellas circunstancias era igual lo mucho que lo poco.
Pedro López falleció el día 20 a las 11 de la noche y poco después a las 7 de la mañana la niña Asunción Alegre de 3 años, hija del tio Florencio. Parecía que el pueblo no pudiese aguantar tanta desgracia. Una cierta apatía y hasta un endurecimiento interno iba creando una costra en los sentimientos que tardaría mucho tiempo en borrarse.
El hogar del tio Florencio Alegre estaba oscuro a pesar de tener las ventanas abiertas porque el médico había dicho que era bueno “ventilar”. Aunque a decir del tio Acacio ya ni sabían qué hacer, ni qué decir, salvo firmar actas de defunción.
Tampoco estaba siendo aquel octubre un mes frio o en el que el invierno se hubiese adelantado como a veces sucedía.
Pocas cosas se explicaban.
La quietud del pueblo y la vega en esta época se hacían más pesadas y espesas. El ambiente estaba lleno de soledad.
Iban llegando las primeras aves del norte a pasar el invierno y a pesar de ser momento de caza ideal, aún no se había oído un solo disparo.
El tio Florencio Alegre tenía bastante con atender su casa y salir de vez en cuando a la puerta de su hogar a liar un cigarrillo del paquete de su “cuarterón” y a dejar oraciones en el humo para que ascendiesen con él, a no sabía qué lugar. Menos mal, que algunas labores del campo se las estaban haciendo familiares y vecinos. Pero pensaba que todos estaban igual, y, alguna lágrima o “moquita” le hacían pasar sus manga por la nariz

Después de una noche en vela y antes de que el día despuntase por el Soto había muerto su hija Asunción. Un ángel de 3 años que llenaba sus días de dicha.
Se le quedó metida su tos en lo más profundo de su ser.
Más el destino, muchas veces es cruel, al igual que la muerte. Ésta, siempre es dura, muy dura y siempre llega a traición y no por presentida se hace menos dolorosa, ni llevadera.
Parecía un autómata sacando tierra de la sepultura para su hija. Si hubiese sabido que dos días después debería estar haciendo lo mismo para su esposa se hubiese enterrado vivo. Maura, la mujer de Florencio moría a las 6 de la tarde del día 22.
De nuevo el pueblo se vio sacudido por un escalofrío que laceraba la piel como las hojas de “argancha” o como el aire que sopla de las peñas en el mes de enero.
Se secó la fuente de sus lágrimas y no volvió a llorar más, le daba igual todo. Jamás volvió a hacer honor a su apellido y pasado algún tiempo se fue del pueblo.
Se fue su cuerpo, como le dijo a su amigo Juan, porque su vida entera se había quedado aquel mes de octubre en el camposanto.
Una mañana y sin apenas nada y sin ser visto se marchó de allí.
Ni siquiera cerró la puerta de su casa. No habría tiempo en el mundo para dulcificar aquel dolor.

El mes tocaba a su fin pero no las muertes.
La gripe parecía algo menos virulenta pero no se iba.
Las campanas seguían mudas y ahora sí que el frío de la tarde se dejaba sentir. Noviembre llamaba a las puertas con su viento del norte que cortaba los sentidos y presagiaba las primeras nieves.
El día 24 moría Isabel González de 16 años llenos de ilusiones y proyectos. Y el último del mes, el día 28, sería Justino García de 1 año. Aún moriría el día 25 de noviembre María Asunción de Pablos.
Octubre se iba. La gripe remitía y el pueblo comenzaba a respirar, Se recobraba la vida poco a poco. El cementerio parecía un huerto en tiempo de siembra de lo removido que estaba. Ni siquiera el cura se atrevió a tocar las campanas el día de los difuntos, no fue hasta el 17 de noviembre, domingo, cuando las campanas volvieron a pregonar por toda la vega y el páramo su alegre cantar de siempre. Todo el pueblo fue llamado a una solemne misa en acción de gracias. No se sabía muy bien a qué o para qué porque la moral no estaba para muchas gracias. Veinte muertos en 22 días eran demasiados muertos. Doce mujeres y 8 hombres, de ellos: 7 niños, 2 jóvenes y 11 adultos. Un día para recordar en mucho tiempo y un año que la historia bautizaría después como de la gripe “española”.
Para Villalba el peor, porque a esos 20 se añadirían 9 más en el año y el último, ironías del destino y de la vida alguien que pudo ser mi tio, un hermano de mi padre, Francisco de la Hera Rodríguez.
Era el día de los Santos Inocentes.
Europa ponía fin a su primera gran guerra con muchos millones de muertos.
Pero la vida a pesar de todo se abre paso y continúa.
















Puntos:
06-11-09 23:06 #3771994 -> 3770322
Por:No Registrado
RE: LA GRIPE EN VILLALBA SEGUNDA HISTORIA
Despues de leer esta historia,verdaderamente alarmante claro que era a principios de siglo pasado y todo ha cambiado(afortunadamente) muchisimo pero no creeis que despues de leer esto la famosa gripe A(H1N1)se queda a la altura del betún?
Puntos:
08-11-09 15:20 #3782482 -> 3770322
Por:No Registrado
RE: LA GRIPE EN VILLALBA SEGUNDA HISTORIA
Luis, pareces un libro de historia, te felicito.
Aqui he oido hablar de la "Gripe espagnole" (gripe española) pero gracias a ti ,creo haberme imformado mas y no sabia que en nuestro pueblin hubiese habido tantas muertes.
Un saludo
Jose Maria Alonso
Puntos:
13-11-09 19:45 #3843043 -> 3782482
Por:delaheraluis

RE: LA GRIPE EN VILLALBA SEGUNDA HISTORIA
Muchas gracias José María por tu apoyo.Si tu te has sorprendido,imagínate yo, cuando estudié los archivos y vi las muertes de ese año. Al principio no caí en la cuenta y al investigar un poco y ver que coincidía con el año de la gripe se aclararon algunas dudas.
Es en este año, donde nace la otra historia de San Roque que otras personas me contaron. Pero tú, me imagino que sabrás algo interesante de tus abuelos Manolín y Juanita. Ella estuvo en Argentina , me parece ¿no?
Un saludo y siento no haberte visto este verano en el pueblo al no poder acudir.
Seguiré cada mes contándote más historias de nuestro pueblo para que en la distancia te distraigas un rato y conserves siempre estas cosas en la menoria y las puedas transmitir.Un saludo.
Puntos:
17-03-20 17:54 #14947820 -> 3843043
Por:delaheraluis

RE: LA GRIPE EN VILLALBA SEGUNDA HISTORIA
Buenas tardes a todos:
Quiero traeros a la memoria, la historia de nuestro pueblo en un año difícil, como el de la famosa "gripe española"
Aquellos si que fueron tiempos difíciles y de mucha angustia.
Esperemos que este virus de hoy no deje semejantes secuelas.
Pero todo depende de nosotros, de cumplir con lo que nos dicen y hacer caso. Cuando hay gente que muere a nuestro lado NO ES BROMA.
Ánimo y con esperanza
Un saludo
Puntos:
11-05-20 14:35 #14992980 -> 3770322
Por:sflaa

RE: LA GRIPE EN VILLALBA SEGUNDA HISTORIA
Luis , gracias por refrescarnos la memoria , mi madre me había contado algo , en ese mes también la dejo su padre Pedro Lopez , mi abuelo ,pero no sabía. Que fue por la gripe
sigue informando , te lo agradezco. Gracias
Puntos:

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