Villanueva de Algaidas - Malaga

¡¡Feliz día de Andalucía!!

Hoy, día 28 de febrero se cumplen treinta años de esa rebelión del cuerpo electoral de Andalucía contra los impedimientos de aquella UCD, capitaneadas ya entonces por Javier Arenas (secretario general de las Juventudes de UCD) y Francisco de la Torre, hoy alcalde del PP de la capital malagueña y entonces parlamentario del Congreso de Diputados por la UCD, para que Andalucía no accediera a las mayores cotas de autonomía, a diferencia de Cataluña, Euskadi o Galicia, y que nos atiborraron en ese anuncio con la voz e imagen de Lauren Postigo, del que tanto se arrepentería posteriormente, de: "Te quieren engañar una vez más: Andalú este no es tu referendum". O sea el Gobierno de un Estado que convoca un referendum y pide la abstención, inédito en la historia del planeta. Asimismo habría que recordar la liosa preguntita de esa convocatoria para desanimar la participación: "¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo ciento cincuenta y uno de la Constitución a efectos de la tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?" A pesar de ello, se vencieron los impedimentos electorales y legales y el Gobierno de la UCD tuvo que capitular ante la victoria de Andalucía.
Hoy hasta el ABC de Sevilla, que propugnó la abstención como prensa de derecha de toda la vida, se rinde ante esa realidad y recoge la crónica de un testigo de aquella noche en el Casino de Sevilla. https://ww.abcdesevilla.es/20100228/nacional-andalucia-actualidad/estuve-noche-casino-201002272111.html
También habría de recordar que ese 28 F de 1980 no hubiera sido posible sin las multitudinarias manifestaciones del 4 de Diciembre de 1977 donde el pueblo de Andalucía se echó a la calle pidiendo la autonomía. En una de esas demostraciones con más de cien mil participantes tuvo lugar en la capital de Málaga y fue salvajemente reprimida, a bombazos de humos y disparos de balas, por la policía nacional cuyos mandos aún estaban impregnados de las prácticas del franquismo. Hubo un muerto y cientos de heridos y contusionados. El joven asesinado, García Caparrós, era un trabajador afiliado al sindicato de CCOO.

MANUEL CAPELO Publicado Domingo , 28-02-10 a las 07 : 59
Resulta complicado, treinta años después, explicar a los más jóvenes qué celebramos el 28-F en Andalucía. Los años han mitificado ese día como una jornada de gloria para Andalucía en la que se consiguió el acceso a la autonomía plena. Y no fue así. O si…
En estas líneas hemos tratado de recuperar, a través de algunos protagonistas, lo que de verdad ocurrió, y más concretamente lo que se vivió en la noche del 28-F en el Casino de la Exposición de Sevilla donde se montó un centro de seguimiento de los datos que iban llegando desde las ocho provincias andaluzas y que se quiso, por parte del gobierno preautonómico, que fuera un acto público, aunque restringido a través de invitaciones.
Pero empecemos por el principio. ¿Qué era eso del acceso a la autonomía plena? Cuando se aprobó la Constitución Española se establecieron dos vías para aquellas regiones que quisieran tener una administración autónoma (ejecutivo, legislativo y judicial): la establecida en el articulo 151, en principio reservada para las «comunidades históricas» (Cataluña, País Vasco y Galicia) y las que deberían seguir lo dispuesto en el articulo 143, de forma más lenta y asumiendo menos competencias, y que estaba pensada para el resto de las regiones que existían por aquel entonces.
Los representantes de los partidos políticos andaluces, sin embargo, optaron por intentar alcanzar el gobierno autónomo por la vía reservada para las «históricas» y para ello se puso en marcha el mecanismo establecido en la Constitución y que fundamentalmente consistía en que los andaluces en referéndum dijeran, por mayoría absoluta (es decir, la mitad mas uno de los censados en cada provincia), que sí querían gobierno autónomo por la vía del articulo 151. Según comenta Antonio Ojeda, hubiera sido una traición al pueblo andaluz, que se manifestó el 4 de diciembre por una autonomía plena, no seguir la via del 151. Ese referéndum fue el que se celebró el 28 de febrero de 1980 y del que recordamos hoy el treinta aniversario. Era solo eso, decir que sí a una enrevesada pregunta que planteó el Gobierno central entonces presidido por Adolfo Suárez. Así fácil y así de difícil ya que, a última hora, el entonces partido gobernante, UCD, optó por no apoyar el si en el referéndum y propiciar la abstención para que no se consiguiera superar el 50 por ciento de votos afirmativos y por tanto esperar a la autonomía por la llamada vía lenta del artículo 143.
Estos eran los antecedentes cuando a partir de las nueve de la noche del 28 de febrero de 1980 (que por cierto era año bisiesto) más de mil personas se concentraron en el Casino de la Exposición de Sevilla ansiosos por saber si se había superado la dura prueba. La papeleta del referéndumEl responsable de todo lo referente al referéndum era el hoy en día notario Antonio Ojeda, entonces consejero del Interior del gobierno preautonómico que presidía Rafael Escuredo, quien se rodeó, entre otros, de José Recio (viceconsejero) y José Borrero para organizar todo lo referente a la consulta electoral y del acto en el Casino. Tuvieron también la ayuda de Guillermo Gutiérrez, concejal entonces de Seguridad en el Ayuntamiento hispalense.
Borrero recuerda los días previos al 28-F como de gran actividad. «Teníamos muy pocos medios y muchas cosas que hacer». Recuerda que se plantearon hacer una pizarra para poder ir apuntando los resultados según se iban conociendo. «La pizarra -dice- la hice yo con la ayuda de un tío mio que era pintor. Compré un tablero de aglomerado en Jannone, en Triana, y le pedí que me la pintara de verde oscuro y con unas rayas blancas para ir poniendo los datos. Pero me dijo que la pintura blanca no daba tiempo para secarse y tuve que improvisar las rayas con esparadrapo que compré en una farmacia en la calle Mateos Gago y que me la tuvieron que pedir porque no tenían tanta cantidad», recuerda.
La pizarra fue usada también para dar a conocer los datos del referéndum del Estatuto de Autonomía y permaneció muchos años en dependencia del Parlamento hasta que se trasladó al Museo de la Autonomía Andaluza, y en estos días está en la parada del Metro de Puerta de Jerez en Sevilla, dentro de la exposición que se ha montado con motivo del treinta aniversario del 28 de Febrero.
¿Cómo llegaban los datos? «El entonces gobernador civil, Luis Fernández-Madrid, nos prestó unas máquinas pesadísimas, que eran los predecesores de los actuales fax, y que con mucha lentitud iban arrojando los datos. Los pusimos en una salita que había en el Casino, y allí una persona por casa provincia cada vez que llegaba un dato nuevo me los pasaba y yo lo escribía en la pizarra con las tizas que había comprado». Por cierto, en aquella salita estuvo mucho tiempo dentro Alfonso Guerra, que quería tener los datos con rapidez.
Momentos de tensión
Antonio Ojeda recuerda aquella noche entre emocionada y tensa. Emocionada porque todo el mundo estaba con la ansiedad de saber qué había ocurrido y si se había superado el listón del cincuenta por ciento exigido. Pero también tensa porque una vez que se conocieron los resultados definitivos, con Jaén y Almería sin superar el listón del cincuenta por ciento, afloraron las tensiones del día y hubo momentos delicados, sobre todo si se tiene en cuenta que el gobernador civil no había dispuesto ningún dispositivo especial para el acontecimiento y que a partir de determinada hora se abrieron las puertas del Casino.
A José Borrero no se le ha olvidado que en un momento de la noche se oyeron gritos contra el presidente del Gobierno («pum, pum, pum… Suárez al paredón») y cómo tuvo de contener a un joven con un mono que saltó al estrado e intentó quemar la bandera de España. Fueron momentos difíciles que los organizadores contuvieron poniendo el himno de Andalucía a todo volumen repetidamente, lo que sirvió para desaguar las emociones y rebajar la tensión. Con la ayuda de la policía local se pudo desalojar el Casino y la naturaleza, con una lluvia a partir de las dos de la madrugada, hizo el resto, despejando la zona sin más incidentes.
Todos los que vivieron aquella noche la recuerdan agridulce: se había perdido —en aquel momento— el referéndum pero creen que vivieron unos momentos históricos con una movilización de la sociedad andaluza que no se ha repetido. Se trataba de echar un pulso a todo un presidente del Gobierno y a un partido gobernante, y el pulso se ganó aunque formalmente se perdiera. Bien es cierto que Suárez se encontraba en horas bajas y dimitiría un año después y UCD (mas que un partido, una alianza de intereses) desaparecería dos años mas tarde. Miguel Angel del Pino, coordinador de la campaña electoral del PSOE-A, que pasó la noche la sede de campaña que tenía en La Magdalena y llegó al Casino a última hora de la noche, recuerda que «la jornada electoral se presentó con buen tiempo en toda Andalucía, menos en Almería, donde a lo largo de la misma se registraron precipitaciones intensas tanto en la costa oriental como en la occidental y ello empañó el optimismo que tenía por como se había desarrollado la campaña electoral y el ambiente que existía en toda Andalucía a su término». Rafael Escuredo deposita su voto entre una gran expectación mediática. CARLOS ORTEGALa noche del 28-F la recuerda «como una noche de gran tensión porque mientras que los sondeos, que habíamos encargados desde el PSOE-A de las 50 primeras papeletas en un número importante de mesas en todas las provincias, apuntaban a que el referéndum se podía haber ganado en todas las provincias con la duda de Almería, sin embargo los primeros datos oficiales del escrutinio registraban el triunfo en solo en 5 de las 8 provincias y aunque el transcurso de las horas, conforme avanzaba el escrutinio oficial, confirmaba el avance del si, también en las provincias de Granada, Jaén y Almería, mantenía la duda de si finalmente se llegaría en Almería a sobrepasar por el «SI» el cincuenta por ciento del censo».
Hay que tener en cuenta —afirma del Pino— que «durante la campaña electoral, desde el PSOE de Andalucía se había detectado que un número importante de personas que habían emigrado desde Almería a Cataluña seguían, sin embargo, empadronadas, constando en el censo electoral en sus respectivas localidades de origen. Posteriormente al 28-F, desde el PSOE-A impugnamos el censo de Almería por duplicación del mismo, recurso que fue rechazado por no haberlo realizado en el momento procesal oportuno, algo imposible ya que en aquellos momentos desconocíamos la referida duplicación de la que solo tuvimos pruebas con posterioridad al propio 28-F. Por tanto, la sensación —dice—, dentro de la tensión, fue cambiando a medida que pasaba la noche y al final la sensación era agridulce pues si bien era evidente una gran victoria política de los andaluces sobre un gobierno y un partido, la UCD, que habían pedido la abstención, al mismo tiempo era consciente de la dificultad que suponía el resultado de Almería para el reconocimiento de esa victoria y de cómo la UCD intentaría atrincherarse en los resultados formales de Almería, para seguirle negando a Andalucía una autonomía de primera clase. Sin embargo —concluye— fue el resultado del 28-F y la voluntad política de defensa de ese resultado por parte del presidente de la Junta, Rafael Escuredo, del PSOE y del PSOE-A y también del PCA y del PCE, el que posibilitó que Andalucía tuviera un estatuto con arreglo al articulo 151 de la Constitución, es decir un estatuto con autonomía plena y que fuera el instrumento que permitiera salir a Andalucía de la situación de subdesarrollo y dependencia en la que se encontraba en aquellos momentos y contribuir al cambio radical que ha experimentado en estos casi 30 años».
El final de la historia ya es conocida: en Jaén se revisaron los censos depurando aquellas personas que ya habían fallecido, por lo que el resultado superó el cincuenta por ciento, y Almería fue fruto de un pacto político posterior que validó el referéndum. El partido no se ganó en el campo pero si en los despachos y Andalucía tuvo autonomía por la vía del 151. Un año después se celebró otro referéndum, esta vez para aprobar el Estatuto de Autonomía y en mayo de 1982 se elegía el primer Parlamento Andaluz, en el que el PSOE y su candidato, Rafael Escuredo, supo rentabilizar el protagonismo que tuvo durante la etapa preautonómica y consiguió una aplastante mayoría absoluta (66 de 109 diputados).