Riogordo - Malaga

Elena Cepeda.-

Nunca he sentido interés alguno por la política. Sus principales figuras, cuyas cabezas resultan visibles para el común de los ciudadanos, siempre me han parecido personas aburridas. Ajenas al mundo real aunque hablen de él. No me convencen. No exhalan personalidad. No siento fuerza en sus palabras aunque sus discursos sean estudiados, nacidos de la estadística y del marketing del voto.

Soy votante de poca experiencia, es cierto, y admito que en la media docena de veces que he acudido a las urnas, tan sólo tenía claro qué partido no deseaba en el Gobierno, no quien merecía representar el poder. Lo curioso en todo esto, es que esta opinión se encuentra preocupantemente extendida entre los integrantes de mi generación. La política resulta impopular entre los jóvenes cimientos de la sociedad. No lo digo yo, lo dicen las encuestas.

Partiendo de mi tan negativa opinión, con ánimo de abrir la mente y darle una oportunidad a esta ciencia de dejarme convencer, he tratado de acercarme a ella, de forzar interés y así, durante este último año se me ha dado la oportunidad de observar, desde la barrera, el funcionamiento de los partidos políticos a nivel interno. Como si un consultor evaluara el sistema de gestión de una empresa, así he analizado el de un partido político. La parte que más me interesaba sin duda, era, por así decirlo, su departamento de Recursos Humanos. El cómo, de entre sus afiliados, se establece quién está preparado para ocupar un puesto político, en definitiva, ¿quién nos representa?

Uno se esperaría que para la designación de un equipo de gobierno digno de exhibir en campaña, símbolo de competencia y utilidad para el trabajo al servicio del ciudadano, se estudiasen los currículum vitae de los militantes con aspiración y la excelencia de sus cualidades y aptitudes para el desempeño de un cargo público. La realidad es bien distinta, el proceso se fundamenta en aspectos dignos de un reality show, en la elección de candidatos prima la popularidad del individuo como si de la elección de la reina de un baile de fin de curso se tratase. Popularidad frente a calidad. Amiguismos y favores frente a aptitudes. Considero que hacer política es una cosa, tomar decisiones que le afecten a usted y a mí es otra bien distinta.

La experiencia de este tiempo atrás, lejos de sembrar algo de entusiasmo y optimismo por la materia, ha hecho empeorar dramáticamente mi percepción ante los desoladores factores de caciquismo, egoísmo personal, lucha de intereses personales y afán de protagonismo que intervienen en un proceso tan delicado y vital para la eficaz designación de futuros cargos públicos, representantes de nuestros intereses. Mi conclusión personal es que los valores políticos, capaces de sembrar admiración y respeto en el ciudadano, escasean, lo que fomenta la impopularidad de la política entre la sociedad, que ve a diario cómo mentes mediocres vestidas de traje entienden que hacer política es elevarse a un estrato social superior, palabrear sin sentido y llenarse el bolsillo a final de mes sin sudar demasiado la camisa.
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Este tipo de personas preparadas y con una clara capacidad de análisis, son los que los políticos no quieren en la sociedad actual, para ello han creado unos planes de estudios en la que la inmensa mayoría de la juventud termina su formación académica de forma deficiente, para que solo unos pocos elegidos (entre ellos todos los hijos de los dirigentes políticos) puedan tener opciones a una enseñanza de calidad en colegios de élite y Universidades privadas, los demás la gran mayoría, solo pueden aspiran a puestos de gregarios en la sociedad actual, otra opción no les quieren dejar, estos jóvenes se están dando cuenta y si quieren mejorar tendrán que ponerse las pilas y reclamar sus derechos como hicimos los de mi generación en los años 60/70.
Saludos Panzones.

En resumen:
Lo que viene a decir este artículo, carta o manifiesto, es lo que todos sabemos, aunque los más implicados en los partidos no lo quieran reconocer:
1.- Que en todos los partidos hay gente de valía.
2.- Que los puestos clave en esos partidos no los ocupan los mejores o los más cometentes, sino aquéllos a quienes no les ha importado durante toda (la que llaman con toda pompa y suficiencia) "su carrera política" arrastrarse, pelotear a mansalva y practicar el servilismo más bajo, para ir escalando puestos en la estructura interna del partido.

Es decir, lo que todos sabemos y algunos no quieren reconocer. Por eso, nada tiene de raro que nuestra denominada "clase política" sea el segundo motivo de preocupación en el pais.

Saludos para todos, igualmente; sin rencores, pero con firmeza y claridad.

Esos son mayoritariamente los méritos de la mayoría de los dirigentes políticos actuales, el peloteo interno, la critica desaforada que haga mucho ruido y que diga muy poco para no comprometerse y el servilismo para ir escalando posiciones, sin importarle la calidad ni la preparación del candidato para desempeñar el puesto que como "digno representante" de la voluntad del pueblo nos tiene que gobernar, así nos estan viniendo todas, una detrás de otra. Sea en el partido A,el partido B o C, da lo mismo, todos tienen el mismo patrón para que ninguno se copie, si al final todos salen beneficiados por el mismo sistema, así no tienen nada que echarse en cara unos a otros.
Saludos Panzones.

Bien, y pregunto yo (como tantísimos más)... ¿DÓNDE ESTÁN LOS POLÍTICOS DE VALÍA? ¿QUÉ HAN HECHO DE ELLOS?... Porque tiene que haberlos. Por fuerza. ¿Dónde han metido a los decentes, preparados, luchadores sin estridencia pero con constancia, y a los que les preocupa el pais y sus problemas más que el sillón o la poltrona?...

¿Este es nuestro sino? Porque así ya estuvo el pais hace... la tira de años; tantos, que pocos quedan ya de aquellas generaciones. Y todos sabemos cómo de mal terminó el experimento. ¿Estamos condenados a repetir los errores de nuestra Historia pasada?

No sé, no quiero ser pesimista; pero a poco que se piense... mal camino llevamos.
Bueno, vamos a entretenernos en lo que sea, y lo que tenga que ser, ya llegará. Esperemos poder evitarlo.

Interesante tema el que tocais. Es verdad que uno de los principales problemas con los que contamos en nuestra sociedad es con la llamada CASTA PARASITARIA,pero ya al menos me consuela que la mayoria de las gentes esten tomando conciencia y esto tendrá que cambiar por las buenas o por las malas, que sería peor. Por lo pronto lo que es verdad es que sobran un sinfin de cargos intermedios que habrían de suprimir,adecuar los sueldos al rendimiento personal,eliminar asesores, que no son mas que amiguetes del partido fracasados y enchufados bajo cuerda, y que ni aparecen.
Si el ganador de las proximas elecciones generales no se toma estas cuestiones en serio y pone manos a la obra, es muy probable que pronto no vaya a votar ni el "tato".
En fin, esperemos acontecimientos. Lo que está claro es que si con la que está cayendo, Rubalcaba fuese presidente del Gobierno, entonces es que tenemos lo que nos merecemos, aunque habrá que ver como lo hace Rajoy, que tambien es una incognita.
Un saludo
Sierra

Buenos dias.

Entiendo que la democratización de la vida interna de los partidos sería esencial para atraer a los mejores.Así como estar bien remunerados los cargos públicos,elevando al mismo tiempo las penas por corrupción,para atraer personas de más talento a la vida pública.
Puede haber gente dispuesta a perder dinero por vocación política,pero no serán muy listos los que a su vez se resignen a medrar en el escalofón a base de hacerles la pelota a los jefes sin apartarse nunca del guión.La búsqueda del poder y la gloria,mal interpretados y lo fácil de ganar los cuartos,hacen de una inmensa mayoria de ellos,que tengamos un concepto deficiente y poco esperanzador,donde realmente se convierten en una pasión peligrosa y dañina,cuyas consecuencias las padecemos todos los ciudadanitos.

Saludos.

Buenos días, mítico... En cuanto a lo que dices de que "no serán muy listos los que se resignen a medrar en el escalafón a base de hacerles la pelota a los jefes (que ya sospechamos cómo han llegado a jefes, por otra parte) sin apartarse nunca del guión"... Eso demuestra la categoría de "clase política" que tenemos.
¿O no estamos más que hartos de oir lo que oimos... y de contemplar cómo día a día van dando palos de ciego, "por si en una de esas tienen la suerte de acertar"? Hasta al burro de la fábula le sonó la flauta "por casualidad"...
Ni esos tienen "clase", ni conocimientos, ni valía política. Pero amigo, son los que se han amarrado a "los machos del poder"; y por un carguillo, cargucho o cargo, venden a su madre, a su padre y a toda su parentela. Y si eso son capaces de hacer con los suyos, imaginad lo que están dispouestos a hacer con los que nada les tocamos...

Y hoy por hoy, es lo que hay -nacionalismos y ultraaldeanisnmos aparte, que ésos son peores y con menos principios éticos y morales aún-.