EL TORO Y EUROPA Las leyendas griegas narran que Europa era una hermosa princesa fenicia que enloqueció al promiscuo Zeus. El rey del Olimpo decidió urdir un complejo plan de seducción, consistente en transformarse en un bello toro blanco y esperar pacientemente el acercamiento de su deseada dama. Un dia, el plan de Zeus fructificó y en uno de sus paseos por la playa Europa descubrió la galanidad del toro y se acercó para acariciar su piel. La mansedad del ejemplar dió confianza a la princesa que acabó por subirse a sus lomos, momento que aprovechó Zeus para secuestrarla huyendo con celeridad rumbo al mar. Las fuentes clásicas cuentan que Zeus nadó hasta alcanzar la isla de Creta , donde convirtió a la noble mujer en la primera soberana de la isla. Rediseños de la leyenda afirman que Zeus se equivocó de camino y acabó en la península ibérica, donde sus pobladores, sorprendidos y agradecidos por su majestuosa presencia, decidieron rendir culto eterno al toro. La relación con el toro en la península ibérica y sur de Francia, extiende sus ramas en ámbitos, sociales e históricos, de tal forma que dar una respuesta a esta realidad es a lo sumo compleja. El debate sobre la cuestión ética deambula el futuro o no del mundo de la tauromaquia, ya que la muerte del animal es el heje en el que gira todo el espectáculo y el que determina el éxito o no de una velada. Algunos argumentan que el toro, cuya carne es igualmente consumida, muere en unas condiciones mucho más dignas que cualquier animal doméstico, de hecho comparativamente las condiciones de vida y muerte de vacas o gallinas son mucho más paupérrimas que las del toro, la diferencia está más en el objetivo y fin último de su muerte, punto en el que existen manifiestas diferencias. Si nos trasladamos a lusitania observaremos que la muerte es atractiva al ojo humano, ya que la fiesta taurina lleva décadas en retroceso socialcomo consecuencia de la prohibición de dar muerte a los toros. Son muchas las voces que argumentan que las corridas en Portugal tendrían mayor éxito si recuperase la estocada final; de hecho, la presión es tal que desde hace unos años la localidad de Barrancos cuenta cvon permiso legal para realizar "corridas a la española", suceso que ha animado a otros pueblos a solicitar permisos similares. La cuestión del respeto a la vida es un argumento que trasladamos a la humanidad en amplia extensión pero que negamos de forma constante al mundo animal. Nuestra visión de la vida vé razonable la muerte si con ello obtenemos una diversión inherente, cuando éticamente este principio es insostenible. De tal modo que se hace necesaria una reforma de los principios que rigen la tauromaquia, pero innegablemente esta debe surgir del propio mundo del toreo con el apoyo, presión y garantía de las administraciones. De hecho, otros colectivos con principio similares y de tradición milenaria, han dado pasos destinados a la regulación de su actividad , es el caso de los cazadores y pescadores que hace tiempo que han optado por vías mas conservacionistas. Asi estos colectivos contribuyen a las labores de limpieza de rios y forestas, restauran hábitats degradados, realizan repoblaciones, han desarrollado vacunas ante enfermedades animales, han sustituido materiales contaminantes de sus herramientas de trabajo, han planteado alternativas como la pesca sin muerte y un largo etc. .Lógicamente siguen existiendo grandes lagunas negras a mejorar, pero la aptitud de sus federados es a lo sumo positiva. El mundo del toro se anquilosa en su herencia tradicional e histórica, lo cual le impide ver que la sociedad ha cambiado en su entorno. Las ideas han progresado y están empezando a arrollar a una actividad que cada vez cuenta con menos seguidores entre los jóvenes, por ello ganaderos, promotores y aficionados en general deben entrar en reflexión e iniciar reformas "en la fiesta" con el fin de que la crueldad innecesaria desaparezca de todos los festejos. Dicen que el padre de Europa buscó con ansias a su hija por todos los territorios conocidos por entonces, llegando a llamar tantas veces por ella que hoy el continente donde vivimos lleva su nombre. Un toro dió nombre a Europa y quizás sea Europa (o más concreto la Unión Europea) quien en un futuro devuelva la dignidad a este animal. Sería triste que no seamos capaces de enmendar dentro de nuestras fronteras este problema y las soluciones vengan impuestas desde fuera, pero ya va siendo hora que en el coso del siglo XXI aplaudamos la vida y no la muerte. (Autor: Miguel Angel Otero Soliño, Licenciado en Biología y Ciencias Ambientales) |