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Cortes de la Frontera - Malaga

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España > Malaga > Cortes de la Frontera
14-02-09 13:36 #1780110
Por:jl1971

Bernabe Lopez Calle
EL día en el que Bernabé López Calle, el Comandante Abril, se convirtió en un colador caía una rasca de narices en la Garganta del Jurado, a unos pocos kilómetros de Medina Sidonia. Era el penúltimo día de 1949 y en el campamento apenas había comida para alimentar la partida de anarquistas. Confiaban ciegamente en el Comandante, llevaban mucho tiempo con él, pero los comunistas habían dejado de enviar ayudas. Nunca se debió fiar el comandante de Manolo el Rubio, que llevaba la partida comunista que actuaba en la Serranía de Ronda. "La honradez está por encima de las ideas políticas", decía siempre el comandante con ese tono de sabio viejo que le acompañaba desde sus tiempos de guardia civil. Pero era sabido que El Rubio no tenía ningún aprecio por Bernabé. En cierta ocasión había dicho de él que "era débil, pero muy egoísta, si no se le nombraba jefe lo único que haría sería poner chinitas en el camino". Sus leales no pensaban así, pero aunque decían que Bernabé no se había rendido nunca, no era del todo cierto. Sí se había rendido. Era un hombre que sólo quería estar tranquilo. Al terminar la Guerra había intentado regresar a casa, vivir con su familia en su pueblo malagueño de Montejaque. Fue denunciado y se cursó orden de busca y captura contra él. Escapó por un pelo. Sólo tenía dos caminos: la cárcel o el monte. Eligió el monte.

También es cierto que el ascendente que el Comandante tenía sobre los suyos venía dado por su leyenda. Si la Guerra no se hubiera cruzado en el camino, Bernabé hubiera sido un hombre muy normal. En su juventud aventurera había estado en África, combatiendo, pero luego se estableció como guardia civil e hizo un intento de asentarse en Sevilla. En fin, claro, si la Guerra.. y en la Guerra estuvo en Teruel, en Guadalajara y en Madrid, al frente nada menos del destacamento de la CNT que defendía los enclaves estratégicos de Gran Vía, Sol y Cibeles. Ya se sabe, al final se rindieron. El fue uno de los que lo hizo. Fue juzgado en Antequera, encarcelado durante un tiempo y, a su salida, expulsado de la Guardia Civil. Su destino, el de peón de obra. No hablaba mucho de ello, pero algunos le situaban en lugares estratégicos durante aquellos años en los que Alemania lanzó la Operación Torch para conquistar el Peñón a través de una red cruzada de espías. Sí, toda esa zona, que el Comandante conocía como la palma de su mano, estaba infestada de agentes dobles y triples. Pero el Comandante no hablaba de eso, aunque sí mantuvo contacto con los grupos guerrilleros anarquistas y comunistas que se reorganizaban en la zona amparados por los británicos. Un modo de tener controlado a Franco por si le daba por hacer lo que no tenía que hacer. Ese primer maquis estaba formado por viejos compañeros, gente con la que Bernabé había compartido derrotas. Pero no, no se uniría a ellos. Ayuda, la que quisieran, pero para él la guerra había terminado. Pasaría hambre de peón, pero saldría adelante. Hasta que le denunciaron. En fin, eso era historia, había sucedido hace seis largos años.

Cuando se reunieron en febrero pasado con El Rubio para actuar conjuntamente, el Comandante volvió contento, aunque ya había habido otros intentos de organización de la guerrilla y cada vez estaban más débiles. Muchos habían huido a Tánger y, pese a los llamamientos de que regresaran a la lucha, nadie regresaba. El propio Comandante había tenido la tentación de embarcarse en Algeciras para Casablanca, donde se encontraba su hermano. Se echó atrás poco antes de que el barco zarpara. Sólo en ese clima puede explicarse esa actitud tan extraña que últimamente adoptaba el Largo Mayo. Al Caracoles y al Capitán, veteranos luchadores, el Largo Mayo no les daba buena espina. No se conocía mucho de su pasado. Se sabía que era del pueblo de la matanza, Casas Viejas, que allí tenía a la familia y que sus historias sobre sus andanzas en la Guerra eran muy vagas. El Largo Mayo era, simplemente, un superviviente y el más hábil a la hora de conseguir suministros. La noche anterior, precisamente, había salido a buscarlos.

En cualquier caso, la mayor preocupación del Caracoles y el Capitán no era ni el Rubio ni la actitud extraña del Largo Mayo. La mayor preocupación se llamaba Roger Oliete, teniente coronel de la Guardia Civil. Su biografía se cruzaba con la del Comandante. Había estado en 1925 en Alhucemas, un año después de que Bernabé estuviera destinado en la zona. En el frente de Teruel estuvo al mando de la compañía La Calavera. Quién sabe si los rivales de ahora en la Sierra ya habían estado muy cerca, a los dos lados de la trinchera. Oliete había sido enviado expresamente por Camilo Alonso Vega para que erradicase los focos guerrilleros de la Sierra de Cádiz y en poco tiempo había estrechado el cerco. Sin embargo, el Comandante ya había hablado claramente con el comité regional de la CNT: "No me espanta la presencia de la Guardia Civil, lo que me asusta es la falta de municiones".

Esa falta de medios obligaba a la partida del Comandante a dar golpes cada vez más audaces. Fue el caso del secuestro del rico hacendado de Algodonales José Merencio. Fueron varias horas, el tiempo que Merencio dedicó a conseguir los 250.000 euros que le exigían los guerrilleros. En todo momento Merencio estuvo acompañado por su sobrina y su hijo de año y medio. Su sobrina era, cosas del destino, la mujer de Roger Oliete. Desde entonces, el asunto profesional se convirtió en un asunto personal y eso lo sabía muy bien el Caracoles. La presión se había multiplicado.

Estaba a punto de amanecer, en cualquier momento llegaría el Largo Mayo. En toda la noche no se habían escuchado las latas que rodeaban el campamento para alertarles de cualquier visita. En ese silencio estalló el estruendo. Y luego el otro. Les estaban atacando con granadas de mano y una le reventó a Juan, el Capitán. Bernabé se puso rápidamente en pie y ordenó a los demás que huyeran. Lo hicieron atropelladamente mientras el Comandante disparaba a la oscuridad. Disparaba a sombras. Al fin vio a lo que disparaba, a sus uniformes, a los uniformes que él mismo había llevado. Disparaba a guardias civiles y, mientras caía a balazos, 23, pudo distinguir, con ese mismo uniforme de la Guardia Civil, dos rostros conocidos, el de Roger Oliete y el de su camarada, el Largo Mayo.

(Durante los años que duró la lucha contra el maquis en la provincia murieron 74 guerrilleros, tres guardias civiles y dos carabineros. Oliete fue ascendido a general. En 1961 fue nombrado subdirector general de la Guardia Civil. Murió en 1977 en su casa de Algodonales a los 74 años).

Para mas informacion se puede leer el libro "El Maquis en la Provincia de cadiz" de Manuel Pérez Regordán. En el hay datos curiosos de las andanzas de los gerrilleros por Cortes, e incluso de gente de Cortes en las Guerrillas.
Pd: El alcalde PM no vivia por esa epoca, es solo historia local.


Puntos:
14-02-09 23:23 #1781841 -> 1780110
Por:RADIOCORTES

RE: Bernabe Lopez Calle
250.000 euros y no estaba PM, que raro, jejejejejeje
serian reales, ¿no? digo yo o............ ya estaban en la Comunidad Europea, Vaya lio.!!!!!!!!Un paston para la epoca me ha parecido, pero en fin, confio en tu gran saber. Llorando o muy triste
Puntos:
15-02-09 19:28 #1784173 -> 1781841
Por:jl1971

RE: Bernabe Lopez Calle
eso ha estado bueno, jeje
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