Comares - Malaga

En palabras de Federico García Lorca:
"Me viene al alma, como canción de cuna, rumores de la infancia, recuerdos de los seres que ya no están. El aire de los campos aún golpea mis silencios y por más que pasen los años no dejo de recordarlo"

No sabemos apreciar lo que es vivir en un pueblo.
A veces tengo la sensación de que los recuerdos de la infancia se quedan marcados como las huellas de la historia en las paredes de las rocas, en sus distintos estratos.
Hace unos dos años volví a Comares de vacaciones, hacía más de veinte, que no lo había visitado. En esta ocasión lo hacìa llevando de mi mano a mis hijas, una de ellas, ya una preciosa adolescente, y otra, una niña rubia y traviesa de tres años. Según iba paseando los sentimientos se agolpaban unos y otros intentando aflorar en todos mis sentidos y mi piel los percibía suavemente como una caricia. Los recuerdos retornaban a mi mente.
Paseando entre sus calles, el aire me trajo desplegando de un aletazo el olor inconfundible a la humedad de las entrañas de la tierra. ¡Cómo recordaba los juegos infantiles por esas calles!
El sol tibio de un otoño castellano hacia calido el paseo. Visité la antigua casa de mis abuelos ahora en ruinas a las afueras del pueblo. Aunque para mi, volvían a ser los muros de un castillo, donde yo soñaba de niño a ser príncipe y mis amigos del pueblo eran mis caballeros, salvo la niña que a mi me parecía mas guapa y que por supuesto mi imaginación le otorgaba el titulo de princesa..
Así fue como en ese paseo por los caminos de mi pueblo, fueron despertando los recuerdos de una infancia sencilla y dichosa.
La baños veraniegos en el río de las Cuevas, en el Llano Almendra, las excursiones por la Mesa de Mazmullar, las rutas en bici por el Romo, etc..
La alegría mayor fue cuando me encontré frente a la casa en la que yo nací. Fue entonces cuando recordé el olor de las magdalenas recién hechas de mi abuela, los tomates de la huerta y las naranjas que mi abuelo nos traía en su burra blanca, de los naranjos que el cuidaba con tanto mino. Las tardes jugando por el corral con mis hermanos colándonos por las madrigueras de los conejos y convirtiendo en barco el comedero de los marranos. Y lo que mas me gustaba era cuando mi abuela nos mandaba a la fuente o al pilón que estaba en el medio del pueblo. Bueno lo cierto es que era, las dos cosas, fuente, porque tenia un caño donde llenábamos el cántaro y pilón , la parte en donde bebían los animales cuando llegaban sedientos de realizar las tares del campo.
¡Que lejos de lo que yo recordaba! Aquellos caminos por donde mis pasos de niño corrían alocados jugando a pillar con mis hermanos y las paradas que hacíamos en la “tienda que tenia de todo”, desde el chicharro en escabeche a las golosinas mas sabrosas de múltiples colores, las canicas mágicas de cristal que tanto gustaban a mi hermano, las velas de los santos que mi madre me encarga para llevar a la iglesia… ¿habrían sido efectivas?, ¿habrían hecho posible alguna petición de mi madre?
Me quede pensativo, mis hijas me miraron sin saber que ocurría. Como explicarles que mi infancia estaba presente en cada rincón de ese pueblo, en el aire mismo que respiraba en ese instante, tan puro y limpio como la inocencia de un niño. Había vuelto a pasear por mi pueblo y el me había hecho el regalo mas entrañable, envuelto en un papel celofán tejido en sensaciones, me había devuelto mi infancia.
Ya quedan pocas personas de aquellos recuerdos. Abuelos, padres, todos se fueron de esta vida.
Creo, que en ocasiones no nos damos cuenta de lo estupendo que es poder tener una infancia en un pueblo, muchas veces las cosas más comunes que se hacen, son impensables en una gran ciudad.
En un pueblo como Comares se puede pensar y respirar tranquilamente. Simplemente hace falta sentarse en un lugar transitado y observar a sus gentes, gentes para las que el tiempo va más despacio que en una fría ciudad.

Un abrazo.

Qué tendrá Comares, que todos sus descendientes vuelven a ella.

Yo viví de pequeño en Comares y aunque reconozco que tendría que ir más veces, es para mí el mejor sitio para desconectarte de todo.

En mi caso, mi familia es de Los Gallegos