El Nacimiento de La Colonia de Santa Ana
LA COLONIA DE SANTA ANA.
Durante el reinado de Isabel II, y siendo ministro de fomento Severo Catalina, se promulga el 3 de junio de este año una Ley que trata de facilitar el desarrollo agrario español, promoviendo la colonización de grandes extensiones de tierras, que por diversas circunstancias no estaban roturadas, y se encontraban relativamente alejadas de los núcleos urbanos.
Los propietarios de estas tierras que participaran se verían recompensados, con una importante reducción en la exacción de los impuestos territoriales, si la casa o edificación distasen más de siete kilómetros de la extremidad de la población, los propietarios de la finca no pagarán durante 20 años más contribuciones que las directas hubiesen satisfecho por las mismas tierras el año anterior, además otra medida secundaria también les eximía del pago del arancel sobre la maquinaria agrícola de última tecnología no producida en territorio español, así en el articulo 15 de la indicada Ley se especifica que “los propietarios y los arrendatarios podrán mientras disfruten de los beneficios de la presente ley, introducir en España toda clase de aperos, instrumentos y máquinas para su empleo en la agricultura, sin pagar más derechos de arancel que el uno por ciento del respectivo valor.”
Un año después en 1869, se desarrolla el reglamento de la referida Ley, pero no será hasta casi 20 años después, cuando se comience a aplicar su espíritu, en nuestra comarca. En este sentido en 1880, se constituyen en tierras propiedad de don Antonio López de Gamarra, la colonia agrícola denominada Villanueva de la Concepción. En 1883, Francisco Romero Robledo crea la colonia del Romeral. Juan Blázquez y Blázquez en 1884 establece la colonia y granja de Cerro Moreno y San Agustín. En los predios de Cortijo del Vado de las Carretas, Haza de la Cuarenta, Haza de Villalta, Cerro de la Cueva, y Arroyo de Tinajas, sea en 1886 por su propietario Trinidad de Rojas y Rojas la Colonia del Vado. Otra importante colonia que se crea es la de Santa Ana, que es la que hoy vamos a desarrollar.
La colonia de Santa Ana se funda el 12 de marzo de 1884, bajo la denominación de Colonia Agrícola de Santa Ana y Granja de cultivos extensos de Cañaveralejo, su fundador fue Fernando Moreno González del Pino, hijo del importante empresario José Moreno Burgos. Esta colonia se instituye en las heredades de Colchado, Santa Ana, Majada-honda, Alberquilla, San Fernando, Cañaveralejo y Tajones de la India.
Originalmente constituyen una unidad, que será dividida en 1889, conservando Fernando Moreno la granja de Cañaveralejo y vendiendo a Santa Ana al malagueño Francisco Bergamin García, unos años después y tras una serie de circunstancias la operación se deshace, volviendo nuevamente a propiedad de Fernando Moreno González del Pino y de sus herederos la Colonia de Santa Ana, con la que además tiene un vinculo sentimental, al estar bautizada con este nombre en honor a su esposa Ana María Fernández de Rodas y Hernández de Tejada, continuando como unidad a partir de 1898.
La Colonia de Santa Ana, ubicada a siete kilómetros de Antequera, en el partido de la Vega Baja, originalmente se establece en una extensión de 2.000 hectáreas, donde estaban construidas seis casas o caserías, disponían de dos nacimientos de aguas potables, que servían para el abastecimiento de los colonos y con su sobrante para el riego de las tierras y de las nuevas plantaciones introducidas.
Antes de finales del siglo XIX, existían ya 22 casas de nueva planta y varias chabolas, además de un viejo cortijo dividido en cinco pequeñas viviendas.
El primer padrón de habitantes de la Colonia que se conserva coincide con la fecha de fundación de este núcleo es decir 1884, y que se conserva en el Archivo Histórico Municipal de Antequera, gracias a él sabemos, que inicialmente la Colonia se establece con 22 unidades familiares, que suman 124 habitantes, de ellos 43 eran hombres y 33 mujeres, el resto 48 eran jóvenes menores de 14 años y niños.
La procedencia de estas 22 familias es muy dispar, de Antequera proceden ocho, de Baena una, cinco de Humilladero, cuatro de Casariche, 3 de Mollina y una de Palenciana.
El atractivo para asentarse los colonos en estas nuevas tierras, venía determinado por una serie de beneficios, que se establecían en la Ley de 3 de junio de 1868, entre los que se encontraban, la exención del servicio militar, que afectaba a los hijos de los propietarios, administradores, arrendatarios, colonos, mayorales y capataces, a los cuales a quienes les cupiere la suerte de soldados, dice la ley, después de dos años de residencia en la misma finca, serían destinados a la segunda reserva. Igual ventaja disfrutaban los demás mozos sorteables después de llevar cuatro años consecutivos de habitar en la colonia. También estaban exentos de toda carga concejil y obligatoria, a excepción de la de Alcalde pedáneo, hasta que el número de casas llegase a constituir una población con derecho a Ayuntamiento propio.
Otra de las prebendas con las que contaban los colonos, era el que se les concedía gratuitamente el uso de armas, siempre y cuando inspirasen completa confianza, tanto al propietario de las tierras como a la autoridad competente.
Desde entonces han pasado ya 119 años, la Colonia de Santa Ana, constituye hoy día un núcleo urbano, perfectamente configurado y consolidado, que ha sobrevivido al tremendo golpe de la inmigración en la década de los setenta y que los desarrollos de las nuevas tecnologías de comunicación terrestre, le abren desconocidos horizontes a las puertas del siglo XXI, dándole y asegurándole su supervivencia e iniciando una nueva y prometedora etapa.
Durante el reinado de Isabel II, y siendo ministro de fomento Severo Catalina, se promulga el 3 de junio de este año una Ley que trata de facilitar el desarrollo agrario español, promoviendo la colonización de grandes extensiones de tierras, que por diversas circunstancias no estaban roturadas, y se encontraban relativamente alejadas de los núcleos urbanos.
Los propietarios de estas tierras que participaran se verían recompensados, con una importante reducción en la exacción de los impuestos territoriales, si la casa o edificación distasen más de siete kilómetros de la extremidad de la población, los propietarios de la finca no pagarán durante 20 años más contribuciones que las directas hubiesen satisfecho por las mismas tierras el año anterior, además otra medida secundaria también les eximía del pago del arancel sobre la maquinaria agrícola de última tecnología no producida en territorio español, así en el articulo 15 de la indicada Ley se especifica que “los propietarios y los arrendatarios podrán mientras disfruten de los beneficios de la presente ley, introducir en España toda clase de aperos, instrumentos y máquinas para su empleo en la agricultura, sin pagar más derechos de arancel que el uno por ciento del respectivo valor.”
Un año después en 1869, se desarrolla el reglamento de la referida Ley, pero no será hasta casi 20 años después, cuando se comience a aplicar su espíritu, en nuestra comarca. En este sentido en 1880, se constituyen en tierras propiedad de don Antonio López de Gamarra, la colonia agrícola denominada Villanueva de la Concepción. En 1883, Francisco Romero Robledo crea la colonia del Romeral. Juan Blázquez y Blázquez en 1884 establece la colonia y granja de Cerro Moreno y San Agustín. En los predios de Cortijo del Vado de las Carretas, Haza de la Cuarenta, Haza de Villalta, Cerro de la Cueva, y Arroyo de Tinajas, sea en 1886 por su propietario Trinidad de Rojas y Rojas la Colonia del Vado. Otra importante colonia que se crea es la de Santa Ana, que es la que hoy vamos a desarrollar.
La colonia de Santa Ana se funda el 12 de marzo de 1884, bajo la denominación de Colonia Agrícola de Santa Ana y Granja de cultivos extensos de Cañaveralejo, su fundador fue Fernando Moreno González del Pino, hijo del importante empresario José Moreno Burgos. Esta colonia se instituye en las heredades de Colchado, Santa Ana, Majada-honda, Alberquilla, San Fernando, Cañaveralejo y Tajones de la India.
Originalmente constituyen una unidad, que será dividida en 1889, conservando Fernando Moreno la granja de Cañaveralejo y vendiendo a Santa Ana al malagueño Francisco Bergamin García, unos años después y tras una serie de circunstancias la operación se deshace, volviendo nuevamente a propiedad de Fernando Moreno González del Pino y de sus herederos la Colonia de Santa Ana, con la que además tiene un vinculo sentimental, al estar bautizada con este nombre en honor a su esposa Ana María Fernández de Rodas y Hernández de Tejada, continuando como unidad a partir de 1898.
La Colonia de Santa Ana, ubicada a siete kilómetros de Antequera, en el partido de la Vega Baja, originalmente se establece en una extensión de 2.000 hectáreas, donde estaban construidas seis casas o caserías, disponían de dos nacimientos de aguas potables, que servían para el abastecimiento de los colonos y con su sobrante para el riego de las tierras y de las nuevas plantaciones introducidas.
Antes de finales del siglo XIX, existían ya 22 casas de nueva planta y varias chabolas, además de un viejo cortijo dividido en cinco pequeñas viviendas.
El primer padrón de habitantes de la Colonia que se conserva coincide con la fecha de fundación de este núcleo es decir 1884, y que se conserva en el Archivo Histórico Municipal de Antequera, gracias a él sabemos, que inicialmente la Colonia se establece con 22 unidades familiares, que suman 124 habitantes, de ellos 43 eran hombres y 33 mujeres, el resto 48 eran jóvenes menores de 14 años y niños.
La procedencia de estas 22 familias es muy dispar, de Antequera proceden ocho, de Baena una, cinco de Humilladero, cuatro de Casariche, 3 de Mollina y una de Palenciana.
El atractivo para asentarse los colonos en estas nuevas tierras, venía determinado por una serie de beneficios, que se establecían en la Ley de 3 de junio de 1868, entre los que se encontraban, la exención del servicio militar, que afectaba a los hijos de los propietarios, administradores, arrendatarios, colonos, mayorales y capataces, a los cuales a quienes les cupiere la suerte de soldados, dice la ley, después de dos años de residencia en la misma finca, serían destinados a la segunda reserva. Igual ventaja disfrutaban los demás mozos sorteables después de llevar cuatro años consecutivos de habitar en la colonia. También estaban exentos de toda carga concejil y obligatoria, a excepción de la de Alcalde pedáneo, hasta que el número de casas llegase a constituir una población con derecho a Ayuntamiento propio.
Otra de las prebendas con las que contaban los colonos, era el que se les concedía gratuitamente el uso de armas, siempre y cuando inspirasen completa confianza, tanto al propietario de las tierras como a la autoridad competente.
Desde entonces han pasado ya 119 años, la Colonia de Santa Ana, constituye hoy día un núcleo urbano, perfectamente configurado y consolidado, que ha sobrevivido al tremendo golpe de la inmigración en la década de los setenta y que los desarrollos de las nuevas tecnologías de comunicación terrestre, le abren desconocidos horizontes a las puertas del siglo XXI, dándole y asegurándole su supervivencia e iniciando una nueva y prometedora etapa.
Enviado por: Fran_Espejo | Ultima modificacion:21-02-2017 12:05
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