Casarabonela - Malaga

EMIGRACIÓN
La prensa suiza se hace eco de la continua llegada de emigrantes
El Gobierno pone límites a la entrada de trabajadores extranjeros
S. G. RIAL
carballo / la voz 11 de junio de 2013 09:15
22 votos

En titulares. Arriba, «L?Impartial», con los «españoles sin empleo». «Le Quotidien» apunta que la crisis «obliga a los gallegos a volver».
Durante décadas, desde que en el año 1959 empezaban a llegar a Suiza los primeros emigrantes gallegos (alguno de Cerceda todavía sigue allá), el fenómeno pasaba inadvertido para los medios de comunicación, incluso en los picos de los años 80. Era casi un fenómeno natural, bien regulado (el primer convenio internacional de 1960 marcó la pauta), con contratos por temporada que no paraban de crecer. Los gallegos se fueron ganando fama -que aún conservan? de trabajadores, serios y cumplidores y eso propició que la mano de obra fuese creciendo sin problemas, con beneficios para ambas partes.
La crisis vuelve a llevar a Suiza a centenares de gallegos en busca de oportunidades. Pero ahora esa situación ha traspasado la fina frontera del silencio y ocupa un lugar destacado en los medios de comunicación y también en el debate político.
En el primer caso, ya son varios los medios que se han hecho eco de las llegadas. Algunos, como Le Quotidien Jurassien, tituló a toda portada, a finales del año pasado, que «la crisis española obliga a los gallegos a volver». La semana pasada, L?Impartial destacaba que los españoles sin empleo llenan el cámping de Locle, en Neuchâtel. Muchos andaluces, pero también de otras comunidades, Galicia incluida. Portales web de ámbito estatal se ocuparon de casos como el de un taxista de Camariñas, Andrés Romar, que va y viene casi cada semana entre Galicia y Suiza llevando viajeros en busca de fortuna, algunos con algo ya cerrado, muchos con nada. Un equipo de la televisión SRF se desplazó a Galicia para seguir el día a día la vida de un joven que estaba a punto de dar el salto hacia el país helvético, a pesar de tener un trabajo. Son solo algunos ejemplos, pero hay más.
El debate político tampoco es ajeno a esta situación. Hace doce días que el Gobierno (Consejo Federal) activó la llamada cláusula de salvaguarda, que limita la concesión de permisos de trabajo (los denominados B) durante un año a todos los países de la UE por haber superado la media de las llegadas de los últimos tres años. Es una medida casi simbólica, que no afectará a gran escala, aunque puede dar al traste con cientos de potenciales empleos de gallegos, salvo que logren un contrato de corta duración, para los que todavía no hay restricciones.
Los sectores más derechistas del Gobierno han querido contentar a un amplio sector de la población que empieza a mostrar recelos ante la elevada presencia de emigrantes. Y colectivos como el gallego, siempre estimados, son los que pagan el pato.