Campillos - Malaga

Salón de otoño
Distintos realismos
Berta González de Vega
«El realismo está sobrevalorado», dice Mario Circe, así, de manera tajante. Están sentados en el salón de su casa, calentitos. «Claro, tú puedes decir eso en plan nostálgico, porque te acuerdas de tus lecturas del realismo mágico de la adolescencia pero el realismo suele ser una herramienta bastante útil para moverse en la vida. Pero, a todo esto, ¿por qué lo dices?», le pregunta Nicolás, acostumbrado al realismo sin maquillaje de una hoja de contabilidad.

«Porque el alcalde ha dicho que los presupuestos son realistas y me he acordado de lo que han hecho en Campillos, que no lo es nada, cosa de lo que me alegro. ¿Quién se va a creer que, en Campillso, que yo asocio a fábricas de piel y al cole donde iban los niños más descarriados, haya un festival internacional de piano al que ha venido gente a competir de todo el mundo? ¿Cuál es la historia que hay detrás de esa iniciativa? Seguro que es interesante y, sobre todo, nada realista», explica el escritor del Limonar.

«De todas maneras, no sé yo cómo de realista es decir, como ha dicho el alcalde, que espera que se inicien las obras del Auditorio en 2012 y que, para eso, ha reservado una partida de casi tres millones de euros. No se lo cree ni él. Y lo de Campillos puede que sea realista porque se trate sólo de un presupuesto muy bien exprimido con contactos e ideas. Por cierto, el otro día leí sobre el auditorio Kauffman, en Kansas City, obra del arquitecto Moshe Safdie, autor de numerosas bibliotecas en Canadá".

"Se hizo porque fue la última voluntad de una de las forradas de la ciudad, Muriel McBrien Kauffman, cuando murió en 1995. En 1999, la Fundación entrevistó a varios arquitectos hasta elegir uno y el terreno se compró en 2006. Se tardaron tres años en acabar las obras. Allí ensayan y actúan el Ballet de la ciudad, la orquesta sinfónica y la lírica. Dicen que es uno de los mejores sitios para escuchar ópera del mundo, por la acústica. Y los 326 millones de dólares están pagados por dinero privado. Los Kauffman se hicieron millonarios en la industria farmacéutica y ha habido firmas como KPMG que han puesto mucho dinero en el proyecto. Pero, si vives en un país cuya principal industria es la construcción, no puedes esperar que esas empresas donen dinero para hacer un auditorio porque ellas ganan pasta haciendo el auditorio. Asumir eso sí es realista. Pero, mientras hay serias dudas sobre la supervivencia del euro, no me imagino yo a ningún político que se atreva a poner la primera piedra del auditorio del puerto y, por eso, lo que ha dicho el alcalde no me parece realista», explica el empresario del PTA.

«Por cierto, no he visto yo que haya contemplado partida alguna para el campamento Benítez, según ha recogido la prensa. Sí habrá para las obras del bulevar, casi seis millones de euros. De verdad que yo haría un concurso en una web para el campamento y propondría a los ciudadanos que me dijeran qué hacer con él con un millón de euros. Ya he visto en un grupo que se llama Málaga Propone, muy interesante, que a alguien se le ha ocurrido montar una macrodiscoteca que, en parte, sufrague los gastos de mantenimiento del parque. No sé si estoy de acuerdo, pero se podrían empezar a debatir iniciativas así. O lo mismo que Ikea ha puesto en no sé qué sitio una especie de ludoteca para maridos, podría ceder el Ayuntamiento un trozo del parque a la fábrica sueca de muebles para que diera la opción allí de entretenerse al aire libre".

"También podrían dejarle instalar un restaurante con esos precios de albóndigas que son de risa. Y podrían trasladar ese parquecito infantil que nadie usa muy cercano porque está en medio de la nada. Lo que te digo, que no se trata de realismo al uso, si no de echarle un poco de imaginación y probar fórmulas nuevas porque lo que no va a volver más es el convenio pelotazo, ese que permitía ingresar millones y millones de euros por dejar construir adosados espantosos. Y aquello ocurrió y, por mucho que pasara delante de nuestras narices, ahora tenemos que reconocer que no era realista. Lo malo es que sus consecuencias no se han evaporado como se va una pesadilla y quedan los restos en forma de paro y de esqueletos de casas. Por cierto, la cafetería del colegio de Arquitectos ha echado el cierre. Eso es realismo triste y sucio, como Bukowski, como las medianas de cerca de Ikea, llena de matojos».
https://ww.elmundo.es/elmundo/2011/12/09/andalucia_malaga/1323453293.html