Alfarnatejo - Malaga

Extranjeros «presos» del urbanismo ilegal

La manifestación de residentes extranjeros por la amenaza de derribo de sus viviendas en el municipio almeriense de Albox es la escenificación de una situación que se reproduce en muchos puntos de la comunidad, como en Alfarnatejo (Málaga)

PABLO D. ALMOGUERA. SEVILLA
Actualizado Miércoles , 13-01-10 a las 07 : 38
Las víctimas del urbanismo desaforado e ilegal también tienen acento extranjero. Son muchos los foráneos que, atraídos por el buen clima y las virtudes de la tierra, en los últimos años decidieron adquirir una segunda residencia en la comunidad andaluza. La gran mayoría de ellos acertaron con la decisión, aunque hay otros para lo que esta nueva vida se ha convertido en un infierno legal para tratar de recuperar el dinero o la vivienda que han pagado. Esta situación llevó a centenares de foráneos a manifestarse el lunes en Almería. Uno de los numerosos casos que hay en nuestra región.
Sin agua ni luz
Jack Smith es un súbdito escocés que junto a cerca de 80 residentes extranjeros decidió adquirir una casa en el municipio malagueño de Alfarnatejo y cuya propiedad se encuentra ahora en el limbo judicial mientras día a día sobrellevan esta situación sin agua ni luz.
La abogada de la mayor parte de los afectados, Mireia Aixaila, explicó que éstos adquirieron participaciones en una sociedad que les otorgaba el derecho sobre una parcela en la zona de El Cortijuelo en la que podían residir. Abonaron entre 80.000 y 100.000 euros, que incluían la instalación de una casa prefabricada.
Los problemas empezaron cuando la Junta de Andalucía echó para atrás el proyecto del promotor, que había contado con el beneplácito del alcalde socialista del municipio, al tratar de hacer pasar como camping lo que a todas luces se observa que es un complejo residencial.
El secretario provincial del PP de Málaga, Francisco Salado, criticó recientemente «el cambio de actitud del alcalde», ya que, tras esta oposición, el Ayuntamiento aprobó en un pleno un plan especial para un camping, «como herramienta para seguir adelante con las construcciones ilegales»; para posteriormente, y a pesar de tener abierto un expediente sancionador y requerimientos de la Junta, conceder al constructor la licencia de obras.
La letrada destacó que detrás de este maremágnum urbanístico hay personas que han invertido sus ahorros y que los ven peligrar. «Son gente mayor sin grandes recursos que desde el pasado 21 de agosto están sin luz ni agua».
Turnos establecidos
Smith explicó que utilizan generadores de electricidad para poder sobrellevar las bajas temperaturas que ahora hay en la zona y que a diario establecen turnos para ir a recoger agua de una fuente cercana y después trasladarla en carrillos a los domicilios.
El complejo está cerrado y en las vallas de acceso para los vehículos sobresalen grandes candados para que nadie acceda al mismo. Esto dificulta mucho la movilidad de algunas personas de avanzada edad que necesitan bastones para desplazarse.
«Esto es muy duro», manifestó Smith, quien explicó que «mi familia no lo sabe, y tampoco quiero que lo sepan porque se preocuparían muchísimo».
«Estoy encantado de estar aquí», manifestó mientras miraba los impresionantes riscos que coronan el paisaje, para después señalar con cierta pesadumbre que «nos dijeron que todo era seguro».
«¡Mentiroso!», espetó en perfecto castellano un compatriota cuando se le preguntó por el promotor. Han aprendido bien esa palabra.
Sin rencor
A pesar de todo lo que les está ocurriendo, siguen asegurando que no se arrepienten de haber venido y no guardan rencor. «Los españoles son gente buena, únicamente hemos tenido la mala suerte de topar con la persona inadecuada», explicó una mujer, quien después añadió que no tenía la percepción de que se aprovechan de ellos en materia urbanística.
Anthony, inglés, destacó que «estamos haciendo una piña y nos ayudamos los unos a los otros». Y agregó: «Si hubiésemos tenido alguna duda de que nos podrían estar estafando, no habríamos comprado».
Mireia Aixaila explicó que ha tramitado una querella contra el promotor y exigió que a los afectados les rehabilitasen el servicio de luz y agua.
Además, también lamentó la poca agilidad de la justicia en casos de este tipo y pidió que se tuviesen en cuenta las especiales condiciones de vida de estas personas.
Mientras, éstas seguirán en sus casas esperando que la ruleta de la demolición no se pare sobre sus casas.
Los residentes extranjeros de la localidad almeriense de Albox se encuentran en la misma tesitura y el lunes decidieron manifestarse.
El alcalde del municipio, José García Navarro (PSOE), aseguró ayer que se está en negociaciones con la Junta para tratar de evitar los derribos de estas casas.

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