Colmenar Viejo - Madrid

Esos buenos gestores, tanto de la cosa pública como de la privada, siguen completando la faena.
Antes usaron los dineros de todos en las entidades bancarias para forrarse debidamente por su "eficiencia" con sueldos, bonus, indemnizaciones, pensiones y préstamos por tierra, mar y aire.

Quintaesencia de la meritocracia que se nota a la legua cuando se les ve: gente decidida, mirada firme, paso seguro, indumentaria fina, sobria o colorida, según las circunstancias.

Con malabarismos contables dieron dinero casi sin límite para el hambre de viviendas, bienes de consumo e incluso viajes nunca soñados a una masa insaciable.
El éxito popular estaba garantizado y la indiferencia ante sus desmanes se convirtió en ceguera.

Pero el desmoronamiento del tinglado no constituye un obstáculo nada más que para quienes no están en los círculos adecuados, que son la mayoría.

Saquearon a los bancos y cajas, dejaron un pufo descomunal y de esa manera saquean al Estado (ese que no quieren ni en pintura), pues se han situado convenientemente en sus entretelas.
Es así como siguen inyectando liquidez y solvencia en sus inventos gracias a que pueden ordeñar la vaca hasta dejarla enflaquecida y endeudada por generaciones.

La vaca somos nosotros, que tenemos educación, servicios sanitarios, pensiones, prestaciones por desempleo y subvenciones en exceso. Tanto que el sobrepeso que se está extendiendo entre buena parte de la población hay que aligerarlo como sea para fomentar la salud, las buenas costumbres y los modales. Es que hay mucho vicio y poca moderación.

Quizá los más sorprendidos sean los que adquirieron acciones de esa entidad que estaban salvando “los suyos” y se encuentran, a la vuelta de la esquina, con que se han quedado en pelotas por arte de birlibirloque. Pierden por la desvalorización brutal de sus acciones en la bolsa y porque, con la entrada de esa masa ingente de dinero público en el capital, se "diluye" en la insignificancia su valor. Serán víctimas agradecidas, porque las convicciones son inmutables.

Nada que extrañar que el presidente del Consejo del Poder Judicial, y del Tribunal Supremo, el Rey, el del Banco de España, Camps y Cía, y tantos otros hagan de su capa un sayo y de figurones en este aquelarre.

En estos momentos hay que dar cuentas a la Hacienda Pública y se podrá señalar la X para contribuir a esa organización que anda arrestando al “familiar” y mayordomo de SS por revelar intrigas, corrupciones y manejos, que ha destituído al presidente del Instituto para las Obras de Religión (el Banco Vaticano) por “irregularidades en su gestión”, tales como “no haber desarrollado funciones de primera importancia para su cargo”.
Por si alguien no se orienta en ese lenguaje diáfano hay que saber que dicho banco está siendo investigado judicialmente por “supuesta violación de las normas contra el blanqueo de capitales” y que dicho personaje es también presidente del Santander Consumer Bank, filial del Banco de Santander en Italia. Se probará o no, pero todo encaja.
Ánimo, que hay que engordar a la bestia.

Para terminar hoy, veremos cómo se las apañan para hacer el truco de convertir unos papeles, que son títulos de Deuda Pública que le quieren dar a Bankia, por valor de 19.000 millones de euros (más de tres billones de aquellas inolvidables pesetas) para que los utilicen como avales por dinero fresco que apoquine el BCE a cambio de un interés ridículo (1%) que luego, si quieren, rentabilizarán en adquirir más deuda pública, pero al interés del 5 ó 6% que le pagaremos entre todos.

Este banco, que ya es cuasi público, lo dejarán más adelante en manos de alguien de “la familia” para seguir haciendo de las suyas.

El que no crea en milagros puede acogerse a la magia potagia y, si no, al humilde arte de la trilería.
La prima se va a poner por las nubes y nosotros como patos mareados. Y desplumados.

Bienvenido, bo3.

Snif!