Para Leonor Acabo de leer en el nº28 de "El Mixto" que ha sido galardonada con la destinción de lacianiego del año Leonor. La noticia me ha causado gran alegría, porque, por averiadas que tenga las neuronas, no creo que olvide su imagen en Vespa recorriendo las calles de Villaseca para ir casa por casa poniendo inyeciones o curando heridas. A la mía tuvo que ir en repetidas ocasiones, porque yo era un guaje con querencia a caídas, mataduras y cortes. Las inyecciones a todos nos daban repelús, y yo miraba coñn el corazón algo desbocado el ritual de ella: en la parte pequeña del estuche metálico deonde traía las jeringuillas ponía un poco de alcohol y le prendía fuego; encima ponía la parte más grande del estuche con algo de agua y la jeringuilla; esperaba a que hirviera un momento mientras me preguntaba alguna intranscendencia o charlaba con mi madre y, finalmente, llegaba la hora del picotazo. La cura de heridas era harina de otro costal: destaparla, limpiar con agua oxigenada (hacía algo de cosquillas), ponerle pomada antibiótica o mercomina y antibiótico en polvo, tapar y hasta otra vez. No recuerdo que nunca me hiciera daño, supongo que por la habilidad y cuidado con que movía las manos. En fin, Leonor, enhorabuena y gracias por tus curas.
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