Villamañán - Leon

-¿Y por qué me aseguraron que había muerto?
- No lo sé. Es la distancia de cuatro dedos.
Teresa no entendía lo que quería decirle. El extranjero sonrió.
-Eso es lo que decimos en mi país. Entre lo que sale por la boca y lo que entra por el oído sólo hay cuatro dedos, pero a veces esa distancia parece más grande que el desierto del Sáhara...

Gildo, que así se llamaba el forastero, no era extranjero por su DNI, sin embargo lo parecia. Siempre había sido extranjero. Ahora, que la edad le devolvia al lugar de su niñez, aún lo era mas.
La expresión de Teresa se lo confirmaba. No le comprendía. Seguía siendo, con sus 66 años la misma chiquilla de siempre y él el mismo chiquillo que un dia lejano inicio una vida extraña, rara e incomprensible, extranjera y distante.

Pese a todo Teresa guardaba un amor indeleble por aquel muchacho del que se enamoró en su adolescencia. Quizás lo había idealizado después de aquella brusca despedida.
- Hace casi medio siglo que mantuvo un romance de verano con Gildo.
A comienzos de julio mientras caminaba exhausta bajo un tórrido sol sintió cómo alguien frente a ella mantenía su rumbo directo a tropezarla...

COrin tellado ha muerto
Si te gusta la novela romántica apuntate en tus notas el contesto.
En el foro hay gente que no le ba.

Gildo era un boticario en prácticas muy preocupado por hacer bien su trabajo para conseguir un puesto en la pequeña ciudad en que vivía junto a sus padres, sus hermanos pequeños y Teresa.
-Le gustaban sobre todo las tardes en que al acabar de formular los fármacos prescritos por la doctora. Colgaba su bata en la rebotica y salía aún con sol a la plaza mayor.

La calle estaba llena de vida...

...y de cotillas. Todos querian conocer su historia y pocos se atrevían a preguntar. Era mejor así. El apodo de extranjero aumentaba aún más su fama de raro e inaccesible. Y no era verdad. Reconocia que sus costumbres no casaban bien con la de sus convecinos y tambien que no le interesaba, en absoluto, las habladurías con las que esta gente malgastaban parte de su tiempo. Respetaba y no compartía sus costumbres y por ello jamás sería uno más en el pueblo. Seguiría hasta su muerte siendo, para ellos, un extranjero.

Llegó al Jardín y respiró hondo y libre. Allí se encontraba a salvo. Era la hora de hablar con los negrillos y las rosas. ¡Que felicidad!.

Abrió el periodico, miró enfrente y vió que habían construido de madera un circo romano. No lo entendía. Tambien en esto era extranjero.

sorprendido por lo que sus ojos estaban viendo preguntó a Ramón, a ese que la ironía del pueblo puso de apodo "orejinas": ¿ese circo romano?
Ramón no lo pudo evitar y explotó en una sonora carcajada: "no amigo mio, eso no es un circo romano, es la plaza de toros para las vaquillas de Santiago"
¿las vaquillas de Santiago?....

...el circo romano, era algo ajeno al pueblo y las gentes de ese lugar. No entendía como se habia aprobado un esfuerzo que no conducía a otra cosa que barbarie y en cierta medida sangre, en un pueblo que siempre le pareció versado y algo más culto que sus vecinos.

Miro de nuevo los olmos "o negrilos" como los lugareños llamaban, y se quedo absorto con sus mejores recuerdos de juventud, por esas largas noches de verano en el jardin, donde la intimidad permitía en pareja hacer y experimentar cosas impensables a plena luz en aquellos tiempos.

Sintió nostalgia durante un momento. De pronto oyó que alguien a lo lejos le llamaba. Era Teresa. Se frotó los ojos con las dos manos.
No podía ser. El tiempo no retrocede. Sólo cabía pensar en un sueño, una alucinación,... Esperó, asombrado, a que se acercase. Estaba bellísima con su vestido amarillo con ribetes verdes. Se fundieron en un abrazo.
- ¿Vamos a las vaquillas?
- ¡No,no!respondió ella. Me dan mucho miedo. De pequeña haciendo el tonto en unas fiestas me pegó una un revolcón que me costó pasar el resto de las fiestas en cama.
- Bueno, no te preocupes, no te obligaré a saltar al ruedo si no quieres. Podrás mirar cómo las esquivo yo. Aunque también podemos ir a bailar con todos los del pueblo a la verbena. O, sentados tranquilamente, rememorar con los amigos historias pasadas, planear el futuro... Hace una tarde preciosa
- Está bien, Gildo. Dedicaremos un rato a cada sugerencia. Si lo importante es estar a tu lado. Eres la persona más agradable que he conocido. A tu lado la vida se me ha hecho muy fácil.

y acto seguido tras escuchar esas palabras, Gildo apagó de una patada una de las farolas del jardín y apuñaló con su puñal de carne el sexo de Teresa....

Gildo estaba agotado de la fiesta de Santiago y al despertar el domingo tenía un humor de perros. Había tenido una pesadilla que no le apetecía recordar. Se aseó y salió a tomar café al Dacha. Allí estaba su amigo Wilder leyendo el periódico. Impecablemente vestido, bronceado a estas alturas del verano y esbelto por el hábito deportivo que mantenía desde que era niño.
Se saludaron afablemente y compartieron mesa. Algo había ocurrido la noche anterior en el Jardín que a Gildo le preocupaba.

No nos dejes a medias, continúa, espero ansiosa el siguiente capítulo.

Gracias por compartir con nosotros tus estupendos relatos.

Totalmente deacuerdo estoy enganchada.
continua porfavor

estamos expectantes

continua, por favor

Mientras degustaban un exquisito café con tostadas y pese a que Gildo miraba afablemente a Wilder. Éste noto un resquicio de tirantes en su gesto, quizás un leve rechazo al contacto visual franco. Le preguntó si le pasaba algo. Y como una torre de montables, Gildo se vino abajo. Apoyó su cara entre las manos y le encaró. Su rostro reflejó miedo.
- Wilder, anoche mientras recogíamos las vaquillas vi un movimiento extraño a lo lejos entre la arboleda del Jardín que conduce a la Fuente. Pensé que serían jóvenes paseando y resté importancia al hecho. Pero cuando cerré la puerta del chiquero. Listo ya para ir hacia casa. Me extrañó el mismo movimiento continuo en el mismo lugar.
- ¿Perros quizá o vagabundos?
- ¡NO! Escúchame atentamente: no consumo drogas, ni alcohol. Tú lo sabes. Hago deporte, no creo en nada paranormal.
- Sí, sí, lo sé. Nos hemos criado juntos.
- Bueno pues he visto cómo una criatura con cuerpo de hombre, de una extraordinaria fortaleza y cabeza de toro se terminaba de comer la última alpaca de hierba que dejamos de las vaquilla y se marchaba bufando levemente a saciar su sed a la fuente. Después emprendió un ligero trote que aumentó progresivamente y se perdió camino de Villacé.
- ¿Un Minotauro? Gildo, no puede ser. Algo te ha nublado el sentido.
- Lo sé, tiene que ser algo así. No paro de pensar en ello.

Wilder se habia educado en los mejores colegios de Inglaterra. Su familia estaba sobrada de bienes, y su educación habia sido la mejor y mas exquisita de la época. Era creyente pero en la vida práctica era racional y sus crencias de poco servían.
Wilder sabia que Gildo sin embargo, procedía de una familia española humilde; su educación habia sido la justa de cualquier familia media. Quería recordar además que en su familia, no estaban el tipico abogado, médico o cura, como representaciones profesionales de familias españolas mas poderosas, que no querían perder relación y como forma de estar en todos los tinglados socio-políticos-religiosos de un país rural como la españa de los años 60 de l siglo XX.

Gildo era más creyente quizás, per totalmente racional razonó tambien Wilder, y lo del hombre con cabeza de toro ingiriendo la cena de paja de las alpacas de las vaquilals, solo podia ser imaginaciones de un buen chico. Despues de decirle que solo eran imaginacines y Gildo idncirle lo contrario, decidio dejarle mascullando sobre el hombretoro, y se fue paseando a jardin para relajarse leer el Diario y pensar en cosas más importantes que las imaginaciones de un dia después de un chico de familia media, en su mejor situación socio-económica de todo lo que llevaba de vida.
Al llegar al Jardín, entró en el paseo por el lateral de la ccarrtera Villace y a la altura del estanque escucho ruido y voces que parecían humanas; se acercó para ver, y fue entonces cuando descubrió y descifró los comentarios sobre el hombre-toro de su amigo Gildo. Vió al lado del estanque..........

...a Ezequiel. . La imaginación había visto lo que no era.Todo era sencillo. Habia cambiado de morada y esa paja le servia de colchón.
Se llevaba bien con él. Era otro extranjero en su pueblo.
- ¿Que haces Wilder?. Ayer no te ví.
- ¡Menudo susto le has dado a Gildo!.
- Lo necesitaba para el "chalet". Me he decidio y en verano vengo a vivir cerca del jardín. Es mas fresco y encima tengo agua suficiente para todo.

- Pues nada. Que huela Vd. bien.Hasta luego.

Se alejó y sintió por él una mezcla de emoción y pena.La vida podía ser interesante viviendo como se viviera. Solo era necesario elegir.

No se quien eres pero este "pequeño" relato mola, sigue haber si de alguna manera se consigue dejar de decir tanta bobada y tanto "chisme" del vecino(a). Un saludo "desconocido(a)"

es interesantisimo

sigue, por favor

Ezequiel decidió separarse de la mundana ciudad en cuanto cumplió la mayoría de edad. Desde la infancia, había dicho que su objetivo era vivir en unn gran ciudad, ser rico y habitar en una una mansión de lujo con cohes y todo un personal a su servicio. Además la España de la posguerra que le toco vivir no le gustaba y siempre quiso marcharse fuera si tencontraba alguna posibilidad.
Por lo que sabia Wilder, lo habia cumplido; hace unos 10 años había oído que Ezequiel vivía en Paris en un atico cercano a la plaza de la Concordia detras del Palacio del Eliseo. parece que su afición al ciclismo y sus trabajos como representante de ciclistas, le habian permitido amasar un cierta fortuna y ahora ya vivia de las rentas y de un pequeño sueldo como pensionista.
Porque venía ahora la pueblo, para habitar en un entorno urbano minúsculo como el de Villamañan e incluso en un espacio físico de vivienda tan alejado de su situación en Paris.
Se quedo pensando que podria haber ocurrido, y pensó no voy a darlo mas vueltas, tendré que hablar con él y ver que ha pasado.
Con esos pensamientos se para su casa, tenia que resolver algunas cuestiones desde el despacho de sus conexiones en Londres. Llego a casa, se conectó y miró su correo, y entro en su espacio perosnal de su servidor para gestionar asuntos varios. DNada mas entrar vio que algo habia pasado, le llamo la atención el mal funcionamiento de ..........

.....del correo. Otra vez se la habían liado el Ezequiel y Gildo. De todos modos no entendia para que quería mirar el correo en Villa. Pensaba que si quería volver a su niñez debía olvidarse de las comunicaciones actuales y volver a sentarse en la puerta de la casa de sus antepasados a charlar con sus vecinos con una cazuela de sopas y la cuchara de madera. Eso era el pasado. Mezclar los recuerdos con la velocidad de la informacion era engañarse.

¿Que cuadro representaban los tres amigos en el pueblo despues de cincuenta años? Era duro olvidarse de toneladas de recuerdos, de carreras ricas y dispersas y todo por la ilusión de volver al ayer.

Locos o cuerdos, no tenía mucha logica la vida de elefantes que habían emprendido. Bueno si , era de locos. Divorciados, con familia, y viviendo solos. ¿Que buscaban...

cada vez mejor

Los tres amigos, habían tenido una experiencia inolvidable de adolescentes en el Jardín en la zona llamada del Bosquecín y eso podría ser el fundamento de su vuelta al pueblo como adultos estos años últimos. Allá por el año 1958 en la época estival y cuando apenas tendrían 10 cumpleaños, después de jugar al futbol en el jardín a última hora de la tarde, se pusieron como muchas noches a jugar a las cadenas (policías y ladrones en las versiones actuales). Ellos solían jugar en el mismo equipo, y cuando estaban escondidos tramando como liberar a sus compañeros, una voz casi humana notaron les susurraba muy cerca del antiguo estanque existente en el alto del bosquecín. Ellos no contestaban ni hacían ruido alguno, pero después de un rato de susurros continuados pidiendo ayuda, decidieron contestar y preguntar quién era y qué quería, así como ir a ver la cara del que susurraba. Les contestó el que susurraba diciendo que no podrían ver su cara, porque nadie humano estaba allí; más tarde y cuando lo comentaron en el pueblo, los mas antiguos les dijeron eran los llamados cantos estivales bosquecineros, que desde muy antiguo y cada 50 años, parece ser aparecían en el Bosquecín en la época estival. Cantos cuyo objetivo no era otra para quien los escuchaba que conseguir ampliar su imaginación y conocimiento de la vida.
Aunque ahora esos tres amigos de la infancia tenían separadas sus vidas por el tiempo trasncurrido, es posible que el hilo común de los cantos estivales que aparecían cada 50 años les hubiera hecho volver para refrescar su propia imaginación, caducada y muy marginada en todos ellos por los años como no puede ser menos, y su común situación de separados y sin pareja estable en estos años.
Wilder pensó que esta noche (4 de agosto de 2009 y exactamente 50 años más tarde de cuando escuharon los cantos estivales bosquecineros cuando estaban escondidos jugando a las cadenas), tenián que volver al lugar que aunque cambiado, se identificaba claramente de donde salieron los susurros por la caseta que coronaba el estanque.
Pensando en ello, se fue a hablar con Gildo y expliparle asunto, para más tarde ir ambos a decirle a Exequiel lo que pensaban hacer esa noche.

NO PARES POR FAVOR, CONTINUA CON ESTA APASIONANTE HISTORIA. ESTA ALCANZANDO CADA VEZ UNA MAYOR E INTERESANTE INTRIGA. GRACIAS POR COMPARTIR CON NOSOTROS TUS RELATOS( PERSONALMENTE ESTOY ENGANCHADA)

Wlder miró su reloj, era media tarde, y antes de nada, tenia que conectar con Londres. A las 17 horas se cerraba el mercado Londínense y tenía que dejar instrucciones precisas de las operaciones que habría que hacer en la tarde en Nueva York. Habia oído en las noticias de medio día que se esperaba una apertura bajista y habría que cerrar posiciones.

No dejaba de pensar mientras se acercaba a su casa para conectarse por Internet, de la situación que podría presentarse esta noche si los tres amigos acudían 50 años después al mismo lugar. Inmerso en su pensamiento se encontró con Victoria, una amiga de la infancia con la que había pasado muy buenos ratos. Victoria tenia algunos años menos que Wilder, hacia mucho que no se veían, pero se conocieron al cruzarse y se saludaron.
Victo?
Wilder?
Hola que tal mascullo Victoria; por la forma que me has llamado te he reconocido, si no creo sería imposible; has cambiado mucho después de tantos años; y cómo te va?.
Wilder: Bueno no me quejo porque da igual. Todos hemos cambiado, pero tu victo estas pero que muy bien, eres apenas un poco más joven que yoy y te veo fenomenal, esos kilos de más que todos pillamos con el tiempo, hasta te sientan bien. Cuanto me alegro de verte. Y ta ti como te va?
Victoria: Bueno, yo si que me quejo; me quejo y me arrepiento cada día por no haberte hecho caso cuando me pediste hace casi 40 años que me fuera contigo del pueblo. He pasado mi vida aquí sin pena ni gloria y me arrepiento de ello. Por lo demás pues bien, aquí en el pueblo nadie vive mal, al menos aparentemente, aunque lógicamente la procesión va por dentro. No tenemos otra cosa que viejos y si a eso añadimos que los que estáis fuera venis tamben, esto va a ser un cementerio de aqui a nada. Pero que le vamos a hacer, es la realidad de la vida y desde el pueblo agradecemos que volváis por aquí aunque ya sea de viejos, y en tu caso pues muchísimo mas.
Wilder. Tengo que dejarte Victo, pero podemos tomar un café cualquier otro día y charlar de nuestras vidas. Estoy en la casa de mis padres, así que puedes pasar por alli y tocar la puerta y tomamos un café o incluso nos damos un garbeo por León si puedes y no tienes otros compromisos claro.
Victoria. Por supuesto Wilder, tengo que contarte muchas cosas que en estos más de 30 años han pasado por aquí conmigo y algua perosna mas que tu conoces bien. Tu vida casi la conocemos todos, ya sabes que en el pueblo el cotilleo y las cosas de los que están fuera se hablan y repiten sin ningún reparo, y no siempre para mal, sino como una forma de pasar el rato.
Vale dijo Wilder; repitiéndole cuanto me alegro de haberte visto y recordándole que no se olvidara de pasar por su casa una tarde de estas para dar un paseo por la capital.
Wilder se fue paseando hacia su casa y por un momento, los recuerdo de su juventud brotaron con fuerza en su mente gracias al recuerdo de Victo. Que años aqullos pensó.

Antes de marchar de fiesta Gildo cerró cuidadosamente el armario ropero y colocó la llave encima de éste. Estrenaba un magnífico traje gris marengo que le había confeccionado Martina. La camisa impecablemente planchada lucía un blanco inmaculado. Se dirigió a la plaza y como no encontró en ella a ninguno de sus habituales. Se tomó un café en El Norte mientras esperaba.
Los niños correteaban subiéndose sin parar a las verjas de la <iglesia. Cruzaban al otro lado con facilidad, saltaban a los bancos y de allí se guardaban tras los olivos esperando no ser descubiertos por el que se quedaba con la maya. Las mozas lucían sus mejores galas y paseaban mientras se contaban confidencias y se sobresaltaban cada vez que una cuadrilla de muchachos enfrentaba alguna de las seis entradas que tenía La Plaza.
En esta hermosa Villa la juventud ha tenido siempre una presencia inmejorable pensaba mientras tomaba su sólo y añoraba los tiempos en que comenzó a sentir interés por María. Este sentimiento le ocupaba todo el día la cabeza, sintiéndose el hombre más feliz del mundo. Después vino Wilder al pueblo y ella se enamoró perdidamente de él. La odió y se sintió el hombre más desgraciado del mundo. Su abuela fue el mejor apoyo en aquellos momentos. Le enseñó cómo tenía que conducir los sentimientos para que no le dominaran.
- Comprendo tu dolor, tesoro, deseo que nunca más vuelvas a sentirlo. Se te pasará pronto. Pero tienes que luchar. Debes quedar con los amigos y divertirte. Si te duele verles juntos, no te acerques. Habla con las otras chicas, baila con ellas, juega partidos con los chicos que te hagan sudar. Cuando te apetezca llorar, hazlo, y si algún rato necesitas soledad, búscala. Si necesitas hablar busca alguien que sepas que te quiere y el dolor se irá apaciguando por momentos.

como sigue la trama.......

estamos impacientes por un nuevo capítulo

Wilder continuo su camino a casa despues del encuentro con Victoria (Victo para lo amigos). Iba recordando aquellos tiempos de juventud en Villamañan, con Ezeqquiel, Gildo y muchos otros y otras qeu como Victoria le traian muy buenos recuerdos. Penso de nuevo en el encuentro en la parte alta del bosquecin con los cantos estivales bosquecineros que decian los más viejos siempre habian existido, y que se repetian cada 50 años segun los más antiguos.
Entró en su casa, la que heredo de sus padres y despachó sus asuntos financieros con Londres; era momento de cerrar posiciones y asi se lo comunicó a los brokers con que operaba en Nueva York; todos los indicadores adelantados que se utilizan por los analistas, eran determinantes y plenamente calrficadores, y asi lo hizo. Pensó por otro lado que estos dias de verano que pensaba pasar en Villamañan, no era momento de estar pendiente de sus posiciones financieras, por lo que lo mejor era estar corto.
Habia quedado con ezquiel poara tomar una cerveza en la tarde noche y eran ya las 19 horas. Se metio en la ducha y recordo la dulzura que presentaba en aquellos dias de juventud Victoria. Tambiens e dió cuenta como los años cambian nuestro físico y hasta nuestra forma de pensar. Victoria habia sido siempre como el muy rebelde, y solo su familia y la quietud del pueblo le hicieron permanecer en el mismo, y aunque ahora se arrepintiera cuando precisamente no tenia remedio, parecia mucho mas tranquila en su pensamiento que el que tenia en aquelolos años de juventud.
Salio de la ducha, se vistió rápidamente y se dirigio hacia el bar de la plaza que ahora se llamaba El Dacha, donde habia quedado con sus amigos, para plantear en la noche antes de las 24 horas, visita al jardin 50 años después, tal como les pidió la voz que les susuro hacia medio siglo exactamente.
Entró en el dacha, miro a un lado y otro y vio no habia llegado Gildo ni Ezequiel, ni por allí habia nadie conocido, así que pidió una cerveza al tiempo oyó que desde la otra parte del bar, que alguien de su edad mas o menos le llamaba con su apodo de años atras; le decia !eh¡ !Tirillas¡; dirigió su mirada y vio que era, Ivan, "de apodo el Piedra o el terrible. Hombre le contesto acercandose Wilder, ¿tu eres El Piedra, ¿que tal te va Ivan? ...........

Al entrar en

mi enhorabuena

sigue, por favor

Al entrar en el Casino, sintió una oleada de nostalgia que le reconfortó y le transportó a sus 20 años. Su juventud no había estado exenta de dificultades económicas y dificultades. Marchó del pueblo en busca de un futuro próspero. Ahora se daba cuenta de que en su madurez lo había conseguido. Aunque tuvo enemigos y un amor ingrato en Villamañán, no guardaba mal recuerdo del lugar y las gentes que le vieron crecer.
Arsenio era un niño cuando marchó del pueblo. Ahora era un hombre y un empresario estupendo. Recordaba a Mito, su padre y se le antojó que algo de los que mueren pervive siempre en sus descendientes. Se acercó a la barra y la afabilidad de Arse le trasmitió una sensación placentera. Se lo agradeció y le pidió uno de esos estupendos cafés con leche y sobaos. Se sentó en una banqueta y del otro lado vio sentada a María.
- ¡Santo cielo! Esta mujer tiene echo un pacto con el diablo. Apuradó se miró en el espejo tras el mostrador y se acicaló el pelo antes de pedirle a Arse que invitara a la señorita.
- María, Gildo te ha invitado al desayuno.
- María se giró para mostrarse agradecida y tras dos segundos asoció el rostro que miraba con el recuerdo. Gracias Gildo, dijo. Se acercó a él para saludarle con un abrazo y mientras lo hacía sintió que era un desconocido. A los 17años había le había consolado cuando Tere le rompiera el corazón, tras enamorarse de Wilder. Ninguno de los dos quiso dañarle, pero tuvieron que ser sinceros con sus sentimientos y Gildo salió perdiendo. María tratando de consolarle se enamoró de él. Pero nunca fue correspondida, aunque Gildo le decía que la quería, ella sabía que no era la clase de amor que ella buscaba. Cuando la situación se hizo insostenible, Gildo no quería dañar a María, buscó un lugar al que emigrar.
María lloró y suplicó hasta perder la dignidad. Gildo se fue no sin antes hablarle durante toda una noche de lo importante que era, de hacerla ver todas sus cualidades y de pedirle perdón por no poder corresponderla.

nos tienes abandonados

SIGUE........nos gusta,

María y Gildo no se preguntaron por sus vidas. No era necesario, lo sabían todo el uno del otro a través de amigos comunes.
Era el día la víspera de Nuestra Señora de la Zarza, no tenían nada que hacer y se fueron a dar un paseo por el pueblo. Llegaron a la plaza y saludaron a Paula que atendía gentilmente a los primeros clientes de prensa. Les miró con un mohín de curiosidad y les saludó con una broma. Le correspondieron con una sonrisa sincera y continuaron su camino. Al pasar por la administración de lotería se les antojó que el número en los que ambos se habían fijado sería el gordo del sábado y lo compraron.

Subieron hacia el jardín. Al pasar por el convento observaron que la puerta se encontraba entreabierta y se acercaron. Empujaron la puerta, que se abrió sin trabas, y entraron. Una inmensa paz reinaba en la iglesia. La belleza artística de las imágenes, el suelo de madera impoluto, la tenue luz de las lamparillas, las voces de las monjas que rezaban monótonamente contribuían a crear un ambiente sobrenatural. Al fondo, el refectorio, una monja en un ataúd. Velaban a la hermana muerta. María y Gildo guardaron silencio, aunque María dio un respingo al ver el cadáver y se encaminó a la salida. Gildo se demoró un buen rato. María no sabía qué hacer, finalmente decidió acercarse al Jardín y sentarse a esperar que su amigo saliera.

Como tardaba demasiado y la mañana estaba fresca, María comenzó a impacientarse. Por no estar parada, se acercó otra vez a la puerta del Convento, y asomó para espabilar la salida de Gildo. No le vió. ¡Vaya!Tendré que entrar, con el repelús que me da el cadáver... Giró rápido a la izquierda previendo que estaría en el ala que no se ve.

Se acercó a la nave lateral izquierda con paso ligero, rozando livianamente el suelo. Allí tampoco estaba. Husmeó en el confesonario, tampoco. Las monjas seguían con sus rezos. La puerta de la sacristía estaba entreabierta, aunque desde fuera no se oía nada. Se acercó a ella, un poco turbada por lo inoportuna de su presencia allí, y empujó la puerta. Al mismo tiempo que Gildo la abría para salir, le encontró tan inesperadamente que tuvo que ahogar un grito. A Gildo, su expresión le resultó graciosa. La agarró de la mano y la condujo a la salida. María le acompañó sin rechistar, mientras se daba tiempo para recuperarse del susto.
Al llegar a la calle le soltó bruscamente la mano y le reprochó su demora. ¿Qué hacías en la sacristía? ¡¿¡No tienes ningún respeto?!

Me niego a pensar que termine asi la novela.Porque haces esto?? creo que tienes unos lectores que seguíamos estas historia...quizás porque identificábamos a sus personajes?? nos has hecho artífices , por favor sigue con la trama

totalmente de acuerdo siguenos deleitando con tu historia

-¿Te acuerdas de mi época de monaguillo?
-Si .Parecías una niña con aquellos faldones de color blancos y rojos.
-Ahí tienes una razón para entrar en esa sacristía como si fuera mi casa; pues no otra cosa fue para mí este lugar. Para completar de rebobinar la película de mi niñez era imprescindible entrar en ese lugar y tocar la ropa y el metal de los copones. Ello me ha obligado a recordar a Don Genaro y a las monjas jovencitas que hoy ya son ancianas.

Abrió un puño y apareció un papel arrugado. Lo extendió y comenzó a leer: “Queridísima Hermana…….

María no daba crédito a lo que oía. Era una carta de amor dirigida por un muchacho de 12 años a una monja.

…..llevo meses que mirando sus ojos azules y el pelo rubio que se escapa de su cofia convierto la misa, con sus latines y olor a incienso, en el paraíso. Sueño con Vd. todos los días y no se si esto será pecado o un aviso de que soy un monstruo. Como es fácil imaginar no puedo contarlo a nadie; pues me tomarían por un loco, y si se entera Don Genaro no me dejaría ayudarle en misa y perdería para siempre la ilusión de mi vida. Necesito su ayuda. Su más ferviente servidor. Gíldo”.

Guardo el papel en un bolsillo y comenzó a caminar cabizbajo. De sus ojos caían pequeñas lágrimas que delataban emoción. María no le dijo nada. Era mejor dejarle que el solo masticara los recuerdos y que poco a poco los volviera en encerrar en la caja de la inconsciencia.

Gracias!!! Pero por favor, no tardes de nuevo para continuar con el relato, se que no todos los dias tiene uno las ganas de escribir o la inspiracion necesaria... pero tengo la sensacion que no te resulta complicado hacerlo, hazlo con menos intervalo de tiempo, los que te seguimos te lo agradeceremos.

venga ,no nos tengas tantos dias solos

Cruzaron la carretera y caminaron en silencio en dirección a San Claudio.

¡Cuantas veces habían hecho ese camino en busca del Té!

Gildo pensaba que parecía mentira que una simple chiquillada, un amor platónico de niñez, hubiera sido tan importante en su vida. Nunca había olvidado el día que entró en la huerta de las monjas y pudo entregar la carta a Sor Teofila: La leyó, se puso colorada y simplemente le dijo que tenía que confesar a Don Genaro el gran pecado que había cometido: Era pecado mortal compartir con una hija de Dios su ideal.

Nunca entendió como era posible que un sentimiento tan verdadero pudiera ser pecado y mucho menos después de recibir en el confesionario la reprimenda de Don Genero. No fue capaz de terminar la confesión. Se fue corriendo y llorando.

Fue la primera contradicción, su primer amor, su última confesión. Nunca más ha confesado sus pecados a un ministro de Dios.

También pensaba que el olvido no existe. Pueden pasar cincuenta años y, de repente y sin saber porqué, nos vemos nuevamente reviviendo nuestra niñez. Quizá sea verdad lo que nos cuentan los psicólogos: Nuestra verdadera personalidad se forma con las vivencias de los primeros años de nuestra vida, todo lo demás es una pintura plástica, que nos untamos por obligación para poder vivir en sociedad.

Miró a María y se dio cuenta que cantaba una canción. Le sonaba. La había oído mil veces en las vendimias. También ella iba pensando en su niñez.

hace casi un año que nos tienes abandonados