Villalquite - Leon

Buena receta este artículo de Fernando Onega para los difamadores sin escrúpulos y predicadores de calamidades:

de 2006




A propósito de Henri
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DESDE LA CORTE
FERNANDO ONEGA

TODOS contentos. El Tribunal Supremo encontró la fórmula de mantener al sanguinario Henri Parot en prisión hasta el año 2.020, y fue un sedante social en medio de la alarma creada en este país. Daba gusto escuchar ayer los plácemes a la Justicia de Ángel Acebes que, sin embargo, aprovechaba la ocasión para arremeter contra el gobierno y el Fiscal General del Estado, como si ambos hubieran querido poner en libertad a este cruel asesino. Los recursos que Parot había planteado para que todas sus condenas fueran acumuladas en una, más el apoyo del señor Conde-Pumpido, fueron presentados por el PP como un pago anticipado de la lejana y confusa tregua de ETA. En este momento de la vida nacional, todo vale. Incluso esa patraña política que llenó de turbación a tantos ciudadanos. Ahora que habló el Supremo, es preciso recordar las tesis que hemos mantenido a lo largo de este episodio. Tesis primera: la iniciativa de la Audiencia Nacional de dos condenas de 30 años era extraña, contraria a la doctrina del Alto Tribunal, y dudosamente constitucional. Tesis segunda: el Fiscal del Estado, al oponerse a esa iniciativa, no actuaba por mandato del gobierno, sino con la jurisprudencia del Supremo como su única inspiración. Tesis tercera: se ha engañado a este país, y de forma innoble, presentando esas dos posiciones como una cesión del gobierno ante ETA y diciendo que la Audiencia represen taba el rigor, y Conde-Pumpido el apaño político. Y tesis cuarta: era escandaloso que un criminal de estas características saliese de la cárcel después de haber cumplido menos de veinte años. Pero el Estado tenía que tener recursos para mantenerlo entre rejas durante 30, sin violentar las leyes.

La noticia feliz es que hubo esos recursos: las redenciones de penas, que se aplican incluso a delincuentes tan sanguinarios, no se van a descontar del periodo de 30 años, sino de cada una de las 26 causas por las que Henri Parot ha sido juzgado (entre paréntesis: han sido 26, y no 82, como se ha estado diciendo durante semanas). Es de esperar que el mismo criterio se aplique a los demás terroristas -«la avalancha», dijimos hace días- que están en la lista de salida para los próximos dos años. Ése es el sentido común y el sometimiento a las leyes. El Estado no está tan inerme.

Al celebrar este acontecimiento, me urge hacer una llamada a medios de comunicación y portavoces políticos: ¿se dan cuenta ahora del daño que han hecho a este país? ¿Cuál ha sido su sentido de la honradez al presentar al Fiscal General y a toda la Justicia como muñecos que se manejan desde el poder político? ¿Nadie nos va a pedir disculpas por ese descaro indecente, por ese partidismo, por esa inmensa manipulación?