Villalmonte - Leon

Elogio de la patria grande
20:28 | 04 de diciembre, 2009
por Amando de Miguel

Patria es literalmente la tierra de los padres, los antepasados. La patria chica es la local o regional y la grande es la nacional. La definición se resuelve según una constancia estadística.

Durante siglos, los españoles de todas las regiones han tenido más relaciones entre ellos que las que hayan podido establecerse entre cada uno de las regiones y otros países extranjeros. Por eso forman todas ellas una nación, la española, y ninguna de las regiones que la componen ha llegado a esa categoría. Esa constancia no la puede cambiar ningún gobierno ni ninguna Constitución.

Se impone con naturalidad una idea de patriotismo en todos los españoles, que no necesita adjetivos, ni siquiera el de constitucional. Las constituciones pasan y las naciones quedan. José Luis Gutiérrez, (leonés) en un sustancioso libro de entrevistas, Gente rara (Ediciones Sial/Leer) pregunta a Juan Luis Cebrián por sus patriotismo. Contesta el magnate de la prensa: “Yo, patriotismo, ni constitucional”. Es un modo de borrar de su biografía a sus padres y al colegio donde se educó. Es un trauma psicoanalítico.

Desgraciadamente, todo lo referente al patriotismo y a la identificación con la nación española y sus símbolos se presenta ahora como una excrecencia de la extrema derecha. Nada de eso. Precisamente, tanto Sabino Arana (nazi del PNV fundador) como Adolfo Hitler impusieron como bandera nacional la de su respectivo partido. La bandera nacional debe ser de todos y ondear en los barcos pesqueros o en las escuelas públicas.

Los compatriotas no son sólo los actuales habitantes de una nación sino los que han vivido antes que ellos. Por eso los símbolos nacionales duran más de una generación y no entienden de ideologías. No sirve que una casta política declare que una parte de la patria grande pase a constituir una nación. Esa decisión sólo la puede tomar la Historia.

Sin Cataluña, el País Vasco o Galicia no hay España. También son españoles los que no quieren serlo.

El sentimiento nacional es compatible con la pertenencia a la patria chica y con el orgullo de formar parte del género humano. Quizá algún día haya también un patriotismo europeo, pero entonces el fresco de Europa será más bien un mosaico. La patria es unidad, pero no tiene por qué ser homogeneidad.

Es inútil aparentar que una nación o una patria se definen a partir de un referéndum. Esa institución sólo sirve para hacer leyes, por muy básicas que sean. El simulacro de un referéndum es un insulto a las instituciones democráticas. Es un típico insulto de los sistemas totalitarios, aunque se disfracen de progresistas.

Amando de Miguel es sociólogo. Lo publicó en el nuevo diario LA GACETA.

TE GUSTARÁ A TÍ Y A MUCHOS, SIN DUDA.