Valduvieco - Leon

Recuerdos de infancia, 19. mayo 2012
El chozo

Recuerdo cuando llevábamos la cena al “chozo”. El “chozo” era una caseta de adobes y techo de urces, de pequeñas dimensiones, con una puerta y una ventanina y dentro como mobiliario un jergón, una mesa pequeña y dos taburetes.
Estaba en el monte, muy en el monte, entre Fuente Miranda y Membrillar. Se iba por el camino de Cerezales un buen trozo. Luego se adentraba más en el monte. Era la majada. Allí dormía la vacada y el vaquero. ( La vacada estaba constituda por las novillas que aún no se “uncían”. Las de trabajo iban a la vecera a pacer al valle cuidadas por los vecinos por “reola”).
Cada oscurecer un vecino dueño de alguna novilla llevaba la cena al vaquero al chozo. Yo fui de niño alguna vez con mi padre. Lo recuerdo como algo…. ¡bueno!, ni la mejor película, ni el mejor reportaje de la selva más selva. Te adentrabas en el monte, ya casi de noche, las sombras se alargaban hasta el infinito, al poco rato, noche ya del todo, oías el sonido del aclaraban, el engaña pastores, el graznido muy raro que hace el zorro, te imaginabas la manada de lobos acechándote entre las matgas de roble… Llegabas al chozo e iban llegando las novillas, después de pastar todo el día en el monte y beber agua en Vallinacarbonero. El último el vaquero y el perro. Le hacíamos compañía mienteras cenaba. Nos contaba sus peripecias del día y nosotros las noticias del pueblo. Luego le dejábamos ma merienda para el día siguiente y nos despedíamos. Luego el regreso, ya con noche estrellada o luna llena. Se iba de abril a octubre. Y allí quedaba el pastor en su chozo, en su majada, con su soledad y su grandeza. Gracias a todos los que hicieron posible aquella vida y aquel pueblo.
Cuando recuerdo estas cosas me viene a la memoria el poema de Gabriel y Galán:
“He dormido esta noche en el monte
con el niño que cuida mis vacas”…. Precioso.
Escribiría páginas pero por brevedad…
Saludos a todos los mondillos.
A.A.F