Valderas - Leon

Buenas noches señoras y señores. Les saluda Malpique Avellaneda. Nos encontramos en el salón de Plenos del Excelentísimo Ayuntamiento de la fascinante y hermosa villa leonesa de Valderas para retransmitirles en directo este apasionante acontecimiento que ya ha sido catalogado por los expertos como el gran combate del siglo. En primer lugar, queremos enviar un cordial y fraternal saludo a nuestros compañeros de Televisa y de todas las televisiones iberoamericanas y del sur de los Estados Unidos que en estos momentos conectan con nosotros al efecto de poner al alcance de los televidentes de habla hispana todos los detalles de una lucha titánica, pactada a tres asaltos, que está a punto de comenzar. La expectación es enorme. La sala se encuentra a rebosar de un público entusiasta, sediento de sangre y entretenimiento, a pesar del alto coste de la entrada. Ya entran los púgiles. El griterío es ensordecedor. A la izquierda, con 56 kilos de nervio puro y bellísima con un despampanante calzón rojo brillante con filigranas en espiral y tirabuzones de Carolina Herrera, versión premamá, tenemos a la aspirante al titulo, la Fiiiiiiiiiiiiiiiiera del Espooooooooooolón. A la derecha, defendiendo el título, 95 kilos en báscula y algo gordito, con calzón en tonos bleus con listones atomatados y chorreras en oro de Armani, el campeón Roooooooooooooocky Rubio, el tiiiiigre de la Uniiiiiiiiiión. Ambos saludan, manos en alto, a sus partidarios y éstos les aplauden. Parece claro que la mayor parte del público está con la aspirante, a pesar de que muchos de ellos fueron, en otro tiempo, entusiastas seguidores del campeón y hasta le pusieron de alcalde sacándole de una chistera.

El árbitro les llama al centro del cuadrilátero y les indica que eviten los cabezazos y el juego sucio a la vez que les desea suerte a los dos. Los contendientes se miran fijamente a los ojos. ¡Gong! Comienza el combate y el público estalla de gozo. Los primeros compases son de tanteo pero poco a poco se ve la táctica de cada uno. La Fiera del Espolón se adueña del centro del ring mientras que el Tigre, con su magnifico juego de piernas, guarda la distancia y no para de bailar alrededor para intentar marearla. “Báilala, báilala”, le indica su entrenadora personal desde la casa exbolardada mientras su restaurador personal le va preparando una buena ración de langostinos a la plancha para que reponga fuerzas en el descanso. “¿Dónde está la pasta?”- le pregunta la aspirante mientras le suelta a la mandíbula un descomunal directo de izquierda. “¿Qué pasta?” – responde el campeón esquivando el golpe con su exquisita cintura. “Estoy harta de tus facturas”- ataca de nuevo con un gancho de punto de cruz, la aspirante. ¿Facturas? ¿Qué facturas? - responde el campeón baila que te baila. “¡Acorrálale en un rincón, acorrálale!”- le gritan a la Fiera de mi niña desde su rincón. Ella le persigue como una loba por todo el cuadrilátero pero el campeón parece una mariposa saltarina y voladora que esquiva todos sus desaforados golpes con su cara intacta. ¡Gong! Suena la campana y termina el primer asalto. El campeón se sienta y comienza a comerse los langostinos de su amigo, el restaurador, mientras le dice que le pase la factura a la aspirante que la recibe resabiada y se la come sin sal. “Sigue así, sigue así, hasta que le agotes y sus amigos tengan que llamar a la Guardia Civil. Los que de verdad quieren que haya escándalo son ellos para tener una buena disculpa y dejar de sufrir y de asistir a los plenos. ¿No ves la jugada? Quieren quedar como victimas. Con tu derecha pide calma y respeto al público pero saca tu izquierda de los 36000 euros en ágapes y túmbale"- le dicen a la enfurecida aspirante.

Comienza el segundo asalto. Todo sigue igual. Ella al ataque y él a bailar y a esconder la cabeza debajo del ala. “Baila, baila como una peonza y esconde bien la cabeza” – le insisten desde el rincón. El público disfruta de lo lindo. Nunca se ha visto en otra. “Ojala que hubiera un pleno cada día” – se dicen unos a otros, mientras contemplan aquel maravilloso espectáculo que, al menos, por unos momentos mitiga el insoportable aburrimiento de la vida porque, en el fondo, a la mayoría de ellos, los asuntos municipales les importa poco. Ellos están allí por otras cosas. Ya hace demasiado calor y abren las ventanas. Los pasillos también están llenos de gente y se preguntan entre ellos cómo va el combate. Pero el combate no va. No es un combate. Ni siquiera es un buen espectáculo. Es lamentable.Ya no hay nadie como Muhammad Alí. Aquel si que era bueno-comenta uno desde una esquina.

Termina el segundo asalto. La aspirante está agotada de tirar golpes al aire y el campeón ya no se tiene en pie de tanto bailar sin haber dado un solo golpe. No puede, él solo está allí para esquivar y marchar corriendo. Si todo sale bien, éste será uno de sus últimos combates. Ya se merece un buen descanso. Algún estómago agradecido le da aire con una toalla.

Comienza el tercer asalto. La Fiera de mi niña sabe que es su última oportunidad y no le puede dejar escapar vivo. Ataca con ambas manos y por fin consigue acorralarle en un rincón. Izquierda, derecha, izquierda, derecha. El castigo es enorme. Inhumano. Le coloca dos enormes crochet de izquierda con un portátil que tumbarían a un hipopótamo pero el campeón recibe los golpes sin inmutarse. Es un fajador nato. Por eso es el campeón. Aguanta lo que le echen. Otra serie de golpes le van al hígado. Se duele pero aguanta. El público revienta de gozo. “Dale, dale fuerte.”- gritan. La aspirante ya no sabe qué hacer para tumbarle en la lona. Le duelen las manos de soltarle tantos guantazos pero ya no puede parar. Zis, zas, zis ,zas. Se encuentra perfectamente preparada y es el momento que tanto tiempo ha esperado. Le tiene contra el rincón y no le puede dejar escapar. Veinte veces le da con el portátil en la cabeza y parece que el campeón está a punto de hincar la rodilla. Pero no. Solo es un engaño y en un visto y no visto se abraza a la aspirante y hasta parece que se quieren. El no la quiere soltar y se cuelga de su cuello. Ella le muerde en una oreja y luego en la otra y por fin aparece la sangre que el foro tanto desea y les embadurna a los dos. Chorros de sangre comienzan a llenar la sala y salpica a todos que también se empiezan a morder unos a otros. El árbitro les separa. Queda un minuto. El tiempo se acaba pero el público quiere más. Y ella también. Zis, zas ,zis, zas. Treinta segundos. El campeón está hundido pero aguanta. La aspirante casi se da por rendida. No puede con él. Casi le admira. Le ha puesto la cara como un pan pero no se rinde. De repente ocurre algo insólito que nunca antes había ocurrido sobre un ring. La aspirante se pone a dar a luz y en menos de tres segundos aparece un hermoso bebé de cinco quilos y medio que gateando se acerca al Tigre y en una sorprendente serie de izquierdazos a los bajos del campeón, consigue que éste, por fin, se arrodille, y cuando ya tiene la cara a la altura de sus puños, el fornido bebé le arrea tal gancho que la cabeza del campeón sale volando por la ventana y va dando botes hasta que se detiene justo enfrente de donde antes estaba el cine.

Borrado por su Autor.

Buenos días vecinos.

Honradamente, de lo mejorcito que he leído escrito por tí, Malpique de Avellaneda. Lo de "Fiiiiieeera Del Esssssspolón" y "El Tiiiiigre de La Uuuunióooon te ha quedao niquelao.
Repito mi excelente apreciación sobre este "post".

Salud vecinos, especialmente a nuestro vecino Malpique