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19-10-08 10:27 #1307801
Por:JUAN C. FERNÁNDEZ B.

"LA LISTA DE SCHLAYER"
Si en España tuviésemos una industria del cine digna de tal nombre, en vez del repelente rebaño de apesebrados almuérdagos bardenenses y bufones almodovarianos que, salvo contadas y honrosísimas excepciones (Garci y poco más), forman la horda bolchevique y titiri-progre, hubiéramos podido disfrutar con pélículas de éxito al estilo de aquella de 1993, ganadora de siete oscars, "La lista de Schindler", que narraba la heroicidad de un empresario de origen checo que salvó la vida de un millar de judíos polacos durante el Holocausto.

Aquel Oskar Schindler tuvo un precedente en España en el año 1936: la persona de Felix Schlayer Gratwohl, un HEROE auténtico; principal descubridor de las matanzas de Paracuellos del Jarama y quien dio la voz de alarma fuera de nuestro país. Y es posible, incluso, que Oskar Schindler conociera las vivencias de Felix Schlayer, puesto que éste las llevó en 1938 a un libro editado en Berlín con el título "Diplomat im rotem Madrid" que, sin embargo y lamentablemente, no sería traducido y publicado en España hasta 2006 por Áltera, bajo el título "Matanzas de el Madrid republicano", subtitulado "paseos, checas, Paracuellos..."

Felix Schlayer, ingeniero alemán que nació en 1873, se estableció en España a los 22 años. Inicialmente se dedicó a la venta de equipos agrícolas y a la enseñanza del manejo de los mismos a los agricultores españoles, por lo que fue recorriendo gran parte de nuestro país para, posteriormente, pasar a fabricar sus propias herramientas y comercializar otras, sobre todo provenientes de Noruega, país con el que entabló una intensa relación comercial y del que llegaría a ser cónsul en España entre julio de 1936 y julio de 1937, fechas de tristes recuerdos para quien se dio perfecta cuenta de que "la elección en España de apelativos como 'rojo' o 'blanco' es mucho menos una cuestión política que una demanda moral".

El conocimiento de Schlayer sobre la realidad española era exhaustivo, al punto de contar una anécdota que le ocurrió a su llegada en tren a Sevilla a primeras horas de la tarde de un día muy caluroso: "había allí un hombre que dormía bajo la agradable sombra de un árbol al que su gorra delataba como mozo de equipajes. Toqué levemente su pie y movió la gorra lo suficiente para mirarme con el rabillo del ojo. Ante la falta de brío de aquel hombre, probé a tentarle: te doy 3 pesetas (4 veces más de la tarifa normal) si me llevas la maleta a la ciudad -apenas a 1 km.-: 'Esta mañana (me respondió) ya me he ganado mis dos pesetas, con lo que, por hoy, no hago nada más'. Dicho lo cual, volvió a ponerse la gorra sobre los ojos y siguió durmiendo plácidamente".

¿Qué hacer con un pueblo al que no hacer nada le parece más tentador que el bienestar alcanzado con el trabajo?, se preguntaba Schlayer y nos podemos preguntar aún hoy muchos españoles.
El ingeniero alemán reflexionaba entonces, como algunos lo hacemos hoy en día, acerca de que ésa era "la atractiva consigna con la que el comunismo seducía eficazmente a las masas incultas, llevándolas hacia la consecución de un sentimiento tan fanático como este: ¡arrebatad a los poderosos todo lo que tienen y así podréis ser tan gandules como ellos y vivir tan bien como ellos!"

Y es que "la pasión por lo nuevo, la inexperiencia política y la pereza intelectual" habían sido para Schlayer las causas del advenimiento de la república en España.
Sin embargo, los republicanos "habían acabado claudicando y colocándose a disposición de los socialistas", para quienes la frase "derechos democráticos de la mayoría, perdió su validez en el mismo momento en que dejó de serles favorable. Ahora se trataba, lisa y llanamente, de implantar la dictadura del proletariado".

Por su condición de diplomático en las fechas anteriormente señaladas, Schlayer se pudo mover con relativa facilidad por Madrid y sus alrededores los días clave que a continuación paso a relatar. Siempre atento a la actualidad, fue en la mañana del 17 de julio de 1936 cuando se enteró de que las tropas del Marruecos español se habían declarado independientes del gobierno.

Felix Schlayer vivía en una casa de campo a 35 kilómetros de Madrid, al pie de la sierra de Guadarrama, por lo que en su diario trayecto hacia la capital vio cómo en los siguientes días iría evolucionando la situación de tranquilidad de las gentes de los pueblos que atravesaba, convirtiéndose en un caos de milicianos y milicianas armados, vigilantes en las orillas de la carretera, haciendo que su coche se detuviera más de una vez para hacer valer su condición de cónsul.

Aunque fue advertido de lo peligroso de seguir hacia Madrid, continuó viaje pero tuvo que desviar su ruta porque, según le indicaron, "la Artillería" estaba disparando sobre el cuartel de la Montaña. Por contra, aquello no era más que el salvaje fusilamiento de unos doscientos prisioneros; además, el diplomático comprobaría con horror que esas matanzas sólo eran el principio de lo que sucedería en los meses siguientes. "El nuevo gobierno, con notable falta de sensatez, entregó las armas al populacho y con ellas, la autoridad"; acto seguido vino el saqueo de las armerías, la liberación de los presos comunes, la quema de iglesias y conventos y el asesinato de sacerdotes y religiosos con especial inquina.

Schlayer vio cómo, por desgracia, al principio se cometieron graves delitos contra el prójimo, también en la zona nacional. Sin embargo, observó que "en ésta se reprimían tales brotes de bestial salvajismo y, una vez pasado el desorden inicial, no sólo se restableció la disciplina legal, sino que se ajustaron las cuantas a los transgresores, aunque fueran miembros de las organizaciones 'blancas'. Yo mismo asistí en Salamanca a un juicio, en un Tribunal de Guerra, en el que condenaron a muerte a ocho falangistas de un pueblo por crímenes que habían cometido durante las primeras semanas contra otros habitantes del lugar".

Por el contrario, en la zona dominada por los 'rojos', los crímenes, "producto de la ferocidad de las masas, iban en aumento semana tras semana hasta convertirse en una espantosa orgía de pillaje y de muerte, no sólo en Madrid, sino en todas las ciudades y pueblos de dicha zona". Aquí se trataba del asesinato organizado, de los "paseos" y las "checas"; ya no era sólo el odio del pueblo, sino algo que respondía a la metodología rusa: producto de una "animalización" consciente del hombre por el bolchevismo, consecuencia de las teorías socialista y comunista.

A estas alturas, el cónsul noruego, había convertido ya el piso de su legación en un escondite para 15 personas, 6 de ellas niños, que constituían el grupo inicial del aún no previsto "Gross Asyl Noruega" ("Gran Refugio de Noruiega").

Llegó el 27 de septiembre, cuando en el aeropuerto de Barajas y estando a punto de abandonar España, fue detenido el abogado de la legación noruega, Ricardo de la Cierva, padre del actual gran historiador e hijo de quien había sido ministro conservador. Schlayer acudió, entonces, a visitarle a la cárcel Modelo, donde el diplomático noruego comprobó el hacinamiento de una prisión que esataba preparada para albergar un máximo de 1.200 presos y contaba ya en aquellos días con más de 5.000: hasta 6 presos por celda, sin colchones y en condiciones higiénicas infrahumanas. La propaganda republicana ocultaba todo esto.

Habiendo visto numerosos autobuses a las puestas de la cárcel, conocedor del destino de tantos presos y tratando de lograr la liberación del abogado, tras el intento fallido de entrevistarse con Margarita Nelken, diputada socialista recién nombrada directora general de seguridad, que "no quiso dar la cara", Schlayer se entrevistó con el general Miaja, quien le aseguró que "a los presos no les tocarían ni un pelo". A la salida, el ayudante que acompañaba a Schlayer y al doctor Henny, delegado de la Cruz Roja en España, les pidió que esperasen un momento, pues acababa de ser nombrada la nueva Junta de Defensa de Madrid y, así, podrían conocer al nuevo consejero de Orden Público, Santiago Carrillo, quien, tras saludarles, les citó para una entrevista a las siete de esa misma tarde.

Durante la entrevista con Carrillo, Schlayer percibió en él "inseguridad y falta de sinceridad"; el consejero de Orden Público podía ser joven pero, ciertamente, demostró una notable astucia y prodigó todo tipo de palabras destinadas a tranquilizarles, negando al mismo tiempo que se estuvieran produciendo fusilamientos y diciéndoles que los autobuses eran para trasladar a los presos a Valencia, "para su seguridad". Muy al contrario, a esas alturas de aquel 7 de noviembre, hacía ya más de cinco horas que De la Cierva había sido asesinado.

El periplo del diplomático noruego en aquel fatídico día, lejos de haber concluido, continuó cuando llegó a casa sobre las nueve de la noche, pues se encontró con un recado procedente de otra legación en el que se le informaba de que Ricardo de la Cierva había sido puesto en libertad.
Partió entonces hacia la cárcel para confirmar la noticia que, por contra, se transformó en los peores presagios, pues Schlayer salió de la Modelo hacia las once de la noche habiendo constatado únicamente que en el transcurso de esa tarde habían partido numerosos... autobuses repletos de presos.

A la mañana siguiente se entrevistó de nuevo con el director de la cárcel Modelo y llegó a la conclusión de que los presos no habían llegado a su supuesto destino en Valencia. Al saber que durante la noche habían salido otras dos "sacas" de presos, Schlayer comenzó a sospechar un drama inaudito. Comprendió que podría haberse fusilado a unas mil doscientas personas, entre las sacas de la Modelo y la de Porlier, cárcel donde también había visto los "autobuses", pero ¿dónde?

El cónsul noruego había oído que se rumoreaba algo acerca de unos enterramientos en un pueblo distante unos 20 kilómetros de Madrid, Torrejón de Ardoz. Hasta allí se dirigió en su coche y entabló conversación con un agricultor amigo suyo: éste, con temor y confiando en la absoluta confidencialidad del diplomático, le confesó que se habían llevado a un hermano suyo y que él mismo había salvado la vida gracias a la intermediación casual de otros; además le confirmó que unos autobuses torcieron en dirección al río Henares y otros habían ido hacia Paracuellos del Jarama.

Continuó viaje hasta la prisión de Alcalá para tratar de averiguar algo sobre el traslado de presos procedentes de la cárcel de San Antón, y allí se encontró con el Encargado de Negocios de Argentina, Edgardo Pérez Quesada, quien le acompañó en el viaje de vuelta, en el que se desviaron para localizar los lugares que el agricultor había indicado a Schlayer.
Continuaron un par de kilómetros por un camino de tierra en dirección al río Henares y al llamado castillo de Aldovea, lugar donde les salió al paso un miliciano al que Schlayer, con tacto y dando por sabido lo ocurrido, preguntó sin rodeos dónde habían enterrado a los hombres que fusilaron el domingo pasado.

El miliciano comenzó a hacer una descripción algo complicada para, finalmente, acompañarles hasta dicho lugar. Alejados del castillo unos 150 metros, el miliciano dijo: "aquí empieza", señalando un lomo de tierra irregular y recientemente removida, del que manaba un fuerte olor a putrefacción; no se había echado sobre los cadáveres más que una fina capa de tierra y en un lugar asomaban botas. Schlayer y el diplomático argentino calcularon que las dimensiones de la zanja correspondían a entre quinientos y seiscientos asesinados: "cada diez hombres, atados entre sí, de dos en dos, eran desnudados -es decir, les robaban sus pertenencias- y les hacían bajar a la fosa, donde caían tan pronto como recibían los disparos; quedaron sepultados gran número de heridos graves".

Con sobrecomiento y aún horrorizados por tan siniestra confirmación, emprendieron viaje de regreso. Pero Schlayer aún volvería unos días después para tratar de localizar el otro lugar indicado por su amigo, el agricultor, en el pueblito de Paracuellos del Jarama. El cónsul noruego se hizo acompañar esta vez por su joven y animoso conductor y un "adolescente" de 75 años que "ya no tenía mucho aprecio por la vida", pues la misión era realmente peligrosa: "no vayan ustedes por ahí que están probando una granada" les indicó una mujer del lugar a la que habían tratado de sacar, sin éxito, alguna información acerca de los enterramientos; se habían dado órdenes severas de silencio a los lugareños.

Sin embargo, Schlayer y los suyos siguieron campo a través hacia un barranco cercano. En el camino encontraron un joven que regresaba de arar con dos mulas al que Schlayer con simulado aire inocente le preguntó dónde habían enterrado a los que fusilaron de domingo: "más allá, al otro lado, bajo los Cuatro Pinos. Pero no fue el domingo, ¡era el sábado!", respondió el muchacho.
Schalayer hizo que le señalara los Cuatro Pinos entre los muchos que había e insistió en cuántos serían los fusilados: "muchos; ¡todo el día estivieron viniendo los autobuses y todo el día estuvimos oyendo las ametralladoras!", dijo el mozo.

Schlayer hizo que su conductor se aproximase por la carretera hacia el lugar de los Cuatro Pinos, no pudiendo detenerse pues había allí "tres tíos con fusiles haciendo de centinelas", pero vieron claramente frente al barranco dos montones de tierra recién removida de unos doscientos metros de largo cada uno. Al regresar a Madrid vieron también en la ladera de un cerro en el pueblo de Barajas otro "montón de tierra removida", más pequeño pero que aún "helaba la sangre".

El cálculo estimado por Schlayer era de dos mil quinientos asesinados entre las tres fosas; y más tarde señalaría que durante el tiempo que duró su odisea diplomática "el número de asesinatos practicados en Madrid, sin procedimiento judicial oficial alguno (las "checas"), se sitúa entre los 35.000 y los 40.000, y me quedo con seguridad por debajo de la cifra real". No resultaría exagerado el cáculo de cónsul noruego por cuanto fueron las mayores matanzas de todo el conflicto civil, sin parangón en ninguno de los dos bandos, y constituyeron un malhadado precedente del exterminio que las fuerzas soviéticas realizarían en Katyn y del perpetrado por el nacional-socialismo alemán en Babi-Yar.

A partir de entonces, Felix Schlayer redobló sus esfuerzos en dos frentes: dar la voz de alarma fuera de España y tratar de dar cobijo seguro en "Noruega" (nombre con el que se llegó a conocer el edificio de la legación noruega) a más de mil personas, pues el cónsul noruego se las ingenió para hacerse en alquiler con todo el edificio, con derechos de extraterritorialidad y que tenía 2 amplias viviendas, dotadas de 2 cuartos de baño, por cada uno de sus 7 pisos.

Sólo Dios y la fuerza de voluntad, verdaderamente gigantesca, de Schlayer pudieron hacer posible que tanta gente se albergara allí durante casi un año: se contaba entre los "huéspedes" con diez médicos que, junto al cónsul y con férrea disciplina militar, organizaron la vida de casi setenta personas por vivienda, con lo que la higiene y la atención especial a la alimentación estuvieron presentes en todo momento, llegando incluso a subir a diario a los niños a la azotea del edificio para que los diese el sol o el aire, evitando enfermar.

Contaron, también, con varias vacas "instaladas" en los bajos del edificio que les proveían de leche y carne. Las patatas, escasas en la época, fueron otro gran tesoro de almacén: no sólo las conseguían sino que ganaban dinero vendiéndolas en varias cárceles gracias a que Schlayer se "apropió" de 2 camiones -por tener que cobijar a sus propietarios- con los que recorría el país buscando provisiones.

En el otro frente cabe destacar el "incidente" del avión que debía transportar a París al doctor Henny, que llevaba las pruebas del genocidio que se estaba perpetrando en España para ponerlo en conocimiento de la Sociedad de Naciones, pero dicho avión fue atacado nada más despegar por otro avión y tuvo que aterrizar. La propaganda republicana -como ha venido haciendo a lo largo de toda su historia la izquierda en España- manipuló dicho ataque, atribuyéndolo a la aviación de Franco, cuando en realidad y como atestiguaron los heridos, entre ellos Henny y dos periodistas franceses (uno fallecería a los pocos días), el ataque "lo efectuó un avión con los distintivos del gobierno rojo", que ametralló la cabina de pasajeros desde abajo, como también confirmó el piloto francés, pues se trataba de un avión de la Embajada francesa.

Dotado de una inteligencia, sin duda, fuera de lo común y una capacidad de convicción sobresaliente, Felix Schlayer sería benefactor no sólo de más de mil refugiados en "Noruega", sino también de seiscientos presos en la zona nacional.
Tras haber conseguido la expatriación de algunos refugiados y el paso a la zona nacional de otros, su gran labor humanitaria concluyó con el intercambio de las últimas algo más de seiscientas personas, que en julio de 1937 aún quedaban refugiadas bajo su protección, por igual número de presos republicanos en la zona nacional, tras convencer a los responsables -todos socialistas al servicio soviético- del gobierno de Valencia de las "bondades y ventajas" de dicho plan.

Tras muchas amenazas de muerte, Schlayer se fue de España en el mismo barco en el que se produjo el intercambio de refugiados por presos: "al empezar a oscurecer, el barco abandonó finalmente Valencia; vimos sin lamentarnos cómo desaparecía en el crepúsculo. Finalizaba para nosotros la pesadilla roja", concluye su libro.

Schlayer regresaría junto a su esposa una vez concluida la guerra para establecerse definitivamente en España. "Cuando el ayuntamiento de Torrelodones quiso levantar un monumento en su honor, el proyecto fue bloqueado por Izquierda Unida, al parecer, más interesada por salvaguardar el buen nombre de los asesinos que por honrar la memoria de los hombres decentes", concluye César Vidal en su libro "Paracuellos-Katyn".

Felix Schlayer murió en fecha desconocida y sus restos descansan en el cementerio civil de Madrid sin que una mísera plaza o calle recuerde la vida y obra de este gran hombre. Mejor suerte corrieron quienes, como Carrillo, Margarita Nelken, Alberti o Pasionaria, ejecutaron o incitaron a las matanzas; es más, de algunos se olvidó voluntariamente su pasado stalinista y se les convirtió en iconos de una nueva democracia, donde llegaron a convertirse en diputados del parlamento o en referentes "morales" y culturales para mayor burla y horror de los descendientes de los fusilados en Paracuellos o Torrejón. ¡Ver para creer!

Concluyo haciendo mías las palabras con las que Schlayer iniciaba su libro: "lejos de mí cualquier intención propagandística". Sólo espero que cada valderense que lea este escrito sepa extraer su propias conclusiones y abandone toda tentación de emborronar mi artículo con mansaje alguno de contenido insidioso.
Este es, por tanto, mi humilde y sencillo homenaje a la memoria de un HOMBRE BUENO; homenaje al que incito a sumarse a los valderenses de bien.

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19-10-08 11:50 #1307961 -> 1307801
Por:cuecua

RE:
me parece que eres un gran historiador,pero para cuando historias reales de valderas?
este es un foro de valderas
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19-10-08 12:38 #1308068 -> 1307961
Por:TRASDERREY

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04-11-08 07:25 #1367143 -> 1308068
Por:JUAN C. FERNÁNDEZ B.

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04-11-08 19:21 #1369695 -> 1367143
Por:

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05-11-08 18:59 #1374081 -> 1369695
Por:JUAN C. FERNÁNDEZ B.

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10-11-08 10:40 #1389864 -> 1307961
Por:JUAN C. FERNÁNDEZ B.

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24-10-08 11:46 #1329180 -> 1307801
Por:JUAN C. FERNÁNDEZ B.

FE DE ERRATAS
En la cuarta línea del primer párrafo, se debe entender "películas".

En el segundo párrafo, el título correcto del libro es "Matanzas en el Madrid republicano".

En el párrafo encabezado por "A estas alturas...", se debe entender "Gran Refugio de Noruega".

En el último párrafo, se debe entender "...extraer sus propias...".
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25-10-08 09:43 #1332467 -> 1307801
Por:JUAN C. FERNÁNDEZ B.

EL CUERPO DIPLOMÁTICO
Además de la acción humanitaria y ejemplarmente sobresaliente de Felix Schlayer, junto a la ayuda prestada por el doctor Henny cabe destacar la aportación, prácticamente, conjunta del cuerpo diplomático residente en Madrid durante el tiempo que duró el conflicto civil español.

Aparte del referido Encargado de Negocios de Argentina, Edgardo Pérez Quesada, es de señalar la respuesta de las legaciones diplomáticas sin, apenas, excepciones; acción especialmente meritoria en la salvación de numerosas vidas humanas que, de otro modo, hubieran acabado con total seguridad siendo exterminadas por la criminal sinrazón del Frente Popular.

Debido a la ausencia en ese tiempo del nuncio de la Santa Sede en España, el decanato del cuerpo diplomático era desempeñado por el embajador de Chile, Aurelio Núñez Morgado, quien coordinó los impagables esfuerzos de las distintas sedes diplomáticas.

De manera bien sintomática, no tardó mucho en cubrirse la "capacidad de alojamiento" normal de los consulados y embajadas, por lo que algunos diplomáticos optaron, como Schlayer, por alquilar inmuebles adicionales sobre los que izaron su bandera para proteger en su interior a los refugiados.

A pesar de que esto hoy nos pueda parecer sencillo, en aquel tiempo no lo era tanto; los diplomáticos tenían una ardua labor: debían obtener la concesión de los derechos de extraterritorialidad para los locales alquilados si querían preservar sus sedes de la violación sistemática que los milicianos frentepopulistas venían haciendo como represalia por la "privación de sus presas".

Aún así, fueron varias las legaciones violadas por el terror miliciano, como, por ejemplo, las de Alemania e Italia una vez que ambos países reconocieron el Gobierno de Franco. Incluso, el propio Encargado de Negocios de Bélgica, barón de Borchgrave, fue asesinado por unos milicianos que, como botín siniestro, se repartieron sus pertenecias.

Sirva también este escrito como homenaje a los embajadores y diplomáticos que, a costa de arriesgar sus propias vidas como en el caso de Schlayer, consiguieron salvar otras por el simple y loable hecho de hacer el bien, de tener bondad de corazón y caridad cristiana.

Vaya por ellos mi aplauso y reconocimiento más sentido.
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25-10-08 12:36 #1332860 -> 1332467
Por:panduro

RE: EL CUERPO DIPLOMÁTICO
Pues nada, Don JuanCé, permítame que yo también me una a su aplauso y renococimiento más sentido hacia todas esas personas que Usted dice, que consiguieron salvar otras por el simple y loable hecho de hacer el bien, de tener bondad de corazón y caridad cristiana.
Estoy seguro que también Usted es de ese tipo de personas, ¿verdad?.
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27-10-08 18:55 #1339730 -> 1332860
Por:JUAN C. FERNÁNDEZ B.

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27-10-08 19:07 #1339801 -> 1339730
Por:

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11-11-08 20:16 #1396811 -> 1339801
Por:JUAN C. FERNÁNDEZ B.

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12-11-08 15:30 #1399739 -> 1396811
Por:MaxD

RE:
Por favor, no borres los posts porque así no se entienden las respuestas de la gente. Tú mismo emborronas tus artículos. Deberías aprender a participar en foros de Internet de una manera correcta.

Un saludo.
Puntos:
20-11-08 12:18 #1433622 -> 1307801
Por:JUAN C. FERNÁNDEZ B.

ANARQUISTA, PERO BUENA PERSONA
En los días finales del mes de noviembre de 1936, gran parte de las "sacas" que concluían en asesinatos en masa se pudieron detener; pero no fue porque el gobierno del Frente Popular hubiera cambiado de planes respecto a su política de exterminio de sectores enteros de la población, ni a que se diesen cuenta de que esa política privaba de cualquier tipo de legitimidad a su causa.

La razón verdadera fue la llegada del que sería nuevo delegado general de Prisiones en Madrid con plenos poderes, el anarquista Melchor Rodríguez.
No lo tuvo fácil este hombre, pues ni Santiago Carrillo ni sus "camaradas" comunistas tenían la menor intención de que alguien interfiriera en las matanzas, y obstaculizaron en todo cuanto pudieron la acción de Rodríguez, quien, a diferencia de tantos otros que miraban para otro lado frente a aquellos horribles crímenes, decidió poner fin a los asesinatos masivos.

La última saca, realizada por Serrano Poncela, presidente del consejillo de la Dirección General de Seguridad a las órdenes de su amigo íntimo Carrillo, tuvo lugar el 3 de diciembre. Con la llegada de Melchor Rodríguez sólo volvió a tener lugar una matanza masiva cuando, tras un bombardeo de la aviación de Franco sobre Guadalajara, los milicianos frentepopulistas asaltaron la prisión y asesinaron a la práctica totalidad de los trescientos veinte recluidos.

Aquello pesó sobremanera en el ánimo de Rodríguez, al punto de que cuando un hecho similar al de Guadalajara estuvo a punto de repetirse en Alcalá de Henares, no dudó en desplazarse hasta la localidad madrileña y enfrentarse a pecho descubierto a los milicianos para lograr salvar la vida de los presos.
Por encima de cualquier planteamiento ideológico, en Melchor Rodríguez primaron la nobleza de sentimientos y la humanidad, señala acertadamente César Vidal es su libro sobre las "checas" de Madrid. Me sumo a esa opinión.
Puntos:
27-11-08 09:42 #1459254 -> 1307801
Por:JUAN C. FERNÁNDEZ B.

BUENA GENTE
Aparte del mencionado cuerpo diplomático, de Melchor Rodríguez y de la heroica participación de Felix Schlayer en la salvación de numerosas vidas humanas durante el último conflicto civil español, es reseñable igualmente la ayuda de particulares o, en suma, la acción privada de algunos benefactores que antepusieron la ayuda a los demás a su propia seguridad, en imitación de la Pimpinela Escarlata, como asegura César Vidal en sus obras.

Entre ellos es destacable la acción de Gustavo Villapalos, quien tras participar en el alzamiento en Madrid, posteriormente caer preso, evadirse y volver a combatir en el frente de Toledo y servir a la aviación de Franco, pasó a entrenar a quintacolumnistas en la práctica del sabotaje, y consiguió establecer, pese a la peligrosidad, una red encargada de pasar a personas de la España controlada por el Frente Popular a la nacional.

Hubo, además, quién se movió con un fin exclusivamente humanitario y no sólo por simpatizar con los alzados, como el británico E. Lance, precisamente apodado "la Pimpinela" de la guerra de España.
Lance había conocido de primera mano la revolución bolchevique porque tenía en su cuerpo heridas por combatir contra ellos en Rusia, y habiéndose establecido en España con su mujer para trazar una línea férrea entre Santander y el mar mediterráneo, pues era ingeniero, contempló de inmediato cómo las huelgas, los ataques contra la religión y los disturbios callejeros no eran más que el paso previo a la revolución, vislumbrada con la creación del Frente Popular en vísperas de las elecciones de 1936 y confirmada después.

Lance acabó organizando una especie de "ferrocarril subterráneo" con el que consiguió sacar, a través de Alicante y Valencia, a numerosas personas de la zona controlada por los frentepopulistas y que salvaron así su vida; y aunque finalmente Lance fue liberado de una checa, conoció la prisión y el maltrato en ella por limpiarse los dientes: se consideraba un "gesto fascista".
Puntos:
01-12-08 07:05 #1472447 -> 1459254
Por:JUAN C. FERNÁNDEZ B.

FE DE ERRATAS
En la tercera línea del segundo párrafo, se debe entender: "... servir en la..."
Puntos:
08-12-08 06:19 #1515644 -> 1307801
Por:JUAN C. FERNÁNDEZ B.

LA CARA OPUESTA
Sobre la responsabilidad de Santiago Carrillo Solares en las matanzas de Paracuellos del Jarama, Barajas y Torrejón de Ardoz, el propio Felix Schlayer no dejó lugar a dudas en su libro de 1938.
Existen, además, otros tres testimonios directos que señalan a Carrillo como el máximo responsable de aquellas horrorosas matanzas masivas. Sañalaré a continuación y en fechas posteriores los pormenores de tales relatos.

El primero es de una persona que estuvo a las propias órdenes del tal horroris causa; es un testimonio que por manido y reproducido a través de los correos electrónicos con bastante frecuencia en los últimos meses, no deja de ser escalofriante y especialmente esclarecedor. Algunos lo fechan en el 6 de junio de 2007, lo cual sería posible pues el relator aún puede vivir, pero la verdad es que este relato en forma de carta proviene de la época de la Transición.
Por aquello de olvidar el pasado, la misiva sólo encontró un relativo eco en un medio de comunicación, pero es sintomático que Carrillo no se querellara contra el medio que publicó el siguiente relato textual:

"Creo que me conocerás. Yo sí te recuerdo mucho. Hoy soy vecino de Aranjuez, tengo 65 años y en el año 1936 fui enterrador del cementerio de Paracuellos del Jarama. También estuve en la checa de la ´Escuadrilla del Amanecer´, de la calle Marqués de Cubas 17 de Madrid, donde presencié los más horrendos martirios y crímenes.
También estuve en el Cuartel de asalto de la calle Pontones, donde tú, Santiago Carrillo, mandabas realizar toda clase de martirios y ejecuciones de la checa de tu mando. Yo soy el pionero, al que llamabas ´el estudiante´, que llevaba la correspondencia a las diferentes checas a cambio de la comida que me dabais.
¿Me recuerdas ahora, Santiago Carrillo?

¿Te acuerdas cuando tú, acompañado de la miliciana Sagrario Ramírez y de Santiago Escalona y Ramírez Roiz, alias ´el Pancho´, en la Carretera de Fuencarral, km 5, el día 24 de agosto de 1936, siete de la mañana, asesinasteis al Duque de Veragua, que tú, Santiago Carrillo, mandasteis que le quitaran el anillo de oro con piedras preciosas; y recuerdas que no se lo podian quitar y tú, Santiago Carrillo, ordenastes que le cortaran el dedo; recuerdas, Santiago Carrillo, la noche que fuisteis a la checa de Fomento con tu coche Ford M-984 conducido por el comunista Juan Llascu y los chequistas Manuel Domicris, el Valiente, y el guardia de asalto José Bartolomé, y que entonces en el sótano mandasteis quemar los pechos de la monja Sor Felisa del Convento de las Maravillas de la calle Bravo Murillo, y que así lo hizo el Valiente, con un cigarro puro. Esto sucedió el día 29 de agosto a las tres de la madrugada.

¿Me recuerdas ahora, Santiago Carrillo?
Con 24 años que tenias, ¡cuantos asesinatos cometistes! ¡Cuanta sangre tienes derramada en España! No quiero molestarte más, Santiago Carrillo, criminal.
Se despide de ti el enterrador de Paracuellos del Jarama, alias ´el estudiante´, que presenció los martirios y asesinatos que tú, Santiago Carrillo, mandastes que se realizaran en España" [sic].

Cabe señalar, por último, que en la mayoría de los correos electrónicos que circulan con esta carta se alude a que el tal Carrillo es homenajeado por personas tan poco fiables como el tal Peces Barba o el propio Zapatero; además de cantarle el "cumpleaños feliz" en el programa "La Ventana" de la Ser.
Todo ello es cierto y verdad. Es conocido: ¡Dios les cría y ellos se juntan!
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08-12-08 12:43 #1516065 -> 1515644
Por:gordon

RE: Los precios no subirán
Según fuentes de toda solvencia y debido a la actual crisis, no se espera que el marisco alcance precios muy elevado esta próxima navidad.
"Si los precios suben mucho estos días, nadie comprará pescado y marisco. A nadie le interesa eso" han declarado desde el P.M.C.de las Rias Baixas.
De esta manera, las amas de casa podrán adquirir calamares, pulpo, nécoras y, sobre todo, mejillones, a un precio módico y muy similar a los del resto del año. Qué aproveche y feliz navidad.
Puntos:
22-12-08 08:24 #1562780 -> 1515644
Por:JUAN C. FERNÁNDEZ B.

DOCUMENTACIÓN EN "LA CARA OPUESTA"
Bibliografía: "Paracuellos-Katyn", de César Vidal Manzanares.
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27-08-09 06:39 #3047769 -> 1307801
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Borrado por su Autor.
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31-08-09 08:36 #3083855 -> 1307801
Por:JUAN C. FERNÁNDEZ B.

RICARDO DE LA CIERVA
Debemos hacer una mención especial también a Ricardo de la Cierva, citado en el hilo principal de "LA LISTA DE SCHLAYER", pues resultó "ametrallado el 7 de noviembre de 1936, sin juicio previo, en Paracuellos del Jarama tras negarse a ser trasladado de la galería en la cárcel Modelo para seguir atendiendo a la farmacia de presos, en un supremo acto de caridad y cuya causa de beatificación ha superado la fase diocesana en Alcalá y espera ser enviada a Roma".

Como señala su hijo y gran historiador, la verdad del acto ocurrió así: en gesto de admirable desprendimiento personal, Ricardo de la Cierva no quiso abandonar la farmacia de la cárcel donde atendía a multitud de presos enfermos por entender que irse sería la perdición de muchos de ellos, aún sabiendo que eso le podría costar la vida, como así fue.
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