SANTA BARBARA Y LA MINERIA LEONESA

SANTA BÁRBARA Y LA MINERÍA LEONESA.
Publicado en "Castillete", nº 19. Diciembre de 1.984. Firmado por Julio de Prado Reyero.

Hemos celebrado la fiesta de Santa Bárbara, Patrona de la Minería leonesa.
Con este motivo es bueno recordar el por qué de estas relaciones entre nuestra minería y la santa.
Hasta la primera mitad del siglo pasado, la mayoría de los poblados leoneses situados en la montaña no pasaban en general de ser pequeños núcleos de población donde habitaban gentes sencillas e hidalgas dedicadas de lleno a una pequeña agricultura y a la ganadería.

La minería del carbón que se anticipó en llegar a Asturias casi en una centuria llega al Valle de Sabero hacia el año 1.840.
En 1.845 se pone en Sabero en funcionamiento la Ferrería de San Blas y la Sociedad Palentino-Leonesa pone simultáneamente en explotación minas de hierro y de carbón. Está última como nodrizas de los Altos Hornos para la fundición de hierro que funcionaban a cok.

La primera bocamina leonesa se llamó "Sucesiva" y estaba situada entre los términos de Sahelices y Sabero. Por entonces ya la Palentina denunció hasta 80 pertenencias.
A continuación se abren minas en la zona de Valderrueda y Prado de la Guzpeña. Aquí la producción ya no era nada despreciable en el año 1.864.
Más pobres fueron las minas de Matallana de Torío que se inician en 1.859. Estas y las de la zona de La Magdalena son las que surtían de carbón a las fraguas y herrerías de la ciudad de León.
Algo más tardías son las de Ciñera y Santa Lucía de Gordón, que comienzan sus explotaciones en serio en 1.890.

A partir de esta época se une a la minería hullera, la antracitera que encontrará un filón y riqueza impresionante en El Bierzo, Laciana y Babia.
De esta suerte a principios del siglo actual había cambiado ya por entero la piel de nuestra montaña leonesa, donde los pequeños propietarios simultaneaban las funciones agopecuarias con las mineras, ensayándose aquí un tipo muy original de minero que se diferencia bastante del asturiano, que es menos burgués. Pero el minero leonés no siempre procedía de la cantera indígena, pues al hacerse necesaria más mano de obra, necesitó importarlos desde las riberas, páramos, tierras de Campos y provincias limítrofes.

Nuestros mineros, de todas las formas, sin configurarse totalmente al proletariado de las grandes concentraciones industriales, era bastante más liberal y progresista en opciones políticas y religiosas.
¿Por qué el minero que se las juega constantemente bajo tierra y entre el manejo de barrenos y dinamita, no va a seguir invocándola como pastora y abogada?
Es más, sus buenas madres y esposas, mientras ellos trabajan para traer el pan a casa no dejan de rezar a "Santa Bárbara Bendita" para que los libre de todo quebranto.

Por otra parte rarísimo será el pueblo minero en cuya iglesia parroquial no haya una imagen de Santa Bárbara con su torre donde constantemente recibe la mirada y el cariño de los suyos y en especial en este día grande para la minería.
Hoy se celebran misas festivas y concurridas con procesión por calles y plazas, mientras los detonadores y cargas de dinamita atruenan el ambiente.
Antaño había empresas que celebraban esta efemérides con formas realmente patriarcales, sentándose el patrono y el obrero a la misma mesa para comer el ternero o terneros y libar con el vino de la tierra, hasta derrochar alegría y camaradería.

También ahora hay afortunadamente empresas en nuestra provincia que aprovechan estas fechas para premiar el buen comportamiento de sus mineros o promover campañas de seguridad en el trabajo que también es una hermosa manera de colaborar con Dios y Santa Bárbara en la protección de los mineros.
¡ Que Santa Bárbara reparta amor y suerte a nuestra minería leonesa para que se aleje definitivamente de ella el monstruo de la muerte repentina, la enfermedad profesional, el paro y "otros rayos y centellas"!