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RESUMEN E HISTORIA DE LOS ESTUDIOS GEOLOGICOS DE LA CUENCA HULLERA DE SABERO

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España > Leon > Sotillos de Sabero (Sabero)
RESUMEN E HISTORIA DE LOS ESTUDIOS GEOLOGICOS DE LA CUENCA HULLERA DE SABERO
RESUMEN E HISTORIA DE LOS ESTUDIOS GEOLÓGICOS DE LA CUENCA HULLERA DE SABERO.
Aparecido en "Castillete", nº 0. Diciembre de 1.978. Firmado por José Manuel F.

La de Sabero fue la primera en explotarse entre las cuencas hulleras leonesas, pues, fue en el primer tercio del siglo XIX.
Conocida de antiguo la existencia de hierro en los terrenos paleozoicos, que bordean el tramo hullero, puesto que el 10 de Junio de 1.206 en escritura otorgada en Mansilla de las Mulas, el Rey Alfonso IX de León, hace donación al Monasterio de Val-de-Dios (Asturias) y a su abad D. Nuño, entre otras, la vena de hierro de "Boznuebo", que tiene su extensión hacia el E. En diversas épocas se han hecho reconocimientos en las areniscas ferruginosas, destacando, como más rico, un pequeño filón de óxido férrico en las cuarcitas siluarianas de Yugueros.

En 1.841 se constituyó la Sociedad Palentina Leonesa de Minas, cuya finalidad es la explotación de las minas de hulla y hierro situadas en la ribera derecha del río Esla.
A partir de esta fecha la cuenca de Sabero, una de las más importantes de la provincia, por poseer, en una pequeña extensión, un haz de capas de hulla de gran potencia y excelente calidad de combustibles, despertó gran interés y es estudiada por:
D. Casiano de Prado, Salazar, Pellico, Mallada, Gascue, Urrutia, Revilla y en tiempos recientes por otros geólogos, mencionando entre ellos a J. A. Knight que ha hecho un detallado estudio sobre la cuenca.

El primero que realizó un minucioso estudio sobre la Cuenca Hullera de Sabero fue D. Casiano de Prado, destacado de la cultura española de aquellos tiempos, que, al mismo tiempo que estudió y cooperó en la vida de la cuenca, fue el primer descubridor y explorador de los Picos de Europa. Terminó y redactó su memoria en 1.845 y fue publicada en lengua francesa, de la cual se extracta una de las partes más interesantes.
El terreno carbonífero de la cuenca de Sabero se extiende, principalmente, por la región en que están situadas las aldeas de Sabero, Sahelices, Olleros, Sotillos, La Llama y Veneros, desde las márgenes del río Esla, prolongándose hasta cerca de Colle y Las Bodas, donde se oculta bajo una formación más moderna (Cretaceo), del que hablaré a lo largo de este informe. Ocupa un valle con vertientes opuestas una hacia el Esla, mientras que la otra se inclina hacia el río Porma. El punto culminante de este espacio (3.300 pies), está al Oeste de Sotillos, con una diferencia de nivel por encima del Esla de más de 1.000 pies.

La dirección de las capas, prescindiendo de las curvas y ondulaciones que forman, es sensiblemente de Este a Oeste. Su inclinación, cuando no alcanzan la vertical, se inclina hacia el Sur, con buzamientos variables de 45 a 70º.
Las rocas, que constituyen el conjunto, son toscos esquistos, llamados "Cayuelas" en el país, arcillas esquistosas de color variable, negruzcas, grises, amarillentas o rojas, y diversos gres cuarzosos, entre los que se encuentra un gres celuloso, que, por su aspecto, parece una escoria; y además, otro gres con zonas rojas, arqueadas y concéntricas, que, en general, ofrece el aspecto de un árbol aserrado a lo largo y a lo ancho.
También se encuentra carbonato de hierro de composición bastante pura, pero poco abundante. Se encuentra en trozos redondeados en medio de las rocas, llamadas "Cayuelas" o en pequeñas bandas que no alcanzan mucha potencia.
En esa zona no se observa ninguna capa calcárea contemporánea como ocurre en Asturias. No se ven tampoco conglomerados cuarzosos. Existe sólo una pudinga con núcleos calcáreos, en el barranco, entre Monte Castro y Castillo de San Martín, y otros restos en los bordes laterales del valle de Sabero. Está interrumpido, quizá se relacione con el terreno, sobre el que reposa la formación carbonífera.

Los Calamites, los helechos y las sigiliarias son muy abundantes; los Lopidodendron, las Lycopodiaceas y otros vegetales de flora hullera, no son tampoco raros.
El carbón comienza a mostrarse con cierta abundancia en la loma de San Martino, situada en una especie de golfo, formado por la peña de la Atalaya, la del Castillo y la montaña de Llaneces, que, hacia el Sur domina la aldea de Sabero. Entre numerosas capas, hay algunas de gran potencia, y arqueadas de tal forma que las del centro están casi replegadas sobre sí mismas. Se pueden seguir las capas a pesar de las numerosas inflexiones y roturas, y podemos asegurar que están apoyadas en la montaña, calcárea en gran parte, que se dirige con ondulaciones desde Peña Corada hasta el lugar donde se pierde en la llanura de Boñar, bajo terreno cretáceo. Los carbones de esta serie son en general de mala calidad, y no proporcionan buen cok. Por esta razón ha sido dado el nombre de Seca a la primera mina de carbón que se ha abierto en la localidad.

Al sur de la fábrica y de las instalaciones de San Blas se presenta, en forma arqueada y a media altura de la montaña del Castro otra capa de hulla, que se prolonga hacia el Oeste, y llega muy cerca de la llanura de Boñar. En su origen esta capa tiene una inclinación de 45º grados hacia el Sur, pero más lejos se acerca a la vertical. Su potencia varía de 5 a 8 pies, y está dividida en medio por una banda de arcilla de 6 a 14 pulgadas. Esta banda desaparece un poco más arriba de Sahelices; pero al Oeste, hacia Sotillos, la misma capa se divide en dos distintas, cada una de las cuales de 4 a 6 pies, y más allá de la collada de Sotillos, en la misma alineación, se encuentran tres capas de 6, 7 y 5 pies. Los carbones de este grupo pertenecen a la zona Norte.

Es allí donde se abrió la primera mina de la Sociedad originaria, que se llamó Palentina.
En el centro del valle carbonífero hay otras capas de hulla entre las que se distingue la del Carmen, que se une, no lejos de Sotillos a otra muy potente, de forma que su unión presenta un espesor de 100 pies de carbón mezclado con esquistos. El nacimiento de esta capa está muy cerca de la caliza de la fuente de Sahelices. Esta capa está flanqueada por otras dos capas igualmente potentes.
Hay otras, que por el contrario, desaparecen completamente hacia las estrangulaciones de la cuenca hullera. Así pues podemos afirmar que entre la ermita de Oceja y la sierra de Sotillos hay más de 180 pies de espesor de carbón, mientras que frente a la peña de Peñotas apenas hay la mitad.
En la montaña que bordea al sur de la cuenca, parece a primera vista, pruebas de una concordancia de estratificación entre el terreno carbonífero y el de transición, pero esta apreciaciones son accidentales ya que a lo largo de la línea meridional de la cuenca, hay una discordancia completa de estratificación, hasta el Castillo de S. Martino y la montaña de Llaneces.
La discordancia de estratos no es menos apreciable en el borde norte, al menos, desde la orilla del Esla hasta la sierra de la Burcenda o de las Cuestas, cerca de Sotillos. Las capas hulleras parecen reposar de canto sobre los cortes de terreno inferior, y no creo que pueda haber duda a este respecto.

En consecuencia, dice D. Casiano de Prado: "...yo no he hecho más que comenzar un trabajo difícil, que tal vez no pueda continuar. Me quedará, por lo menos, la satisfacción de haber llamado la atención sobre un terreno desconocido hasta ahora, y digno de investigaciones de geólogos más expertos".

D. Lucas Mallada, que vivió varios años ligado a la vida de esta cuenca, dedicado a su laboreo y estudio, en el año 1.892 publica una memoria bastante extensa sobre la Cuenca Hullera de Sabero, que ha merecido del ilustre ingeniero y geólogo las siguientes palabras:
"En las últimas estribaciones de la Cordillera Cantábrica, inmediatas a la separación de las montañas y las llanuras de León y Palencia, encajadas o apoyadas sobre formaciones más antiguas, que descuellan en picos y sierras más altos y riscosos por la mayor resistencia de la denudación, se halla la faja de terreno hullero comprendido entre los ríos Porma y Esla, Los carbones de esta cuenca de Sabero destacan por su riqueza y bondad. Este yacimiento que viene a estar en el centro de una serie de estos, esparcidos desde los confines de Galicia, junto al Bierzo, hasta muy cerca de Orbó. Sin duda alguna, todos ellos estuvieron unidos sin solución de continuidad, y formaban parte de una sola mancha desarrollada con mayor amplitud en Asturias, al otro lado de la cordillera. Pero las dislocaciones y roturas enérgicas que ocurrieron con posterioridad a las edades Paleozoicas y las sucedidas después de su conjunto, aislándolas en numerosas e irregulares manchitas".

Mallada hace una descripción muy similar, y apoyándose en estudio hecho por Casiano de Prado, y considera el tramo rico de la cuenca, el comprendido entre el meridiano de Sahelices y el de Sotillos, correspondiente al P. Central en el que reconoce sobre el terreno la existencia de afloramiento de, por lo menos, 10 capas, pero que reconsidera la posibilidad de 3 ó 4 capas con sus pliegues y repeticiones, dando lugar a conceptos equívocos en profundidad. Considera el yacimiento como un sinclinal con buzamiento al W.
Entre las diversas memorias escritas sobre las minas de Sabero, descuellan por sus atinadas observaciones, la primera mencionada de D. Casiano de Prado, de amplio estudio geológico; la segunda, más bien de informe industrial, pero que también se hace con vistas a las posibilidades económicas, la hecha sobre los yacimientos de hornaguera de la Sociedad de las Minas de Sabero, publicada el 15 de Agosto de 1.885 por D. Ramón Pellico.

En los treinta y siete años que mediaron entre ambos trabajos se han hecho otros estudios más secundarios debidos a Schulz, Gómez Salazar, Fourdinier y Filgueira.
Durante este lapso de tiempo las minas de Sabero parecen abandonadas de Dios y de los hombres hasta que el Sr. Zuaznavar obtuvo la concesión del Ferrocarril La Robla-Valmaseda, que daría salida a los carbones de Castilla.
Desde la fecha de confirmación del ferrocarril en 1.890 varios industriales y comerciantes bilbainos toman interés en el negocio de explotación de las cuencas hulleras, dirigiendo sus objetivos sobre una de las más ricas y de mejores condiciones, la Cuenca Hullera de Sabero. Y es en esta fecha cuando realiza D. Lucas Mallada la memoria y estudio geológico ya mencionado, que dio pie, de una manera contínua, hasta nuestros tiempos, al reconocimiento del yacimiento hullero de Sabero.

El más reciente estudio hecho sobre la cuenca hullera de Sabero es el llevado a cabo por el geólogo J.A. Knight, sobre la estratigrafía y la flora y fauna.
Los movimientos de la fase Asturiana comprenden un área muy extendida por el NW de España y son seguidos por la deposición de una serie esencialmente continental que corresponde a una sola cuenca montañosa extendida sobre un macizo costero. La influencia marina sobre estos depósitos es revelada por la presencia de una fauna de bivalvos. Esta serie comienza a ser depositada en los primeros estratos pos-orogénicos, siendo de la edad del Estefaniense A, y el área de sedimentación se extiende, después, gradualmente al NE y NW, hasta los primeros depósitos del Estefaniense C inferior, en la región de Cangas del Narcea y Tineo. Los movimientos tectónicos de la Edad del Pérmico son los que ocasionaron el plegamiento de la serie pos-Asturiana que es ahora visible por varios sinclinales que separan las cuencas hulleras.

Las capas pos-Asturianas son bastante conocidas en Sabero. El comienzo de esta primera deposición está delimitado por una secuencia muy local marcada por una franja de unos 200 m. con algunas capas, cerca del pueblo, de Alejico. Las capas de Alejico son seguidas de conglomerados de origen torrencial, sobre los que reposan sedimentos marinos, que caracterizan la cuenca. Seguidamente la serie se vuelve completamente continental con abundante flora y fauna límnica. Entre la flora de las capas de Alejico figura el Alethópteris zeilleri, Albohemica, Callipteridium gigas, etc. Sobre las capas de Alejico descansa un grueso conglomerado de origen torrencial de unos 100 m. de espesor, después esquistos y fauna marina seguida de una serie de unos 700 m. de espesor de facies fluviales, pantanoso y lacustre con capas delgadas de carbón, generalmente inexplotables, pertenecientes al Estefaniense A.
A continuación de esta serie inferior de Sabero, se encuentran 150 m. del Paquete Norte con tres capas de carbón.

En la flora se encuentra de nuevo Neuropteris gallica y Reticulopteris germani y muy abundante Neuropteris ovata, Odontopteris brardi, Calipteridium striatum, Alethópteris zeilleri, etc. Esta flora se considera más joven que la serie inferior de Sabero, pero la presencia de algunos ejemplares de Lobatópteris lamuriana y Sphenophillum emarginatum, hace sospechar que pertenece al Estefaniense A, más superior que el Estafaniense B inferior, lo que indica que es difícil delimitar esas dos edades.
Después del paquete Norte, siguen unos 300m. de esquisto lacustre en los que solo aparece un ejemplar de lobatopteris lamuriana. Seguidamente viene el Paquete Central de Sabero. al que le sigue el Paquete Sur, en el paraje de Casetas, pero estos dos más bien muestran un contacto tectónico.
El Paquete Central está fuertemente plegado, cuyo espesor real es muy variable, por término medio tiene unos 400 m. La flora es abundante en Neurópteris ovata, Odontópteris brardi, Alethópteris zeilleri, Alethópteris leonensis, Oligocarpia grigorievi, que hace suponer que todos estos elementos pertenecen al Estefaniense B. Este Paquete contiene una serie de capas muy plegadas y de potencia considerable.

El Paquete Sur está separado del Paquete Central por un cantacto tectónico y tiene un espesor de 250 m. y 5 ó 6 capas. Contiene una flora más o menos parecida al Paquete Central, por tanto perteneciente al Estefaniense B. En la parte inferior se ha encontrado un ejemplar de Lobatópteris lamuriana, que indica que aquí se remonta hasta el Estefaniense B, pero un solo ejemplar no da valor para emitir un juicio cierto.
Después del Paquete Sur, sigue un tramo de 500 m. de gres fluviales con estratos hulleros intercalados en la parte inferior con flora característica del Estefaniense B, lo que atestigua la presencia de Sphenophillum reticulatum. La parte superior de este Paquete denominado Perla, se encuentran Nuerópteris praedentata, Alethópteris leonensis, Sphenópteris rotundiloba, con otros muchos elementos, que atestigua que se trata de un Estafaniense bastante alto, que hace suponer, que la serie en la comarca de Sabero tiene un espesor de unos 2.500 m. elevado y en transición con el Estefaniense inferior o medio.

Como epílogo de estos estudios, y la experiencia adquirida por el estudio y observación continua durante varios años de trabajo en la Cuenca Hullera de Sabero, da la confianza para opinar: Que el terreno hullero de esta Cuenca se depositó después de la fase Astúrica, como una secuencia discordante que se plegó, a su vez, en forma sinclinal asimétrico con plano Sur ligeramente cobijado.
El plano N. muestra una sucesión ininterrumpida con una anchura hasta 1.200 m. al Norte del pueblo de Sahelices.
El relleno de esta cuenca es de facies límnica y pertenece al Estafaniense A Intermedio y Superior y al Estefaniense B Inferior y Medio.
Los accidentes en capa son originados por la tectónica diferencial debido a la alternativa de estratos rígidos de arenisca y plásticos de pizarra y carbón, dando lugar a que, con ciertas presiones, las capas más plásticas se ondulen y rizan y las rígidas formen un solo pliegue.

El Paquete Central se caracteriza por las grandes deposiciones de masas vegetales sobre un fondo irregular dando lugar a la continua variación de potencias y discontinuidad de las capas; al mismo tiempo que se depositaban unidades de masas de estériles sobre estas deposiciones, que reconocemos actualmente como lentejones de roca: pizarra o arenisca, dentro de la masa de carbón. A su vez esta formación sufrió los efectos de una tectónica desmesurada y poco conocida.
Los movimientos paleozóicos formaron fallas en dirección generalmente E-O. El movimiento en sentido vertical de estas fallas dió lugar a una formación hullera superpuesta. Algunas fallas del paleozóico antiguo se activaron posteriormente durante el Devónico hasta el Terciario.
Y finalmente la tectónica, que se ha comportado aquí de una forma tan agresiva, muchas veces nos ofrece sorpresas inimaginables.

Tal vez con el tiempo y la ayuda de la ciencia se llegue a terminar la obra que han comenzado estos hombres que nos precedieron, decifrando los misterios que esta Cuenca de Sabero guarda en sus entrañas.
ORIGEN Y FORMACIÓN DEL CARBÓN.
Publicado en "Castillete", nº 1. Junio de 1.979. En la revista aparece sin firma.

Dijo luego: "...haga brotar la tierra hierba verde, hierba con semillas y árboles frutales cada uno con su fruto, según su especie, y con simiente sobre la tierra." (Génesis, 1-11).
Cuando la superficie de nuestro planeta se enfrió gradualmente, sobre ella se acumularon las aguas que cedieron las densas y pardas nubes, hasta dejar aparecer el sol dejando de ser la tierra húmeda y obscura.
Gracias a los rayos solares, ciertos microorganismos primitivos comenzaron a elaborar lentamente la sustancia denominada clorofila. Esta les permite, por medio de la energía solar, convertir el bióxido de carbono del aire en compuestos sencillos necesarios para su desarrollo. La posibilidad de alimentarse del aire abrió nuevos hotizontes, para la evolución de una vida orgánica, naciendo el reino vegetal, en aquel desmesurado caos.
Esto sucedía en los tiempos primarios de nuestro planeta, cuando parte de su superficie se vió repoblada y embellecida por una exuberante vegetación que al descomponerse en condiciones especiales, se transformó en el carbón, que el hombre de hoy extrae de las entrañas de la tierra. Toda esta transformación ocurría hace 300 millones de años, durante el período carbonífero que tuvo una duración aproximada de 60 millones de años.

Es evidente el origen vegetal del carbón, teniendo en cuenta que la descomposición de árboles y plantas se realizó en ausencia del aire y en condiciones especiales de fermentación. Actualmente, observamos que, cuando se realiza esta descomposición en presencia del aire, no queda vestigio alguno de materia orgánica carbonosa.
Los yacimientos de carbón en capas o bolsas pudo ser el resultado de depósitos de acarreos o aluvión de masa vegetal que ha sido sedimentada posteriormente o bien plantas que vivieron en el mismo sitio en que han sufrido la transformación, o sea formación "in situ".

Este tipo de formación es el caso de la Cuenca Hullera de Sabero, formación límnica, en la que las plantas se desarrollaron en lagos o ciénagas. Se apoya este hecho en que se encuentran en muchas capas restos de vegetales con sus raices dispuestas en sentido transversal a la roca que forma la base o muro de éstas, (suelo de vegetación) y las hojas y flores sobre el techo de las mismas, en perfecto estado, sin haber sido destrozadas o deterioradas por el arrastre. Después de estas sedimentaciones o capas formadas por acumulaciones potentísimas de restos vegetales (se considera que son necesarios 12 m3. de éstos para la formación de 1 m3. de carbón), debieron ocurrir hundimientos o fenómenos tectónicos seguidos de avenidas de detrictus y limo, que rellenaron las fosas y restablecieron la vegetación.

La variación de algunas especies vegetales de una sedimentación a otra, como la potencia de material estéril: pizarras, areniscas, etc., que existe en ellas indica que ha transcurrido mucho tiempo entre las formaciones carboníferas.
Después de todo este proceso actuaron las fuerzas orogénicas que dieron origen a los hercinianos dando la configuración, más o menos aproximada, que tienen hoy muchas cuencas carboníferas.
La hulla comienza siendo una mezcla de restos vegetales en estado de descomposición por ciertas bacterias y cimentada por productos minerales procedentes de la alteración. En el carbón se encuentran restos de estas bacterias, entre las que destaca como más importante el "micrococcus carbo", que actuaron sobre los tejidos celulares de las plantas, tranformándolas en carbón con desprendimiento de anhídrido carbónico y gas de los pantanos (metano o grisú).

Fenómenos metamórficos derivados de los movimientos orogénicos en tiempos primarios, hicieron las masas de carbón más duras y compactas.
La calidad del carbón depende de los vegetales que hayan intervenido en su formación, según su riqueza en gomas y resinas, como también del grado de descomposición que hayan sufrido por el lugar en que se hallaban, dependiendo de éste la presión, temperatura y microorganismos actuantes.
Teniendo en cuenta, que todos los elementos que han intervenido en la formación del carbón no son igualmente resinosos, y que la separación de materias terrosas ha debido de ser más o menos completa, explica que haya hullas con diferentes leyes de cenizas y betunes, y con proporciones tan variadas de gases en la destilación.
La hulla se halla repartida en los tres pisos en que se divide el carbonífero, siendo el más rico el medio, o sea el Wesfaliense, siguiéndole en importancia el Estefaniense o superior y por último el Culm o piso inferior en el que es raro encontrar capas de carbón.
Enviado por: sotillano | Ultima modificacion:19-05-2008 18:19
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