La noche del lunes al martes amontonaron los trastos viejos para tirar, entre ellos media docena de colchones, al lado del contenedor de los plásticos. A eso de la una y media, unos chavales, los de siempre, prendieron fuego. Providencialmente pasó un coche, se asustaron, lo apagaron a las carreras y se esfumaron.