Saelices del Payuelo - León

Tiene un estilo artístico como de.....¿Tendremos antepasados aztecas?

Ademas, esta cabezuela tiene un clavo en el entrecejo. Esto aunque un poco mas macabro, me recuerda quella poesia de Antonio Machado.

Tiene el padre entre las cejas
un ceño que le aborrasca
el rostro, un tachón sombrío
como la huella de un hacha.

Soñando está con sus hijos,
que sus hijos lo apuñalan;
y cuando despierta mira
que es cierto lo que soñaba.


A la vera de la fuente
quedó Alvargonzález muerto.

Tiene cuatro puñaladas
entre el costado y el pecho,
por donde la sangre brota,
más un hachazo en el cuello.

Cuenta la hazaña del campo
el agua clara corriendo,
mientras los dos asesinos
huyen hacia los hayedos.

Hasta la Laguna Negra,
bajo las fuentes del Duero,
llevan el muerto, dejando
detrás un rastro sangriento,
y en la laguna sin fondo,
que guarda bien los secretos,
con una piedra amarrada
a los pies, tumba le dieron.

Pues nada; que soy incapaz de encontrar la palabra "cabezuela", aunque está bien claro que nos entendemos.
Parece ser que el término usualmente empleado para referirse a una cabezuela es la palabra "modillón".

Y ahora ya comienza la estoria que me trae a la memoria Mafern.
- "¡Con lo bien que me comporté este verano contigo ...!. Incluso recordarás, estimado, que eres la primera persona en disfrutar de una parva bajo los dos robles que en casa anidan".
Eso sí que es un privilegio, una atención sin límites, por mi parte, hacia las personas que aprecio.

Ya me había fijado en el clavo, ya. Me recordó una visita a Ampurias allá por las fiestas de La Mercè en 1.987. Pero no podía imaginar que, en esta conversación, también se hiciera referencia a La Laguna Negra. Me explicaré.
Aquellos meses de Agosto y Septiembre de 1.987 fueron injustos con mi persona; concretamente con los músculos de mis piernas. Desde el "III Cross" de Sahelices, que fue en 1.983, nunca volví a correr hasta aquellos dos meses. Y desde entonces, tampoco lo he vuelto a hacer. Corría preso de pánico.
Tengo verdadero pánico al agua embalsada. A las lagunas, a los pantanos, a las balsas. Sin embargo, me encanta ver el fluir de los ríos, y, sobre todo, llegar hasta donde nacen. Produce una sensación semejante a lo que cuentan del nirvana.
Quedando sólo 5 días de aquellas vacaciones, fuimos hasta Béjar por tres días una persona entrañable y el Menda. La segunda tarde subimos andando hasta la sierra de Gata. Por la ladera Oeste, que mira a Béjar, baja un arroyo que se llama Cuerpo de Hombre.
La dama tenía como objetivo llegar a la cumbre, justo en la raya de Salamanca y Cáceres. No era mi preocupación, sino buscar las primeras gotas que abastecían el arroyo. Tampoco pensaba en el divorcio, aunque nuestras sendas, al menos por esta tarde, eran diferentes.
- "¡Corre, corre!, ¡mira qué bonito ...!", dijo.
Al cabo de minutos, asomé el morro para ver lo bonito del paisaje. Había, a los pies de la sierra, mirando hacia Cáceres, 7 u 8 lagunas y, para colmo, un pantano. Era el atardecer, al agua la daban las sombras; su color era violeta. Es hoy el día que no he vuelto a mirar hacia Extremadura. Bajé solito a buscar las gotas de las que hablábamos; la dama prefirió quedarse en la cima, disfrutando de aquel encantador paisaje.
No hubo divorcio; y comentarios sobre el percance, vamos, que ni por asomo.

Suerte que sí encontré algo de musgo y césped de donde brotaban algunas gotas. Y también vimos un pájaro bebiendo en el arroyo. Era de colores, del tamaño de un tordo. No supimos qué pájaro era; no se asustaba de las personas; pudimos hacerle fotos que aún guardo en el baúl.

E ansí concluye el primer fascículo de los 3 que componen aquesta tremenda experiencia.

- "¡Ah!; se me olvidaba: aquella tarde aún no corrí".
Las carreras están en los otros dos fascículos, si es que algún amigo los resiste.

Sin palabras Snoopy... Insisto, dedícate a la narrativa.
Por mi parte, muy agradecida de poder leerte y a la espera de los siguientes fascículos

Pues, si Snoopy, si que me recuerdo, con gusto, lo bien que se estaba a la sombra de tus arboles. Pues, un tanto jadeando, habia yo subido andando haciendo futing desde La Aldea por la Pedrera, acosado por los perros de Modesto abajo y luego, arriba, por los tres de Fidel y ya picaba bien el sol. Se agradecia la sombra de tus arboles, y mas con buena compañia y copa en mano. Echamos la parva como antiguamente cuando se iba a acarrear. Gracias, amigo..!!

Mil "merci beaucoup" como dirían los franceses Snoopy, grata y bella lectura.
Me apunto al siguiente fascículo.
Feliz noche.

Las cabezuelas sí existen:

El Taller de Empleo La Casona trabaja ya en la fachada principal de la Casa de Cultura (de La Bañeza)...

Lesmes Moratinos, director de la escuela taller, manifestaba ayer que lo primero que se ha empezado a hacer ha sido el trabajo de carpintería y ya se ha comenzado a desmantelar la moldura de madera y a limpiar la que forma la balconada. Molduras, cabezuelas y remates serán sustituidos o arreglados una vez se hayan separado de la estructura sobre la que van montados y, mientras se fabrican nuevas piezas en el taller, se realizarán los trabajos de carpintería...

Otros elementos de carpintería que exigen reparación son las cabezuelas -adornos que rematan las vigas de madera- y los casetones que se encuentran entre ellas, con un dibujo tallado en la madera, que se han deteriorado debido al paso del tiempo...

(Diario de León, 16/03/2004)

Gracias JP por tu apoyo.
Por supuesto que existen las cabezuelas. Forman parte del armante del tejado. Son los trozos de vigas cortas que, montados encima de la pared, soportan los verales hasta las goteras.

J.P, No se si este escrito es copiado y pegado, yo haría alguna rectificación: En La Bañeza el director de la escuela taller era; Alberto Rodrigez Peñin y ojo, en esa fecha no había escuela taller, si, taller de empleo.
Lesmes Moratinos... si, seria el director, pero de el (taller de empleo), pues de la Escuela taller era Alberto.

Segundo fascículo de esta aparatosa serie.

Dedicado especialmente a mis animadoras conH y Nisma, quienes, según parece, hasta serían capaces de resistir el tercero.
Bien sabéis, estimadas, que escribir estorias es muy sencillo, amén de divertido; lo goío goío consiste en dedicarles lectura.
Gracias.
_______________

Al mediodía siguiente del episodio acaecido en la sierra de Candelario hubo que rehacer las maletas, sólo faltaban dos días y medio para presentarse en Barcelona.
Con cierto humor, recordamos que al entrar en casa nos daríamos de narices contra un cartel que decía en letras gordas: “¡Feliz Año Nuevo!”. Algunas señoras son de ese parecer: siempre dejan una cucharada en el plato por si vuelven con hambre.
E incluso había otra noticia aún mejor: a la mañana siguiente de aquel mediodía siguiente estaba previsto subir hasta las mismísimas fuentes del Duero. Ésa sí que era una expedición prometedora, de las de mojar pan.
Y sí; ocurrió que, hacia las 09:30, dejamos paciendo en una ladera de Urbión la caballería de 4 ruedas. Bien se lo merecía, pues los caminos que bordean Urbión son tortuosos y empinados, húmedos incluso en verano, inclinados con cierta pendiente hacia el vacío, pedregosos y recubiertos con arcilla. Y, para colmo, poseen un final.
– “¡Vaya …!, hasta aquí llega el camino; esto que continúa ya es vía”.
Ahora habrá que trepar.

El paisaje es precioso. Sus habitantes también: pinos centenarios desgarrados por los tiempos, niebla que se acerca despacito desde Castiella Oeste para ver las fuentes, valles profundos en forma de V por donde discurre el agua a trompicones.
A la altitud que nos encontramos, el Duero tiene, más o menos, la anchura de un pasillo. Bajamos a lavarnos las manos y a beber, pero desistimos de continuar trepando. El paraje es imponente, no apto para dos aprendices de exploradores que se encuentran solos.
Decidimos abandonar el ascenso y continuar en caballería por otros caminos que también bordean la sierra. Como una hora más tarde, tropezamos con una pequeña explanada que hay en la ladera que mira al Sur. Posiblemente fuera construida por la mano del hombre en anteriores expediciones.
– “Esta es la nuestra”, pensamos.
Y apeamos. Pero los copilotos siempre tienen ventaja, porque bajan del coche como medio minuto antes.
Ella oteaba el horizonte del Sur. Apuntó con el brazo extendido y dijo:
– “¡Mírala!”.
Pensé, mientras bajaba del coche: “¿Habrán sido capaces de traer hasta aquí la Puerta de Alcalá?”.
Y es que justo por aquellas fechas sonaba con frecuencia esa canción.
Me acerqué. Su dedo señalaba hacia una laguna que había a unos 800 metros de distancia y a unos 200 por debajo de nuestros pies. Era una laguna del mismo color que tiene la tinta china. Mi contemplación de aquel valle pudo durar unas 8 décimas de segundo, no más. Estaba claro: habíamos ido a parar al mirador de la Laguna Negra.

En el segundo tiempo de la comida, comentó que ”Si no íbamos hasta La Laguna Negra, no le aprovecharía el pez, y mucho menos el melón que pensaba pedir después”.
Tremendo dilema para un hombre asustado. Con esa cara de póker que se les queda a los aturdidos, me preguntaba y me respondía a un tiempo.
“ - ¿Divorcio?”.
“ - No”.
Y autojustificaba mis decisiones pensando que “Si José Agustín Goytisolo no hubiera escrito aún el cuento de ”El lobito bueno”, seguro que mi compañera le inspiraría mejores versos”. Es una persona sabia, cándida y, sobre todo, buena.
No cabía duda de que yo sí quería que le aprovechara el melón.
“ – Bueno, pues si hay que ir, se irá”, dije.

Ya en la carretera, ella se dedicó a buscar la vereda más apropiada. Siempre ha sido una excelente copiloto, muy fiable leyendo mapas. Si, por ejemplo, decía: “A un kilómetro más o menos, toma el camino que se encuentra a la izquierda”, pues aquel coche, que era un Fiesta, reconocía a las mil maravillas la voz de mi dama y siempre la obedecía sin que fuera necesaria complicidad por mi parte.
“– ¡Anda mira!. ¡Bueno, pero tú no mires!. En este mapa viene dibujado un reguero que nace en la Laguna Negra” .

Esta noticia mejoraba bastante la situación, porque también de la laguna Sentiz sale un reguero, que es el Horcajo del Sur. Y bien bonita que es. Es más: ”¿Por qué alarmarse?. Podría ocurrir que en la laguna Negra también hubiera patos de los grandes, como en Sentiz”.
Y más posibilidades aún: ella podía ir tranquilamente a beber hasta la laguna y yo del reguero directamente”.

El camino no llega hasta la laguna, se queda a unos 400 metros. Acuden a visitarla muchas personas, de modo que, a la parte derecha del camino, al final, se dibuja una larga hilera de coches aparcados. Conviene parar tras el último de toda la fila. En estos casos, la copiloto suele decirle al coche: ”¡Sooo …!”.
Tenía razón el mapa; a la izquierda del camino se atisba un reguero, como a eso de unos 50 metros. Siguiendo con la vista la línea trazada por los juncos, parece que se va distanciando del camino a medida que uno se vaya acercando a aquellos chopos que se ven. Luego el reguero seguramente nazca a la parte izquierda de lo que será, posiblemente, la dichosa laguna, de la que, desde aquí, de momento, no se ve ni torta. Menos mal.
Son las 17:30 más o menos. El sol queda a nuestro costado izquierdo, pero algo más alto. Hay algo de brisa, aunque no hace viento propiamente; sopla de Castiella Oeste. Este camino en el que aparcó el Fiesta continúa en línea recta hacia el Norte, pero, según parece, allá donde se encuentra el primer coche de toda la hilera, se estrecha. Va a dar, derechín, a aquellos chopos; hay unos cuántos.
Ha llegado el momento de calzarse las zapatillas; comenzaremos la dura andadura arropados entre turistas de tez variada.
Al llegar al primer coche aparcado el camino se hace más estrecho, es verdad. Como de metro y medio, lo justo para dos carriles de peatones: dos personas que van y otras dos que vienen.
No procedería poner aquí señales de tráfico, pero ya me extraña que tampoco haya cuadros esculpidos en granito con las 14 estaciones del Calvario.
Señalé hacia el reguero. “Voy hasta allí a lavarme las manos”.
“ – ¡Pero si queda más lejos …!. Y además; ¿no ves que hay yerba alta?”, contestó.

El sendero va en pendiente. Claro, como que vamos subiendo.
Ya están aquí los chopos.
“- ¡A ver …!”.
¿A ver …?.
Sí, sí, ....., ¡cog … honesh …!.

Me sobraron dos metros de sendero para llegar. Nos encontramos con un agua que se hallaba a la altura de nuestros ojos, la agitaba la brisa que venía del Oeste produciendo oleaje en su superficie y, al chocar contra los troncos sumergidos de los chopos, emitía un sonido sórdido: ”¡Glop ...p…!”.
Fue un avistamiento que duraría unas 3 décimas. Ni siquiera tuve tiempo para despedirme. Hice la retirada al paso, sin avisar, luego al trote y después al galope en busca del Fiesta.
Corría sin fatiga, con más ganas que en el III Cross, aunque con la certeza de que tampoco ganaría esta vez. Mas sí sentía que, a cada zancada, Barcelona se encontraba más cerca.
Los peregrinos de ida, a quienes veía de frente, me miraban perplejos, como atónitos de ver a una persona adelantando por la derecha toda una hilera de coches aparcados a la izquierda según se corre.
Mantenía los oídos en alerta; en cualquier instante pudiera escucharse el alarmante grito de ”- ¡Al ladrón …, al ladrón …!”.
Durante el carrerón pensaba en la tristeza de un agua prisionera, esperando turno, si lo había, para disfrutar de la libertad, de los valles que van hasta O Porto y de todo un mundo de colores que inventó el Creador, según cuentan, al término del Diluvio.

El coche rojo se encontraba hacia el final de aquella hilera, y, como 10 metros más allá de toda la fila de coches, había, a la derecha, un montículo cubierto de hierba. Me senté en él, jadeante, entregado al vicio de soplar humo.
Poco tiempo hubo de disfrutar mi dama a la vera de la Laguna Negra. Quizá, al verse sin compañero, girara la cabeza hacia sus espaldas y entendiera cómo podría huir de aquel paraje. Volvió en unos dos ‘ducaus’ y se quedó de pie, parada, como a metro y medio antes del montículo.
“ - ¿Por qué corrías?”.
Se hizo un silencio.
” – Quizá no lo sepas, pero me entra pánico al ver agua atrapada”.
La miraba fijamente. También ella a mí. Temía que pudiera convertirse en una estatua de sal; su rostro iba adquiriendo el color del yeso y su semblante, ternura.

Que os parece..? Yo le daria un 10+...!!

Estupendo.. disfrute mucho "Yendo" a la Laguna Negra.

JP, a ver si aun tienes aquellas fotos de la susodicha laguna y nos las subes. Ahora, despues de esas vividas imagenes, me entran ansias de ver esa laguna onde nace el Duero con mis propios ojos.

Eureka...!! la he visto,,

¡Jolín!, Mafern, hay que tener valor para aguantar el rollazo. Prometo que nunca más volveré a escribir en este foro un fascículo tan extenso. Me da hasta vergüenza.

A raíz de tu anterior mensaje, me ha dado por mirar el paisaje de Urbión en Google Maps. La verdad es que no se me ocurrió antes de escribir el fascículo.

¡Cuántos recuerdos!. Veo que las veredas no son las mismas que había hace 27 años. Nosotros salimos de Duruelo y aparcamos un poco antes del río; allí se acababa el camino. También veo que sólo nos faltó trepar como kilómetro y medio para llegar hasta las fuentes del Duero, pero nosotros no sabíamos qué distancia podría haber. Están, justamente, debajo de donde dice "Laguna de Urbión", aunque ésta ya vierte al Ebro si te fijas.
Ni idea de que existiera.

También se puede ver la explanadina del mirador. Ese camino sí existía ya entonces. Justo a unos 800 metros de la laguna, yendo hacia arriba. Parece que esta distancia sí permanecía bien en mi memoria.

También me han cambiado, en algo, el camino de acceso a la laguna. Yo diría que no existía la explanada que ve justamente donde marca el puntero de Maps: "Laguna Negra". Sí que se ve el senderín estrecho que llega hasta la laguna, así como el camino donde aparcaban los coches y hasta el montículo (que es la curva que hay antes del camino derechín). Sí, claro, parece que el carrerón fue de unos 900 metros.
También se ven los pinos contra los que chocaba el agua, justo a la izquierda del acceso a la laguna.

Y, finalmente, pido disculpas porque, debido a un "lapsus lingüe", escribí chopos donde tendría que haber escrito pinos. Allí sólo hay pino albar.

Mira Snoopy, en dos palabras(aunque sean de lo más inculto) "im" "presionante" para cubrir expectativas y deleitar al lector más exigente.
Encanta(por mi parte) de que nos brindes esta oportunidad de seguir leyendo, y espero que si todavía no hubieres publicado lo que tienes entre manos, y aunque te quede pendiente la herencia de un vástago, al menos no te prives de escribir libros (y digo libros) para que termines todos los iniciados al menos.
Ya sé que lo más arduo es buscar la Editorial que los publique, pero tú puedes con todo.
P.D.
y...sin darte "un pijo" de importancia. Pues amigo mío, esto no es tan fácil como el "copia, recorta y pega" y una mente capaz de crear con esa belleza, es sencillamente un privilegio que has sabido cultivar.

Rubio: Lo que puse antes es un copia y pega del Diario de León citado. Sobre escuelas o talleres no sé nada y menos de sus directores. Sólo pensaba en las cabezuelas y supuse que por tu trayectoria profesional nos aportarías algo al respecto.

He encontrado un estudio en la web que está bastante interesante:

ANÁLISIS TIPOLÓGICO DE LAS ESTRUCTURAS DE LAS CONSTRUCCIONES RURALES TRADICIONALES DE BARRO. LA CASA DE CORRAL EN EL PÁRAMO DE LEÓN
//informesdelaconstruccion.revistas.csic.es/index.php/informesdelaconstruccion/article/viewFile/697/782

Mafern: Como bien descubriste, no es necesario colgar fotos, ya que en la web hay abundante información sobre la Laguna Negra soriana.
Y como bien dice Snoopy, no busques allí las fuentes del Duero, que se hallan por encima de Duruelo (= Duero pequeño) de la Sierra, cerca de la laguna de Urbión.

Al contrario que al cronista, a mí la Laguna Negra me produjo una agradable placidez. Incluso me bañé, aunque sólo hasta donde pude aguantar, pues el agua estaba más cerca de los 0 grados que de los 10. De haber tenido saco de dormir y tiempo, no me hubiera importado pernoctar en su orilla.

Toda esa comarca se llama Tierra de Pinares, que ocupa parte de las provincias de Burgos y Soria. Es de los paisajes que más me han gustado. Nada que envidiar a ese país que sólo tiene una hoja de arce.


Curiosidad fluvial: Por aquellas tierras nace también el río Tera, que desemboca en el Duero.

Otro Tera nace por encima del lago de Sanabria, en Zamora, y desemboca en el Esla.

Y otro más pasa por Gerona, aunque allí lo llaman Ter para ahorrarse una letra. Estos catalanes.....

Lo que yo no soy capaz de entender en esta foto de Google es que, como es que sale el fotografo que hace las fotos en su misma foto. O es que tiene un espejo colgado encima de el donde se refleja ..? Se ve su camara y todo. Algo incredible.!!! Pasa el cursor por la foto y veras a que me refiero.
Flix, tu que sabes mas de estas tecnologias esplicanos el por que se le ve al fotografo y su camara en su propia toma.

se llama "ojo de pez" y la imagen es panorámica de 360º, ríete tu de las imágenes de flix distorsionadas..., aquellas que acercan las montañas a Sahelices..., ya tu sabes...

salut

Veo que en las últimas respuestas se nos había borrado el título de la conversación. Lo he vuelto a poner; veamos si aparece de nuevo como título de esta entrada.


Gracias Nisma, pero ya te comenté otra vez aquellos versos de "Avalanche" escritos por Leonard Cohen:
- "No vistas esos harapos por mí,
sé que no eres pobre;
no me ames con tánto ardor,
sé que presento dudas".

Bueno, la verdad es que, para haber escrito el fascículo en unas 2 noches a razón de hora y media cada una, tiene cierto perdón.
Ahora falta el tercero. Ése ya enlaza con el título de esta conversación y con el dichoso clavo en la frente.
Pero estos días no anda el Menda en ganas de hacerse a su escritura. Esperemos que lleguen otros momentos de dicha.

Gracias.


P.D..-
Nisma: quizá estés confundida; no guardo libros escritos, sólo un borrador de un estudio sobre el Templo.

Sí, y la mente plagada de ideas y grafismos. Los escribirás, sencillamente con dejar deslizarse libremente a "la pluma" para que los organice.
Un saludo a todos