Saelices del Payuelo - Leon

“Tomasito y el Libro”.
Un cuento de cumpleaños.

Hace muchos, muchos, muchos años, vivía en Sahelices un niño que se llamaba Tomasito.
-“Ocho años ya”, decía.
En realidad, aún no los tenía; faltarían unos 9 días.
Aquel último martes de mayo fue su padre a la feria de Mansilla a vender unos costales de grano. Luego entró en la librería; se conoce que en casa habían acordado regalarle a Tomasito un libro, pues ya distinguía bien las letras.
Y así fue como, justamente el día que cumplía los 8 años el niño, su madre le regaló aquel libro.
Era de color granate, algo grueso. No había espacio para él en el cabás, ocupado por otros libros y cuadernos. Mediría, de grueso, como dedo y medio de un niño. En la portada había un recuadro dorado adornado con siluetas de zarcillos también dorados, y, dentro del recuadro, estaba escrito el título en color turquesa. Las letras de la portada eran góticas, algo difíciles de descifrar. Ponía en letras góticas: ”Libro”. Había dibujados otros muchos zarcillos dorados que abrazaban el lomo del libro y, en la contraportada, un recuadro vertical dorado en el que se veía inscrito un rombo de color turquesa. Era un gran libro, sin duda, pero no tenía el nombre de su autor.
-"Sólo se titula ”Libro”", preguntó Tomasito, confuso.
-”Es que habla de todo un poco”, contestó su madre.

Era verdad. Aquel libro estaba compuesto por relatos variados. Cada relato no era más extenso de 5 hojas; en él cabían muchos, muchos relatos.
Todos ellos narraban costumbres. Así, por ejemplo, pues había relatos que describían al dedillo la costumbre de extender tomillo por las calles, o la costumbre que tienen los castores de hacer sus casas, o la costumbre de tocar las campanas con diferentes melodías.

Tomasito leía despacio aquellos relatos, uno a la semana más o menos. Habría leído unos 14, o, para el caso, como la mitad del grosor de un dedo.
Un día, estaba Tomasito leyendo por qué tiene el agua la costumbre de correr hacia abajo. El relato describía a las mil maravillas el discurrir de un río. De repente, ocurrió algo insólito: el Libro se cerró de golpe, emitiendo él solito aquel sonido característico por todos reconocido: ”¡Blam…m!”.
Absorto y pasmado, Tomasito intentó continuar con la lectura, pero el Libro no se dejaba abrir. Su regalo se había convertido en un estuche sin apertura, granate como las amapolas, límpido, como barnizado por una película de algún gas. Pero no se había quedado vacío, aún pesaba como un libro. Quizá lo cerrara un golpe de aire, o alguna irradiación, o el destino.
Decidió guardar el Libro junto a sus otros libros y también un secreto en su corazón. Nunca más habló del Libro que tánto le enseñaba, pero yo sé que, de vez en cuando, Tomasito mira hacia el Libro y que, cada cumpleaños, lo toma en sus manos. Lo mira, lo comprueba; aún pesa a libro.


Hoy, 52 años después de aquellos 8, al tomarlo, el Libro estaba abierto. Tomasito esbozó una sonrisa de complicidad y de complacencia.
-"Sabía que lo harías", le dijo.

Tratándose de amigos para siempre, esta mañana Tomasito leyó hasta el final de aquel pasaje en el que se narraba el fluir del río.

”Una ingente avenida de agua discurre hacia el Oeste de forma inesperada, puesto que en un mes no ha llovido. Fluye a un ritmo moderado, a tramos con convicción y en otros con desgana, como empujándose, por un cauce variopinto que ella misma ha surcado entre cantos y ribazos. Rompientes, remansos y remolinos generan notas de diferentes tonos, al unísono, que componen un murmullo, una polifonía no transcrita en pentagramas, sino latente en las ondulaciones de su discurso. El agua proviene de Valdeburón y la Reina; va hasta O Porto en busca de sal”.

Aquí fue donde se cerró el libro, al llegar a la el]e de sal. El relato continúa así:

”Volverá en forma de copos, perpetuando así la existencia del río, cuya esencia es el agua, que no los chopos”.


Feliz cumpleaños.

Entretenida historieta.
Seria el Tomasito este, el Tomas que yo pienso.? No..! El Tomas de la historia tiene 60 años y el Tomas, al que yo me refiero, tiene como unos 10 mas.

El Tomasito este es un nombre prestado. Tenía derecho a llamarse Bonifacio, pero le ususparon el nombre.

Preciosa historia Snoopy, ¡vamos¡ para deleitarse con ella leyéndola y releyéndola. Gracias por enviarnos rosas perfumadas escondidas. Feliz descanso a todos y muy especialmente, a mi quintorro Tomasito.