Rodicol - Leon

«Sólo me votó mi cuñado»
La madrileña Begoña Guerreiro es la nueva pedánea de Rodicol gracias a un único sufragio, ni siquiera pudo votarse a sí misma por no estar empadronada en la zona.

La elección de la nueva pedánea de Rodicol, la madrileña Begoña Guerreiro, ha pasado un poco desapercibida por la escasez de habitantes de este pueblo de la montaña y su pequeña implicación en el proceso, si bien cuando sólo existe una candidatura a la presidencia de una junta vecinal, ésta resulta ganadora aunque no sea avalada por votos en las urnas. En esta ocasión un único voto le da el puesto a Begoña Guerreiro, el de su cuñado, Rafael García Martínez. Este agricultor treintañero fue el único que desafió a las malas condiciones climatológicas que azotaron a la zona el día de las elecciones y se desplazó los diez kilómetros necesarios para depositar la papeleta en el Ayuntamiento de Murias de Paredes. La propia implicada en este proceso no pudo votarse a sí misma por no estar empadronada en la zona. «Yo no me voté a mí misma, como podría parecer lógico, porque no estoy empadronada en Rodicol, sino en León. Mi compañero, César García, tampoco pudo acudir ese día a votar por determinadas circunstancias personales, ni mi suegra, ni dos tíos, ocupados en el ordeño y en atender a los animales en una jornada que hizo malísimo», comenta.

Esa falta de apoyo expreso en las urnas no la afectó. «Lo entiendo perfectamente, no se animaron a acudir a Murias, que está lejos, a diez kilómetros, en un día, además, de mucho trabajo», explica, «así que soy pedánea por los pelos», bromea.

María del Carmen Mallo, alcaldesa de Murias de Paredes y principal artífice del ascenso de esta madrileña a la presidencia de la Junta Vecinal de Rodicol, reconoce que «por parte de Guerreiro todo son buenas intenciones, además de ser una mujer coherente con la que será muy fácil colaborar».

Un lavado de imagen. La madrileña confiesa que aceptó presentarse al puesto tras la propuesta del PSOE aunque reconoce que es la primera vez que se enfrenta a algo relacionado con la política. Guerreiro asegura que cuenta con el apoyo incondicional de su marido, César García, a pesar de que en un principio no era muy partidario de que accediera al puesto. Sin embargo, y para olvidar los «errores del pasado» la madrileña pretende con su nuevo cargo, lavar la imagen de su compañero, «que se conozca la otra cara de César García para que así la convivencia en Rodicol vuelva a la normalidad sin que haya más problemas entre los vecinos». Guerreiro tomó posesión en su cargo el pasado 11 de diciembre, al que reconoce que accede para devolver la normalidad al pueblo, pues su compañero, César García, fue denunciado por los vecinos en varias ocasiones por soltar ganado masivo por los pastos comunales, sin autorización, e impidiendo que otros ganaderos pudieran disfrutar de los prados, incluso protagonizó algún conflicto que llegó a la agresión y la Guardia Civil se vio obligada a requisarle las reses. Los vecinos además declararon la falta de identificación de algunos animales y los problemas que eso podía suponer para el resto de rebaños.

Una vida dura. «Aún no he pensado qué proyectos se pueden desarrollar para mejorar el pueblo y la calidad de vida de sus habitantes», indica. Admite que le encanta ir a Rodicol, por su «relax y su tranquilidad», al igual que a sus dos hijos, «que ven a los animales, respiran aire puro y están todo el día con la bicicleta».

En realidad, cree que la vida en el pueblo con menor población de los quince que integran Murias de Paredes es «dura». Su compañero cría vacas y yeguas y va y viene a León todos los días. «Fijaté, él con el ganado y yo con los móviles, el lleva su negocio y yo, el mío. Aunque era reacio a que me presentara para pedánea, cuento con todo su apoyo a día de hoy». Rodicol carece de restaurantes, alojamientos para turistas, tiendas, bares y colegios. Claro que durante el curso escolar tampoco hay niños y el único pequeño del entorno acude al CRA de Riello. «La verdad es que si quieres tomarte un café hay que ir a Senra».