Riego de la Vega - Leon

La transición fue un pacto de élite- el consenso-, la representación de los intereses estadounidenses y atlantistas, no hay una ruptura democrática con el régimen, ha dado lugar a un sistema político en el que la división de poderes es nula, el ejecutivo designa al judicial y el ejecutivo es elegido por el legislativo. Estamos ante un sistema proporcional, no es representativo, en el que las listas de candidatos a diputados son elegidos por las camarillas de los partidos políticos, es decir, los candidatos al poder legislativo son propuestos por los secretarios generales de cada partido por lo tanto no hay soberanía popular sino ratificación de la elección previa que ha realizado la camarilla del partido, por lo tanto observamos una oligarquía de partidos porque los partidos son órganos del Estado, dando lugar a la integración de la ciudadanía en el Estado a través del partido y no a la representación y por lo tanto a una partitocracia. El tribunal de Orden Público pasa a ser la Audiencia Nacional con los mismo jueces operativos que habían ejercido durante el franquismo (sólo cambia el nombre), los cuerpos del Estado y el ejército no son depurados, los mismo torturadores y cómplices de torturas siguen ejerciendo la represión. En la Transición mueren a manos de la violencia del Estado 245 personas y la extrema derecha, amparada, protegida e instrumentalizada por el Estado. Como le dijo Franco al general Vernon Walters “cuando llegue a faltar, todo queda atado y bien atado”