Riego de la Vega - Leon

El todavía presidente del Tribunal Constitucional, era afiliado del Partido Popular en el momento de su designación. Eso significa la quiebra del Estado de Derecho.

Los artículos 159.4 de la Constitución y 19 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional establecen claramente las incompatibilidades de los miembros del Tribunal, que deben ser independientes e inamovibles en el ejercicio de su mandato, y concluyen: "En los demás, los miembros del TC tendrán las incompatibilidades propias de los miembros del Poder judicial". O sea, las mismas incompatibilidades que los miembros del Poder Judicial, que no pueden desempeñar otros cargos públicos ni pertenecer a partidos políticos.

El todavía presidente pasó por el Senado y consiguió su aprobación para acceder al TC ocultando, deliberadamente, su adscripción política. Él y el Partido Popular lo silenciaron. No sabremos el porqué. De momento, porque la mayoría absoluta de la derecha recalcitrante ha decidido impedirlo con su rodillo en el Parlamento español. Todo un ejemplo de transparencia, responsabilidad y dación de cuentas. Todo un síntoma.

Las consecuencias de su elección nos afectan a todos. El TC debe interpretar sobre derechos fundamentales en un momento en el que la gran mayoría de asuntos a tratar se plantean precisamente por otros partidos políticos, los que compiten democráticamente con aquel en el que milita su presidente. ¿Puede ser esto razonable y democrático?

La independencia de jueces, magistrados y miembros del TC es vital en un Estado de Derecho. Es lícito y respetable que cada cual tenga su propia ideología, pero sin militancia porque esta significa ser activista político, implicado en la defensa de una ideología. Justo lo contrario de lo que debe hacer. No se puede ser juez y parte y a la vez garantizar un tribunal independiente alejado de los intereses en litigio. Libertad no orientada por ideología ni simpatía ni prejuicio alguno, orientada únicamente por la aplicación del Derecho, en su más pura esencia.

Flaco favor de la derecha a la credibilidad de las instituciones, en un momento tan complicado para España. Ahí tenemos una muestra más de para qué sirven sus mentiras: llegar al poder y ocupar todos los espacios para tener asegurado el amén a todas sus políticas. Control férreo.

Ya lo dijo Montoro: “Que caiga España que nosotros la levantaremos”.
Y vamos camino de que levanten una España reaccionaria, retrógrada, preconstitucional, predemocrática. Al parecer, la España que añoran.