Riego de la Vega - Leon

Aún se habla poco de los presuntos pagos al Partido Popular llevados a cabo por parte de grandes constructoras con la finalidad, se presupone, de obtener con la facilidad del aprovechado contratas y prelación.


Acuña, procrea y me regala Juan Barranco un término que define mejor que nadie lo que quiero decir: contratistas de ventajas. Son los buscadores de gangas que el sector público puede graciosamente conceder con una sola firma, procedimiento o simplemente cohecho.

En España hay pero no abundan, existen pero escasean, aquellos empresarios capaces de sembrar investigación y esfuerzo a la espera a largo plazo de lograr exportar más allá de sus propias narices. A ellos, a los buenos, quiero dedicarle este artículo.

Por eso, entre otras razones, nuestra balanza comercial se resiente como un dolor. Incapaces muchos de ellos de competir en la primera división, más allá de nuestras fronteras, se agazaparon hasta hace bien poco en el proteccionismo, se aprovecharon del intervencionismo y ahora muchos de ellos se convierten en contratistas de ventajas que, a veces, algún desafortunado concejal o consejero es capaz de ofrecerles por un Bárcenas cualquiera.

El silencio cómplice de las organizaciones empresariales no es más que una forma de ser… contratistas de ventajas. Por eso las principales ambiciones para presidir las organizaciones empresariales sectoriales, regional o nacional se producen en aquellos que tienen puesto el ojo en la mirilla y la mirilla en los servicios públicos.

De ahí salen las ingentes donaciones de estos pícaros de salón, emprendedores de tres al cuarto, oportunistas, pancistas y aprovechados, de los que tanto abundan en la historia de España. Desde el monopolio de la sal del Marqués de Salamanca hasta la última donación permitida de aquella gran constructora que, casualmente, obtuvo suculentos contratos del Estado, de su región o de su municipio para obra civil.

Son los que presumen de liberales, esperpentos del pensamiento, cuyo nivel cultural deja tanto que desear como para no mantener una conversación más allá de media hora.

Conservadores, cierto, de toda la vida. Constructoras y promotoras, muchas de ellas, que tendrían que sentarse por en el banquillo de la instrucción por corruptas y en la gradilla del juicio de la historia por contratistas de ventajas.
@AntonioMiguelC