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Laguna de Negrillos - Leon

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España > Leon > Laguna de Negrillos
29-06-14 21:37 #12118781
Por:j vicente futuro fut

El velo que cubre los Misterios de la Biblia se ha retirado. 63ª Sección
Jesús es llevado ante la presencia de Poncio Pilatos.-
Los ministros, nuevamente, llevaron a Jesús de la casa de Caifás, hacia la Casa de Poncio Pilatos: Jesús iba atado, como digno de ser muerto, iba también, con las cadenas y sogas con que le prendieron. La ciudad de Jerusalén estaba llena de gente de toda Palestina, que había concurrido a celebrar la gran Pascua del cordero y de los Ázimos, y con el rumor que ya corría en el pueblo sobre la noticia que todos ya tenían sobre el Maestro, la multitud innumerable, corrieron para ver, como lo llevaban preso por las calles. Dividiéndose en grupos diferentes. Unos defendían a Jesús, y otros grupos, a agrandes voces pedían para Jesús la muerte. Y a grandes voces decían: Muera, muera este mal hombre y embustero que tiene engañado al mundo; otros respondían, no parecían sus doctrinas tan malas ni sus obras, porque hacía muchas obras buenas a todos; otros, de los que habían creído, se afligían y lloraban; y toda la ciudad estaba confusa y alterada.-

Lucifer estaba muy atento y sus demonios también a cuanto pasaba, y con insaciable furor, viéndose ocultamente vencido y atormentado por la invencible paciencia y mansedumbre de Jesús, que alumbraba su misma soberbia e indignación, sospechando que aquellas virtudes que tanto le atormentaban no podían ser de puro hombre. Por otra parte, presumía que dejarse maltratar y despreciar con tanto extremo y padecer tanta flaqueza y como desmayo en el cuerpo no podía ajustarse con Dios verdadero, porque si lo fuera, decía Lucifer, que su virtud divina y su naturaleza comunicada a la humana le influyera grandes efectos para que no desfalleciera, ni consintiera lo que en ella se hace. Esto decía Lucifer.-

Jesús llega a la casa de Poncio Pilatos, siguiéndole muchos del concilio de los judíos y gente innumerable de todo el pueblo. Y presentándole al juez, se quedaron los judíos fuera del pretorio o tribunal, fingiéndose muy religiosos por no quedar irregulares e inmundos para celebrar la Pascua de los panes ceremoniales, para la cual habían de estar muy limpios de las inmundicias cometidas contra la ley; y como hipócritas, no reparaban en el inmundo sacrilegio que les contaminaba las almas, por homicidas del Inocente. Pilatos, aunque era gentil, condescendió con la ceremonia de los judíos y, viendo que reparaban en entrar en su pretorio, Poncio Pilatos salió fuera y, conforme al estilo de los romanos, les preguntó: ¿Qué acusación es la que tenéis contra este hombre? Respondieron los judíos: Si no fuera grande malhechor, no te lo hubiéramos traído, así atado y preso como te le entregamos. Nosotros hemos averiguado sus maldades y somos tan atentos con la justicia y nuestras obligaciones, que a menos de ser muy facineroso no procediéramos contra él.-

Con todo eso les replicó Pilatos: Pues ¿qué delitos son los que ha cometido? Respondieron los judíos y le dijeron, inquieta a la república y se quiere hacer nuestro rey y prohíbe que se le paguen al César los tributos, se hace llamar Hijo de Dios y ha predicado una nueva doctrina, comenzando por Galilea y prosiguiendo por toda Judea hasta Jerusalén.-

Pues tomadle vosotros, dijo Pilatos, y juzgadle conforme a vuestras leyes; que yo no hallo causa justa para juzgarle. Replicaron los judíos: A nosotros no se nos permite condenar a alguno con la pena de muerte, ni tampoco dársela.-

En todas estas demandas y respuestas, estaba presente María junto con Juan Evangelista y las mujeres que la seguían, porque los Ángeles la acercaron para que María todo lo pudiese ver y oír; y cubierta con su manto lloraba sangre en vez de lágrimas con la fuerza del dolor que dividía su virginal corazón, y en los actos de las virtudes era un espejo clarísimo en que se retrataba el alma santísima de su Hijo, y los dolores y penas se retrataban en el sentimiento de su propio cuerpo. María pidió al Padre Eterno, la concediese no perder a su Hijo de vista, cuanto fuese posible, por el orden común hasta la muerte, y así lo consiguió mientras el Señor no estuvo preso. Y considerando María que convenía se conociese la inocencia de Jesús entre las falsas acusaciones y calumnias de los judíos y que le condenaban a muerte sin culpa, pidió con fervorosa oración que no fuese engañado el juez y que tuviese verdadera luz de que Jesús era entregado a él por envidia de los sacerdotes y de los escribas. En virtud de esta oración de María, tuvo Poncio Pilatos claro conocimiento de la verdad y alcanzó a conocer, que Jesús era inocente y que se lo habían entregado por envidia. Por esta razón el mismo Señor se declaró más con él, aunque no cooperó Poncio Pilatos a la verdad que conoció, y así no fue de provecho para él sino para nosotros y para convencer la perfidia de los pontífices y fariseos.
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El gentío comenzó a levantar la voz con ferocidad, acusándole y repitiendo que Jesús se quería alzar con el reino de Judea y para esto engañaba y conmovía los pueblos y se llamaba Cristo, que quiere decir el Ungido Rey. Esta maliciosa de acusación propusieron a Poncio Pilatos, para que se moviese más con el celo del reino temporal, que debía conservar debajo del imperio romano. Y porque entre los judíos eran los reyes ungidos, por eso añadieron que Jesús se llamaba Cristo, que es ungido como rey, y porque Poncio Pilatos, como gentil, cuyos reyes no se ungían, entendiese que llamarse Cristo era lo mismo que llamarse el Rey Ungido de los judíos. Poncio Pilatos dirigiéndose a Jesús le preguntó: ¿Qué respondes a estas acusaciones que te adjudican? Jesús no respondió palabra en presencia de los acusadores, y se admiró Poncio Pilatos de ver tal silencio y tal paciencia. Pero Poncio Pilatos, deseando examinar más si era verdaderamente Rey, se retiró junto con Jesús al interior del pretorio, desviándose de la vocería de los judíos. Y allí a solas le preguntó Poncio Pilatos a Jesús: Dime, ¿eres tú Rey de los judíos? Y Jesús le respondió: Esto que me preguntas ¿ha salido de ti mismo, o te lo ha dicho alguno hablándote de mí?. Replicó Pilatos: ¿Yo acaso soy judío para saberlo? Tu gente y tus pontífices te han entregado a mi tribunal; dime lo que has hecho y qué hay de verdad.- Respondió Jesús le dijo: Mi Reino no es de este mundo, porque si lo fuera, cierto es que mis vasallos me defendieran, para que no fuera entregado a los judíos, mas ahora no tengo aquí mi reino. Poncio Pilatos creyó como juez en parte esta respuesta del Señor y así le replicó: ¿Luego tú eres Rey, pues tienes Reino? No lo negó Jesús y añadió diciendo: Tú dices que yo soy rey; y para dar testimonio de la verdad nací yo en el mundo; y todos los que son nacidos de la verdad oyen mis palabras. Poncio Pilatos se admiró de esta respuesta de Jesús, y le volvió a preguntar: ¿Qué cosa es la verdad?. Y sin esperar a la respuesta de Jesús, salió otra vez del pretorio y dijo a los judíos allí presentes: Yo no hallo culpa en este hombre para condenarle. Ya sabéis que tenéis costumbre de que por la fiesta de la Pascua, vosotros dais libertad a un preso; decidme si gustáis que sea Jesús o Barrabás; que era un ladrón y homicida, que a la sazón tenían en la cárcel por haber dado muerte a otro en una pelea. Levantaron todos la voz y dijeron: A Barrabás pedimos que sueltes, y a Jesús que crucifiques.- Y en esta petición se ratificaron, hasta que se ejecutó como lo pedían. Quedó Poncio Pilatos muy turbado con las respuestas y obstinación de los judíos; porque por una parte deseaba no enemistarse con ellos, y esto era dificultosa cosa, viéndolos tan embarcados en la muerte de Jesús, si no consentía con ellos; por otra parte conocía claramente que le perseguían por envidia mortal que le tenían y que las acusaciones que turbaba al pueblo, eran falsas y ridículas. Y en lo que le imputaban de que pretendía ser rey, había quedado satisfecho con la respuesta del mismo Jesús y de verle tan pobre, tan humilde y sufrido por las calumnias que le adjudicaban.-
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Poncio Pilatos, con la luz y auxilios que recibió en su interior, conoció la verdadera inocencia del Señor, aunque esto por su parte fue ignorado siempre el misterio y la dignidad de la persona divina que tenía delante. Aunque la fuerza de Jesús y de sus vivas palabras movió a Poncio Pilatos para hacer concepto grande de Jesús y pensar que en él se encerraba algún particular secreto, y Poncio Pilatos, deseando soltarle, lo envió a presencia de Herodes. La acusación que ejercían los judíos, aunque ellos por su perfidia no la creían y con envidia la interpretaban falsamente, acumulándole al Señor que se quería hacer rey y no lo era; siendo verdad lo contrario, y no lo quería mostrar, ni usar de la potestad de rey temporal, aunque de todo era Señor; pero JESÚS, no había venido al mundo a mandar a los hombres, sino a obedecer. Y era mayor la ceguedad Judaica, porque esperaban al Mesías como a rey temporal y con todo eso calumniaban a Jesús de que lo era, y parece que sólo querían un Mesías poderoso como rey, y que no le pudiesen resistir, y aun entonces le recibirían por fuerza y no con la voluntad piadosa que pide el Señor.-

Herodes se hallaba en Jerusalén, para celebrar la Pascua de los judíos. Este era hijo del otro rey Herodes, el que había degollado a los Inocentes niños, persiguiendo a Jesús recién nacido, y por haberse casado con una mujer Judía se pasó al Judaísmo haciéndose israelita prosélito. Por esta razón su hijo Herodes guardaba también la ley de Moisés y había venido a Jerusalén desde Galilea, donde era gobernador de aquella provincia. Poncio Pilatos estaba enfrentado con Herodes, porque los dos gobernaban las dos principales provincias de Palestina, Judea y Galilea, y poco tiempo antes había sucedido que Poncio Pilatos, en el celo de su trabajo y dominio del imperio romano, había degollado a unos galileos cuando hacían sacrificios. Mezclando la sangre de los reos con la de los sacrificios, y esto había indignado a Herodes. Y para dar Poncio Pilatos alguna satisfacción a Herodes, determinó remitirle a Jesús, como vasallo y natural de Galilea, para que examinase su causa y la juzgase, aunque siempre esperaba Poncio Pilatos que Herodes le daría por libre como inocente y acusado por maliciosa envidia de los pontífices y escribas que le acusaban.-

Jesús, salió de la casa de Pilatos para la de Herodes, preso y atado como estaba, acompañado de los escribas y sacerdotes, que iban para acusarle ante el nuevo juez, y gran número de soldados y ministros, para llevarle tirando de las sogas por unos y despejar las calles por otro, porque con gran número de personas y por la novedad, todas ellas estaban llenas del gentío del pueblo. La milicia romana, rompía por la multitud y, como los ministros y pontífices estaban tan sedientos de la sangre de Jesús para derramarla aquel día, apresuraban el paso y llevaban a Jesús por las calles casi corriendo y con desordenado tumulto.-

Cuando Herodes tuvo aviso de que Pilatos le remitía a Jesús Nazareno, se alegro grandemente. Sabía que Jesús era muy amigo de Juan Bautista, a quien él había mandado degollar, y estaba informado de la predicación que este mismo Jesús hacía, y con astucia y vana curiosidad, Herodes deseaba que Jesús en su presencia, obrase alguna cosa extraordinaria y nueva de que admirarse y hablar con entretenimiento.-
Jesús ante Herodes.-

Jesús: Fue llevado en presencia del homicida Herodes, contra quien estaba clamando ante el mismo Jesús la sangre de su amigo Juan Bautista, más que la del justo Abel. Herodes lo recibió con risa, juzgándole por encantador y mago. Y con este formidable error le comenzó a examinar y hacerle diversas preguntas, pensando que con ellas le provocaría para hacer alguna cosa maravillosa, como Herodes Así deseaba.-
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Pero el Maestro de la sabiduría y prudencia no le respondió palabra, estando siempre con severidad humilde y en presencia del indignísimo juez, que tan merecido tenía por sus maldades el castigo de no oír las palabras de vida eterna que debieran salir de la boca de Jesús. Asistían allí los príncipes de los sacerdotes y escribas acusando a Jesús constantemente con las mismas acusaciones y cargos que ante Poncio Pilatos le habían comunicado. Pero tampoco respondió palabra alguna a estas calumnias, como lo así deseaba Herodes; en cuya presencia, ni para responder a las preguntas, ni para desvanecer las acusaciones, no despegó Jesús sus labios, porque Herodes de todas maneras desmerecía oír la verdad, que fue su justo castigo y el que más deben temer los príncipes y poderosos del mundo.-

Indignándose Herodes con el silencio y la mansedumbre de Jesús, que frustraban su vana curiosidad, y casi confuso el inicuo juez lo disimuló, burlándose del inocente Maestro, y despreciándole con todo su ejército le mandó remitir otra vez a Poncio Pilatos. Y habiéndose reído con mucho escarnio de la modestia del Jesús, fueron llamados todos los criados de Herodes, para que tratasen a Jesús como a un loco y menguado de juicio. Estos criados vistieron a Jesús con una ropa blanca con que señalaban a los que perdían el sentido común, para que todos huyesen de ellos. Pero en Jesús, esta vestidura fue símbolo y testimonio de su inocencia y pureza, ordenándolo la oculta Providencia del Altísimo, para que estos ministros de maldad, con las obras que no conocían, testificasen de la verdad que pretendían oscurecer con otras maravillas, que de malicia ocultaban, todo lo obrado y dicho por Jesús, públicamente en el Templo. Herodes se mostró agradecido con Poncio Pilatos por la cortesía con que le había remitido la causa y la persona de Jesús Nazareno. Y devolvió nuevamente a Poncio Pilatos, Jesús de Nazaret, con la respuesta escrita de Herodes, en la que decía, que no hallaba en Jesús causa alguna de culpabilidad, haciendo destacar, que Jesús le parecía hombre ignorante y de ninguna estimación.-

Desde aquel día y con esta respuesta, Herodes y Poncio Pilatos quedaron como amigos. Volviendo por segunda vez Jesús, de la presencia de Herodes a Poncio Pilatos. Llevaron nuevamente a Jesús con muchos soldados, con, gritería y alboroto entre la gente popular. Porque las mismas personas, que antes le habían aclamado y venerado como Salvador y Mesías del Señor, pervertidos más tarde con el ejemplo que veían en los sacerdotes y magistrados, habían cambiado de parecer y le condenaban y le despreciaban al mismo Señor a quien poco antes habían dado gloria y veneración.-

En medio de estas confusas ignominias iba Jesús repitiendo dentro de sí mismo con inefable amor, humildad y paciencia aquellas palabras que tenía dichas por la boca y Profeta David: Yo soy gusano y no soy hombre, soy el oprobio de los hombres y el desprecio del pueblo. Todos los que me vieron hicieron burla de mí, hablaron con los labios y movieron la cabeza. Era Su Majestad gusano y no hombre no sólo porque no fue engendrado como los demás hombres, ni era solo y puro hombre, sino Hombre y Dios verdadero; porque no fue tratado como hombre, sino como gusano vil y despreciable. Y a todos los vituperios con que era abatido, no hizo más ruido ni resistencia que un humilde gusanillo a quien todos pisan y desprecian y le reputan por oprobio.-
Jesús nuevamente, ante Poncio Pilatos.-

Herodes ordena que Jesús nuevamente, sea devuelto ante la presencia de Poncio Pilatos. En el camino de vuelta, Jesús fue llevado atropelladamente y derribándole algunas veces en el suelo, tiraban con suma crueldad de las sogas, le hicieron reventar la sangre de sus sagrada venas y como no se podía fácilmente levantar por llevar atadas las manos, ni el tropel de la gente se podía ni quería detenerse, daban sobre Jesús y le abofeteaban y le pisaban y le herían con muchos golpes y patadas, causando gran risa a los soldados en vez de la natural compasión, que por mandato de Lucifer, estaban totalmente desnudos de compasión, como si no fueran hombres.-
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Jesús, llegando por segunda vez a casa de Poncio-Pilatos, de nuevo le comenzaron a pedir los judíos que le condenase a la muerte de cruz. Pilatos, que conocía la inocencia de Jesús y la mortal envidia de los judíos, sintió mucho que le restituyese Herodes la causa de la que él deseaba eximirse. Y viéndose obligado como juez, procuró aplacar a los judíos con diversos argumentos. Y uno fue hablar en secreto a algunos ministros y amigos de los pontífices y sacerdotes, para que pidiesen la libertad de Jesús y le soltasen con alguna corrección que le daría y no pidiesen más, la libertad del malhechor Barrabás. Esta diligencia había pedido Poncio-Pilatos cuando le volvieron a presentar otra vez a Jesús para que le condenase. Habló Pilatos a los judíos y les dijo: Me habéis presentado a este Hombre, acusándole que dogmatiza y pervierte al pueblo; y habiéndole examinado en vuestra presencia, no e hallado en él, culpa alguna de lo que le acusáis. Ni tampoco Herodes la hallo, a quien le remití. Por lo tanto, bastará por ahora corregirle y castigarle para que en adelante se enmiende. Y habiendo de soltar algún malhechor por la solemnidad de la Pascua, soltaré a Jesús si le queréis dar la libertad y castigaré a Barrabás. Conociendo los judíos que Pilatos deseaba mucho soltar a Jesús, respondieron todos a la vez: Quita allá, deja a Cristo y da la libertad a Barrabás.-

Los judíos, tenían este pacto con los romanos, era condición que se les guardase esta costumbre, y así lo cumplían los gobernadores. Aunque éstos la pervirtieron en esta ocasión en cuanto a las circunstancias, según el juicio que hacían sobre Jesús. Porque habiendo de soltar al menos a un criminal de entre ellos y confesando ellos mismos que Jesús Nazareno lo era, con todo eso lo dejaron a él en prisión y eligieron la libertad para Barrabás, a quien reputaban por criminal. Tan ciegos y pervertidos los tenía la ira de Lucifer con su propia envidia, que en todo se deslumbraban, aun contra sí mismos, no cumpliendo con su propia Ley.-

Lucifer por temor, interviene en favor de Jesús.-
Estando Poncio Pilatos en el pretorio con estas altercaciones de los judíos, sucedió que sabiéndolo su mujer que se llamaba Prócula, le envió un recado diciéndole: ¿Qué tienes tú que ver con ese hombre justo? Déjale, porque te hago saber que por su causa he tenido hoy algunas visiones. El motivo de esta advertencia de Prócula fue que Lucifer y sus demonios, viendo lo que se iba ejecutando en la persona de Jesús y la inmutable mansedumbre con que llevaba tantos oprobios, se hallaron más deslumbrados y desatinados en su furor rabioso. Y aunque la altiva soberbia de Lucifer, no acababa de ajustar cómo se compadecía haber Divinidad y consentir tales y tantos oprobios y sentir en la carne sus efectos, con esto, Lucifer no podía entender si era o no era hombre y Dios, y con todo esto juzgaba Lucifer que allí había algún misterio grande para los hombres y que siempre sería para él y su maldad de mucho daño y estrago si no atajaba el suceso de cosa tan nueva para el mundo. Y con este acuerdo que tomó Lucifer con sus demonios envió muchas sugestiones a los fariseos para que desistiesen de perseguir a Jesús. Y despedidos de reducirlos se fueron a la mujer de Pilatos y la hablaron en sueños y la propusieron que aquel hombre era justo y sin culpa, y que si le condenaba su marido sería privado de la dignidad que poseía, y a ella le sucederían grandes trabajos; que le aconsejase a Poncio Pilatos, que soltase a Jesús y castigase a Barrabás, si no querían tener un mal suceso en su casa y en sus personas.-
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