Espina de Tremor - Leon

En una de las fotografías que de Espina habéis puesto aparece una clásica matanza de aquellos años en que en cada hogar se sacrificaban al menos un “gocho”, también habéis hecho algún comentario sobre ello y hoy a mi me ha tentado seguir recordándolo.
Los cerdos de cría (gurrines) se compraban casi en su mayor parte en Bembibre el día del Cristo, 14 de septiembre, junto con los pimientos y el transporte era en caballerías.En los años 50 ya llegaron vendedores con ellos al pueblo.
Como a los dos meses más o menos se procedía a su castración, operación que era realizada por un señor de Almagarinos llamado Bernardo, creo que no era ni veterinario ni médico, pero a él se acudía recabando sus “servicios o conocimientos” tanto para animales como para personas.
Siempre tenían más de un año cuando se sacrificaban, que unido a no probar alimento alguno que no fuera totalmente natural (berzas, nabos, hojas de negrillo y avellano, ortigas, “fozas”, cardos, gamones, patatas pero de las pequeñas, salvado ... y lo más “adulterado” pulpa que eran residuos secos de la trituración en las azucareras de la remolacha) hacía que todo lo que de ellos se aprovechaba fuera exquisito, ¡vamos, lo mismo que ahora!.
Por aquí (Salamanca) hablan maravillas en cuanto a la calidad, sabor, etc. del cerdo ibérico, es bueno pero “no todo el monte es orégano”, ya me gustaría a mi que estos “gourmet” hubiesen probado aquel blanco nuestro.
El día de la matanza, que era una media fiesta, a la gente “menuda” también nos dejaban participar en digamos dos lances del desenlace, el dejarnos sujetarlo por el rabo cuando ya estaba tendido sobre el banco y que una vez “chamuscado” le “rapásemos”las patas pero desde el corvejón o la rodilla hasta las pezuñas, esto último ¿sabéis por qué?, porque la “chamusquina” en esa parte se pasaba o quedaba corta y se pelaba tan mal que nadie de los mayores quería hacerlo.
En el menú del mediodía que era para todos los intervinientes, se incluía un plato con hígado “del o de los muertos”, en aquel entonces sería el análisis de triquinosis que se hacía, y no tengo constancia que se diera caso alguno, posiblemente se estuviera inmunizado.
Y digamos que las matanzas finalizaban el día, o la noche para ser más exactos, de la “derrita”, que tenía un atractivo muy especial para la chiquillería cuando era en casa de los abuelos, ya que éramos todos los nietos los invitados de honor, seguramente la cena era extraordinaria, no lo recuerdo, pero sí que en la caldera de cobre donde se derretían las grasas se echaban peras, manzanas y cebollas a las que se les hacían dos cortes perpendiculares, y cuando estaban en su punto se aliñaban con abundante azúcar y estaban de buenas ... al menos las peras y las manzanas.
Saludos y hasta otro día, Paco.

Yo soy de una generación que ya no vivió aquellas matanzas que era casi como fiestas del pueblo. Sí recuerdo ver, cuando era pequeña, alguna matanza en casa de mis tios Casimiro y Celia. Bueno, ver era un decir, porque los alaridos del "gocho" me impresionaban tanto que hasta que no había pasado todo no me asomaba por allí. También me acuerdo de que en mi familia era típico "matar algo": un cabrito, pollos, conejos... coincidiendo con el verano, la única época del año en que nos podíamos reunir todos. Entonces era un peregrinar: hoy comida aquí, mañana merienda allá, hasta que hacías honores a todos tus familiares. Aunque seguimos con las comilonas, ya hace tiempo que nadie (al menos en mi familia) tiene animales para su propio consumo, pero me gusta haber vivido algo de esa época, aunque fuera en sus últimos tiempos. Saludos para todos desde Barcelona. Begoña.

Al leer el anterior me dí cuenta que al hacer referencia a que se acudía al señor de Almagarinos tanto para "animales como para personas", como se hablaba de castración, he podido dar lugar por mi pésima redacción a interpretarse erróneamente que se requerían sus servicios en ese aspecto para las personas, os pido disculpas y una sonrisa.
Gracias, Paco.

Si señor. Eran todo un acontecimiento y tengo algun recuerdo de la matanza en Espina (por san Martino).Lo que yo más recuerdo era la forma de chamuscar el gocho con paja de centeno guardada para la ocasión. En casa de mi abuela tenían justo debajo de la primera planta la cuadra con el ganado (llamense vacas, burro , conejos etc.
las gallinas no (sobre todo por el olor).
La cuadra bajo de la vivienda servía a modo de calefación (naturalmente de origen animal) y mantenía a la casa con una temperatura agradable dado que el piso era de madera, incluso la cocina, el lugar principal de la casa en aquellos tiempos y ya eran de carbón (teníamos ya las minas en explotacíon y rara era la casa que no tenía un minero en ella con el consiguiente vale de carbón).
Recuerdo los lugares de cura donde nos reuniamos para afumar el mondongo y de paso asar algún chorizo primerizo.
Y hablando de cocina recuerdo que como no había calefación en aquellos tiempos a la cama se llevaba un ladrillo macizo calentado en el horno y envuelto en un trapo para no quemarse los pies, pués era donde normalmente terminaba aunque se metiera en el centro de la cama. ¡COMO VIVIMOS AHORA!
Siento que me desvie del tema, pero el ovillo de los recuerdos es así de caprichoso, tiras y tiras y es lo que sale y para no alargarme fuera del tema ya que he mentado lo de la cama ¡qué colchones de lana! Como te envolvían y te acariciaba su suavidad.
Hace lustros que no he vuelto a dormir en uno de lana.
También recuerdo de dormir en un colchón de circunstancias, el confecionado con hojas secas de maíz.
UN POQUILLO RUIDOSO.
Me fuí del tema, espero haber abierto otros.
Saludos y como olía el fervudo !!!
Susi