Curillas - Leon

No entiendo muy bien la parte del hemisferio de mi cabeza en la que debería estar archivada toda la información que aprendí en la escuela de Curillas. Por más vueltas y vueltas que le doy a la idea no veo el sitio que ocupan los recuerdos de esa escuela y los que encuentros son muy pocos y tan pequeños que dejan casi intacta la capacidad de mi cerebro. Solo recuerdo vagamente que la maestra se llamaba Elvira y los datos que guardo yo de aquella escuela son los de haber asistido muy pocos días y de, esos pocos días, los datos académicos que se guardan en el archivo del saber son “el cara al sol” que se cantaba nada mas entrar y las tres avemarías que se rezaban para tener contentos al “nuevo dios” y al viejo también. En cambio si me acuerdo muy bien de aquel día en que apareció por allí un Delegado o Inspector del Ministerio de Educación y se le hizo un recibimiento –salvando las personas y las personalidades- exactamente igual al que Franco y los madrileños le hicieron al General Dwight D. Eisenhower cuando éste era presidente de los E.E.U.U. y vino de visita oficial a España. Todos los vecinos del pueblo ataviados con sus mejores “atropos” (ropas) agitando banderitas de España, de la Falange y otros escapularios salió a la calle para recibir al Delegado de Educación. Yo no entendí a cuento de qué venia aquel acontecimiento, si bien, aquel Delegado o Inspector, ahora si que lo entiendo todo, vino hacer una valoración de la situación y a decirnos más o menos que allí también iba a llegar el “Plan Marshall”. Y claro que llego; ocho años después de haber empezado en Alemania, en Grecia, en Italia etc, etc. Muchos años después, viendo la película de “Bienvenido Mister Marshall” de Luis García Berlanga y al pueblo de Villar del Río, recordé con claridad mental a mi pueblo. Eché de menos a un Don Luis que nos dijera a todos que dejáramos de hacer el indio; a Doña Elvira le parecía estupendo todo aquel espectáculo, toda aquella alegría y todo aquel jolgorio que no venia a cuento de nada y se hacia por un simple baso de leche y un trozo de queso amarillo rancio como el tocino del año pasado.
Con ello los americanos pagaban los múltiples experimentos armamentísticos a los “Salva Patrias” que, en toda Europa, pululaban a sus anchas. Y, para andar más anchos que largos, con el fin de salvarnos del “lobo”, los “Salva Patrias” no tuvieron otra idea mejor que destruir por completo todas las patrias que pudieron dejando a toda Europa arrasada. En España también habíamos tenido nuestro pequeño “salvador” y teníamos a nuestro “Nuevo Dios” que, aunque él había ido por libre, también se presto a los experimentos de las armas y luego se apunto al reparto de la leche en polvo y el queso rancio.
De modo y manera que si antes en las clases de Doña Elvira sólo se aprendía a cantar el Cara al Sol con la camisa nueva, y a rezar el avemaría, ahora teníamos que preparar la leche en medio de la clase con una estufa que, a parte de calentar la leche, hacia de calefacción. De tal manera estaba montado el sistema que cuando se acababa de preparar la leche, si no se cortaba, nos la tomábamos sola y el que tenia pan, pues, pan con leche; el día que la leche se cortaba, pues … nada, ni leche sola, ni pan con leche ni leche con vinagre. Luego salíamos al recreo y poco rato después cada uno para su casa a comer las berzas con patatas que era lo que había de primer plato y las patatas con berzas que constituían el segundo plato del día.
Curillas, geográficamente, se halla en lo más bajo de la primera ola si empezamos a contar desde el monte. Teniendo en cuenta el pico de la primera ola que seria el monte, bajamos y allí esta Curillas, subimos el “Cabezo”, aquí esta el pico de la segunda ola, bajamos al “Piélago” donde esta lo mas bajo de la segunda ola y subimos a “Peña Uva” donde estaría lo mas alto de la tercera ola; y así vamos subiendo y bajando olas hasta llegar a Astorga donde ya todo el terreno se tranquiliza y empieza haber grandes vegas y llanos llenos de vida y riqueza. Con esto quiero decir que Curillas se hallaba (y se halla) en lo mas hondo de aquella España negra y profunda tan profunda se encuentra que la torre de la iglesia desde muy pocos sitios del pueblo se divisa; fuera del pueblo desde ninguno.
Otra cosa que ocupa mi memoria es el recuerdo que ahora me surge cual es una especie de obra de teatro que se hizo en la escuela un domingo por la tarde. De ella solo recuerdo ver a Antonio, el de la Ti Josefa, disfrazado de pastor con un bigote negro pintado con carbón. Con sólo estas líneas acabo con todos mis recuerdos académicos, técnicos y científicos que aprendí en la escuela de Curillas que, dicho sea de paso, no son en absoluto mucho menores de los que aprendí en la escuela de Santiagomillas. Sin embargo, los primeros y esénciales conocimientos de lengua, la literatura, la geografía y las matemáticas, si que los aprendí en Curillas bajo la batuta (y la regla) del amado y recordado VICENTE.

la verdad es que la vida que cuentas a sido muy muy dura,menos mal que esto a cambiado para mejor y hoy en dia ya no se vive asi,y esperemos que ese tipo de vida nunca vuelva,

Esperemos que ese tipo de vida jamás vuelva a Curillas y desaparezca de toda la faz de la tierra; que desaparezca de latino-américa y de áfrica y no vuelva aparecer jamás en todo el universo. Ahora bien, amigo/a mío/a no estoy yo convencido de ello, pues, el hombre es el único animal que tropieza en la misma piedras dos, tres, cuatro y tantas veces como se la ponga en el camino. Quizá, una de las cosas que me impulsa a escribir estos relatos, es para que todos conozcan la historia y, si es posible, no la repitan.
Gracias por leer los relatos.
Un Saludo de Jose González

me gusta leer tus relatos ,porque es lo mismo que me contaba mi madre,de las penurias que se pasaban
un saludo de charo