Curillas - Leon

HOLA CURILLAS. La iglesia en el centro del pueblo se yergue alta, lozana, sobria, robusta, llena toda ella del misterio arquitectónico al que pertenece. No podemos encuadrarla ni el árabe, ni en el mudéjar, ni en el románico ni en ningún otro estilo arquitectonico. Es de estilo único porque única es ella entre todas las demás iglesias del entorno. A simple vista se puede ver que ha sido hecha en dos partes. La arquitectura popular debió olvidar, en primera instancia, hacer la escalera de caracol por la que se sube al campanario…
(Hay que decir en este punto que cuando alguien tenia el mismo nombre se distinguía uno de otro o bien por su edad, o bien por su nombre asociado alguna características, a si, pues, a Rafael se le conocía por Rafaelon, porque era fuerte y robusto, Rafael el de Penillas, Rafaelin “hijo de Rafaelon, o bien se asociaba a su esposa, por ej: Rafael el de Ascensión.)
En el campanario de la iglesia había dos campanas (actualmente también las hay) pero las campanas que había antes sonaban como la voz de los Ángeles. Una era grande y la otra aun era mayor, pero la mayor se rompió y en su lugar pusieron la que hoy día es la pequeña, de modo que la que antes era la pequeña ahora es la grande. La cabezuela de la campaña pequeña la hicieron el Ti Rafaelon y su cuñado Manolo que vivía en Robledino.
En esa iglesia ha sido donde han bautizado a todos los nacidos en Curillas, Monfrontino y Penillas. El suntuoso acto se llevaba a cabo en la pila bautismal que se hallaba en la parte de atrás de la iglesia justo debajo del coro (actualmente esta en la parte de adelante cerca del altar), como ya he dicho, allí fui yo bautizado. Haciendo un poco de historia, para aquel que no lo sepa, en Curillas había dos iglesias y una ermita que, junto con la de Monfrontino podríamos decir que Curillas tenía dos iglesias y dos ermitas. La iglesia que ha desaparecido se encontraba a la izquierda del camino que va hacia la “pila”, a la derecha del camino se hallaba el cementerio que alguien dedico a la siembra de centeno y del trigo dejando al aire las fosas de los antepasados que allí yacían desde tiempos pretéritos olvidados –a su vez- por sus antepasados y al mismo tiempo por el resto del mundo. La ermita que despareció se hallaba en Monfrontino en lo que es actualmente es una huerta pegada a la finca que fue de Balbíno denominada “la noria de prao largó”. Allí Balbino, con el fin de evitar que las raíces de los “negrillos” se metieran en su finca, hizo una zanja entre la finca y la huerta. Pues bien, en aquella zanja se encontraron sepulturas enteras de la que salieron huesos, húmeros, tibias y peronés, con lo que se deduce que allí estaba el cementerio de Monfrontino al lado de lo que fuera la Ermita de San Miguel que estaba situada en la huerta de al lado y que, dicho sea de paso, si no me fallan las entendederas y la memoria tampoco, antes de estar ahí, se encontraba en lo alto, antes de llegar a “tras de monte”, en lo que se denomina la “jujilla”. En este aspecto si se consulta el Google Earth, nos encontramos con que Monfrontino lo sitúa arriba de la cuesta cerca del valle de “los amorales”. Con esto se puede presuponer y deducir que Monfrontino, no hace muchos años, debía ser un pueblo casi tan grande como lo que es actualmente Curillas: los últimos vecinos que yo conocí en Monfrontino fueron mi tío Ignacio y mi padrino José y su esposa la Ti Felicitas.
Entrando en Monfrontino viniendo desde Penillas, a la izquierda, existía una casa con el tejado de paja. Esta manera de cubrir las casas era muy típica en Monfrontinos, en Penillas y en Curillas, aquí, en Curillas la última que yo recuerdo con ese tejado era la del Ti Adolfo. Pues bien, la casa con el tejado de paja en Monfrontino se hallaba ya casi derruida y a mi me daba muchísimo miedo al pasar por allí porque mis padres siempre que metían miedo con aquella casa diciéndome “esa es la casa del caimán”: ¡¡Joder con el caimán, el miedo que yo pasaba!!!.