Castrovega de Valmadrigal - León

DE RECUERDOS Y NOSTALGIA
Siempre que llegan estas fiestas, me invaden los recuerdos, y un poco la nostalgia,de cómo se celebraban las Navidades por esos lares y en aquellos tiempos, austeras, como en casi todos los hogares, pero nunca faltas del entrañable calor familiar.

Me acuerdo de la llegada de algunos hermanos mayores, que ya cimentaban su futuro, donde les cupiera hacerlo, y que nos alegraban las fiestas con su presencia.
Recuerdo que después de la sabrosas comidas que hacía mi MADRE,y regadas con buen vino, siempre de propia cosecha y recién subido de las cubas apostadas en la bodega, se degustaba la rica bollería, también hecha en casa, con algunas copas del potente orujo traído de la alambique de Castrovega. Por supuesto que a los pequeños nos estaba prohibido, pero ante la nula vigilancia de los mayores, aprovechábamos para abrasarnos el gaznate con media copita; aquello casi nos cortaba al respiración.

Ya en la noche, recuerdo también cómo disfrutaban los mayores, siempre había algún arrimado de fuera, jugando a las cartas hasta altas horas de la madrugada; hay que ver cómo se las tenían!! Los más pequeños, mientras tanto, a la vez que observábamos los lances del juego, amortiguábamos el frío acercando el trasero a la chimenea, al fuego de la crepitante lumbre alimentado de troncos y manojos.

Pasadas las fiestas, todo volvía a la normalidad: los mayores a sus quehaceres, y los chicos a la escuela, como correspondía, en aras de hacerse un futuro mejor; al menos, ese era el deseo de los padres para que los hijos rompieran, de alguna manera, con las seculares ataduras del campo. Pero de eso se encargaría la llegada de los avances
tecnológicos , ( la maquinaria ), para que eso se produjera de una manera definitiva.
A partir de ahí, la historia se escribe de otra forma, repartiéndose el futuro de manera diferente y desigual; aunque eso siempre ha sido así.
La armonía de la vida se compone de llanto y de llanto y de canciones.
Norberto Marcos R.