Villancico

LA HUELLA BLANCA
Bajando del monte al llano,
en largo trecho a Belén
serpea un camino luengo,
largas hileras de pinos,
y algunas flores de invierno.

Voy a ver al Niño Santo
siguiendo la huella blanca
de los que fueron primero;
pregunto por la posada,
por si en buscarla me pierdo.

Me dicen que ya he llegado,
que el camino ya acabó
y no habré de andar más lejos;
cruzando el puente del río
está la puerta del cielo.

Soy peregrino de amor
que busca sendas de luz
en sus ojos del consuelo,
soy temeroso de sombras,
de caminar entre miedos.

En su cunita de paja
vi una sonrisa divina,
en su carita de cielo,
y en sus ojos una aurora
amanecida de sueños.

Cuando Este niño camine
yo quiero seguir sus pasos
por si me falta el aliento;
andar solo me fatiga
y los caminos son ciegos.

Quiero beber de su fuente
el agua que ha de brotar
sus manantiales abiertos,
agua que calme mi sed
cuando de Él esté sediento.

Autor,
Norberto Marcos