Calzadilla de Los Hermanillos - Leon

JACOBEO 2010 | ETAPA 25: BERCIANOS DEL REAL CAMINO-EL BURGO RANERO.

El párroco de El Burgo Ranero pedalea a diario para celebrar misa en ocho municipios

24.03.10 - 00:50 - VÍCTOR M. VELA | EL BURGO RANERO.

Opinión *

Enviar«¡Feliz peregrinación, hijo!», bendice Jesús Calvo, el cura de El Burgo Ranero (y también de Calzadilla de los Hermanillos, o sea que además te lo puedes encontrar por la otra vertiente del Camino), sin siquiera bajarse del sillín.

Junta sus dedos índice y anular, dibuja en el aire la señal de la cruz y añade: «Que el apóstol Santiago te acompañe en el Camino». En el bolsillo del chubasquero lleva una poesía jacobea que no duda en dedicar a los peregrinos que con él se cruzan en la calle Real.

«Tengo versiones en español, en inglés, en francés, en italiano, alemán y holandés», repite este cura que llama la atención del caminante porque se mueve en bicicleta por el pueblo (por éste y por los otros siete en los que da misa), y de los medios de comunicación locales porque el hombre no deja de regalar perlas en forma de polémica.

Visita a la hemeroteca. En el 2004, un grupo de vecinos de Villamuñío lo acusó de inducir la muerte a tiros de cinco cigüeñas que hacían nido en la torre de la iglesia. El párroco siempre lo ha negado. Lo que sí reconoce abiertamente es ser el capellán de los falangistas de León.

Colabora en varias revistas. Ha escrito diversos ensayos, «porque yo antes que teólogo soy filósofo». Y da servicio a los ocho pueblos en bici -«es una forma de hacer ejercicio y de no contaminar»-, una BH Bolero de color rosa, siete años, «que voy a tener que cambiar porque ya va un poco mal de la cadena».

Se despide -«hasta luego, buen Camino»- a las puertas de la carnicería Lauren.

Lo de Lauren es por Laurentino Miguélez, quien regenta el negocio junto con su esposa Isidora desde hace ya 28 años. «Anda que no ha cambiado la cosa», proclama Lauren, quien se ha hecho cientos de kilómetros a lo largo del Camino... ¡Y de noche! ¡Y con una vaca!

Era cuando tenía 12 años (ahora ya ha soplado las 63 velas, está a puntito de la jubilación). Por aquel entonces tenía que ir hasta Mansilla de las Mulas a por una vaca y traerla luego hasta El Burgo Ranero para sacrificarla. De una en una. «Y venía por el Camino de Santiago, aunque antes no había peregrinos», rememora.

Tardaba unas tres horas y media en cubrir los 20 kilómetros que separan ambas localidades y lo solía hacer de madrugada, para que el animal estuviera a primera hora de la mañana en el matadero. «La vaca a veces me hacía correr y otras, la muy vaga, se echaba y me tocaba esperarla o levantarla. Y en ocasiones me subía encima para evitarme los barros». No siempre iba a Mansilla a por la vaca.

A veces, cuando eran los monjes quienes vendían el animal, le tocaba coger el tramo del Camino hacia Sahagún. O sea, al revés. Hoy en día ya no debe conducir vacas para abastecer su carnicería, un negocio en el que trabaja desde los 8 años. Todas las semanas hace chorizo fresco... aunque cada vez hay menos gente para comprarlo, se lamenta. «Hay peregrinos, sí, pero pasan de largo». ¿Y vecinos? «Cada vez somos menos», sentencia.