Calzadilla de Los Hermanillos - Leon

EL CAMINO FRANCES....

El verdín y los líquenes de este crucero de Roncesvalles representan de forma paladina la vida del Camino: la aparente decrepitud resulta felizmente inerme contra la dureza de la piedra. Los símbolos acaban siempre por vencer al tiempo. Bella parábola de la vida de los hombres.

Hay en la tersura de las tallas góticas un eco misterioso que las pone en relación con las verdades eternas. O quizá simplemente con los sentimientos de los hombres que buscan afanosos caminos eternos. El sueño no parece siempre metáfora de la muerte. Si acaso de una muerte del triste material humano. [Catedral de Pamplona]

Los tres cuerpos barrocos del Ayuntamiento de Pamplona parecen recordar la eterna necesidad de la Justicia, presente en el cuerpo inferior en compañía de la virtud de la Prudencia. La Fama preside el conjunto, síntesis artística de los tres estilos clásicos.

La nave central de la catedral de San Pedro de Jaca es uno de los mejores símbolos de la novedad que aportaba el románico en siglos medievales. Los apuntes arquitectónicos del gótico dotan a la nave central de nuevos aires estéticos. Es el signo de los nuevos tiempos y el testimonio de la pujanza del Reino de Aragón.

Superposición concéntrica de arcos románicos, prodigio de símbolos florales y monstruos de imposible clasificación, sirven de protección al prodigio arquitectónico del parteluz del monasterio de Leire. Sobre él se yerguen misteriosas muestras de la hagiografía medieval. Hasta la muerte, final del camino, recibía en aquella cultura un trato de excepción.

Fascinante paradoja arquitectónica la que esconde este detalle del Palacio del Marqués de Vallesantoro en Sangüesa. La misteriosa aspiración vegetal del monstruo casi hermafrodita pendiente del esparto asesino, halla cumplida compensación en la desnudez de la columna helicoidal. Frente a lo etéreo, frágil y cambiante de lo humano sobresale la solidez estética de la escultura.

Siempre tuvo la cultura para los hombres un haz y un envés. Sobre todo si el saber tenía como fuente las diosas de otros tiempos. Como éstas que muestran la portada de Santa María la Real de Sangüesa. El hieratismo de la figura que protege el códice esconde una tristeza que no sufre la figura que lo ofrece sonriente y leal.

Nadie puede imaginar qué hubiera sido el camino de los hombres sin la existencia de los puentes. Seculares reductos de la arquitectura popular, esconde secretos nunca aclarados. Ha pasado demasiada agua y demasiado tiempo bajo sus ojos centenarios. El puente navarro de Monreal exhibe sus elementos pétreos con admirable precisión. Sus adoquines tienen el mismo aspecto de las viejas osamentas. Disformes, irregulares, caprichosas, esconden en sus intersticios la vida que pasó sobre ellos y de la que sólo fue quedando un hálito simbólico.

Hay en Santa María de Eunate indicios misteriosos cuya clave no es fácil encontrar. Caminos que coinciden en su entorno, visiones legendarias, recursos arquitectónicos ignotos... hacen del templo un espacio idóneo para el misterio. Cada peregrino debe encontrar su propia visión. Como la que hallará llegando a Compostela.

Puente de la Reina es cruce de caminos diversos en su procedencia, pero próximos en la lejanía de su final. Los ojos del puente de la imagen reflejan la paradoja de los tiempos: la realidad acuosa que fluye hacia su destino final y el hieratismo de la arquitectura inmóvil en su pétrea condición.

El palacio de los Reyes de Estella conserva este capitel que recoge uno de los mitos más populares del Camino. El caballero francés Roldán mide sus fuerzas, a caballo y a pie, con entusiasmo denodado frente al gigante Ferragut. Son los ecos de las contiendas entre cristianos y sarracenos, tan idóneas para las visiones legendarias.

Torres, rosetones, bellas arcadas del claustro y una pila bautismal forman con la ornamentación de las coníferas una perfecta imagen de los escenarios del Camino. El monasterio de San Pedro de la Rúa en Estella sintetiza en estos elementos la esencia del románico navarro.

La llamativa condición del puente de la Cárcel en Estella sirve de contraste para la perspectiva de la villa. Casi en el horizonte, vigilante y majestuosa, la torre románica parece otear a través del puente de un solo ojo la vida de los habitantes y el paso de los peregrinos.

En Cirauqui se hacen coincidentes en esta instantánea todos los elementos que integran el Camino de Santiago. El antiguo basamento de la calzada romana es ruta viva para los peregrinos en su afanoso y entusiasta caminar. Otros reposan disfrutando del agradable frescor de los ailantos.

Los dos únicos tramos conservados del claustro de San Pedro de la Rúa exhiben tesoros románicos de la delicadeza que ofrece esta columna torsa. Sutil y desnuda, precisa en su escorzo arquitectónico, los elementos vegetales del capitel dan vida especial al conjunto.

Sobre un madero artísticamente tallado, la serenidad del Crucificado de la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río en Navarra, sirve de parteluz divino a esa ventana ojival, portadora de la extraña luz de la vida.

Erigida en el siglo XV sobre una pequeña iglesia románica, la catedral de Santa María la Redonda en Logroño yergue sus airosas torres sobre los edificios colindantes.

El detalle del claustro gótico de los caballeros de Santa María la Real de Nájera muestra la sutileza del trazado. El románico deja paso a una filigrana que servirá para crear inesperadas y admirables irisaciones.

La columna del Rey David, de reciente descubrimiento, muestra en su belleza ornamental vegetal la exquisitez de la catedral de Santo Domingo de la Calzada. Uno de los primeros edificios góticos españoles, el templo atesora múltiples leyendas y tradiciones.

Pocos documentos artísticos del Camino de Santiago esconde una fascinación tan misteriosa como este capitel de la Anunciación de la iglesia burgalesa de San Juan de Ortega. Su belleza alcanza condición inexplicable con la luz solar en los atardeceres del equinoccio.

La catedral de Santa María de Burgos resume el espíritu del camino. El gótico se hace milagro arquitectónico en este soberbio edificio. Su llamativa fachada, las dos torres de aguja, las distintas portadas y el espectacular cimborrio esconden tesoros incomparables. Las distintas capillas guardan recuerdos de la historia española y del apóstol Santiago, presente de formas diversas, entre las que no faltan la de caballero o peregrino. Las sobresalientes construcciones históricas de los alrededores sirven a su engrandecimiento.

Las dobles columnas que forman el claustro románico del Monasterio de las Huelgas hablan del esplendor pasado. Palacete de recreo de los reyes castellanos en la época medieval, sería después convento de religiosas bernardas. Uno y otro destino han conseguido mantener el hálito artístico con el que el edificio fue concebido.

El frontal del sepulcro de los fundadores del Monasterio de las Huelgas, conservado en la capilla del propio monasterio, asombra por la belleza de sus símbolos. Tímpanos triangulares con la cruz y la Virgen con apoyo de ángeles, sirven de homenaje religioso a los símbolos de los reinos nacientes. Un castillo de tres torres y un triple león, festoneado de elementos florales, deslumbran por su luminosidad.

Des esplendor medieval de Castrojeriz queda como muestra, además de la iglesia de San Juan, la colegiata gótica de la Virgen del Manzano. La magnífica talla de la Virgen fue cantada por Alfonso X el Sabio en su Cantigas.

Final de una de las etapas del Camino según la referencia del Liber Sancti Jacobi, Frómista albergó un antiguo monasterio medieval agregado al de San Zoilo de Carrión. De todo ello queda como documento arquitectónico la iglesia de San Martín, uno de los modelos de la arquitectura románica en España. Junto con las catedrales de Jaca, Santiago y Pamplona y la colegiata de San Isidoro leonesa, la iglesia de San Martín forma la columna vertebral del Camino. Su riqueza escultórica resulta también deslumbrante.

Sorprende la grandiosidad de la colegiata de Santa María la Blanca de la población palentina de Villalcázar de Sirga. Fue casa-fortaleza de los Caballeros Templarios, encargados de proteger a los peregrinos. Entre lo más llamativo del templo se encuentra el conjunto escultórico de su fachada porticada. La Virgen de las Cantigas es una de las tallas más homenajeadas poéticamente. El Rey Alfonso X el Sabio elogió la condición milagrosa de la talla románica dedicándole varias de sus Cantigas.

Un original Pantocrátor sostiene el libro de la sabiduría acompañado por los signos de los cuatro evangelistas. El friso románico de la Iglesia de Santiago de Carrión de los Condes llama la atención por el estilo figurativo del conjunto.

El claustro de San Zoilo, con un esplendor plateresco, resulta lejano de aquel espíritu hospitalario que en tiempos medievales caracterizó al monasterio original.

Este palomar de Quintanilla de la Cueza simboliza de forma plástica el paisaje de Tierra de Campos. Su arquitectura circular, las nubes algodonosas y un horizonte mínimamente alterado por árboles que rompen la monotonía del cereal bajo, dan idea de estas tierras que cruza el Camino.

La Tierra de Campos palentina guarda en sus entrañas admirables tesoros históricos. Junto a la calzada que recorren todavía los peregrinos, duermen su esplendor mosaicos tan bellos como esta imagen femenina de la villa romana de Quintanilla de la Cueza.

La ermita de Nuestra Señora del Puente, en Sahagún, punto emblemático del Camino Francés, refleja la riqueza mudéjar extramuros de la villa.

La torre de San Lorenzo, con sus cuatro filas de ventanas arqueadas y el ladrillo mudéjar de su construcción, es la mejor muestra del esplendor medieval, símbolo de la riqueza arquitectónica de Sahagún y referencia de su historia cultural, religiosa y humana.

Un rebaño en la Tierra de Campos leonesa sirve de contraste plástico a las planicies casi infinitas de estos pagos. Cielo y tierra alternan su fusión con la presencia del ganado, casi una formación más del paisaje.

La majestuosa presencia de la avutarda resulta un milagro ornitológico en estos tiempos. Peregrinos de la gleba, sus pasos nunca abandonarán este paisaje.

Calzadilla de los Hermanillos, amplio horizonte, casa de tapial y escuálidos chopos, conserva una doble resonancia histórica: el paso de la calzada romana y la relación con los hermanos del monasterio de Sahagún.

Los miles de elementos de morrillón que dan cuerpo y consistencia a la muralla de Mansilla recuerdan su lento rodar por los cauces de los ríos. Como las vidas de los hombres, cuyo trabajo fue un eterno rodar también por los caminos. El tiempo se lleva a los hombres, pero no su recuerdo. Las piedras desgastadas han sido pétreos testigos del paso de los peregrinos. Del paso de la fe, de la tristeza, del dolor. Del caminar de la vida.

El ábside de la iglesia románica de Nuestra Señora del Camino, en la Rúa de la Francos, contempla bajo la fría blancura de la nieve, la Plaza del Grano, uno de los rincones más leoneses. A ella acudían desde la Edad Media los campesinos con sus productos.

Antiguo hospital de peregrinos, el Monasterio de San Marcos esconde entre sus muros buena parte de la historia leonesa. Perteneciente desde el siglo XII a la Orden de Santiago, en el siglo XVI se construyó el bello monasterio plateresco, con fachada en la que abundan los símbolos santiaguistas, sin que falte la representación de Santiago Matamoros.

Nunca en los oscuros tiempos medievales la los alcanzó tantos milagrosos resplandores como los que ofrecían los vitrales de la Catedral de León. La nave central de la pulchra leonina es la síntesis perfecta de las formas góticas. Qué lejana su bella y aparente fragilidad respecto a los recios muros del románico.

Como contrate a tanta belleza clásica, la Casa Botines, obra de Antonio Gaudí, refleja la nueva estética de comienzos del siglo XX. La ciudad incorporaba formas vanguardistas. Construida en 1892 por iniciativa de empresarios leoneses, Gaudí convirtió en un edificio modernista singular lo que había sido proyectado para comercio de tejidos y vivienda. En la actualidad es sede central de Caja España.

La iglesia parroquial de Villadangos del Páramo ofrece una curiosa interpretación plástica de la batalla de Clavijo. El rey leonés Ramiro I, asistido por Santiago Matamoros, vence al ejército de Abderramán. Las Cien Doncellas Cristianas nunca volverían a servir de tributo a los árabes. Sorprende la visión estética nada ortodoxa de esta interpretación.

El puente de Hospital de Órbigo es un bello documento medieval, Escenario de la gesta de don Suero de Quiñones, su estructura arquitectónica es símbolo de las gestas legendarias del Camino de Santiago.

Los habitantes de Hospital de Órbigo reviven todos los años las justas medievales con llamativa autenticidad y sorprendente cromatismo. Los ojos del puente y las riberas del río sirven de escenario.

El crucero de San Justo les sirve a los peregrinos para avistar nuevas tierras. La Maragatería en el horizonte y Astorga al fondo son la prueba de que han dado un paso más en el camino hacia Compostela.

En la bimilenaria ciudad de Astorga, la modernidad del palacio episcopal creado por Antonio Gaudí sirve de contraste junto a la catedral con la arquitectura maragata, en la que abundan restos de la civilización romana. Un ángel en actitud oferente, con rostro de tristeza, parece contemplar la existencia de los hombres. No hay gracilidad alguna en sus alas.

El gótico de la catedral astorgana de Santa María es un profuso estandarte que mira hacia poniente; hacia las cumbres del Teleno. En uno de los múltiples pináculos el mítico Pero Mato vigila la vida de los astorganos.

Las casas de Castrillo de los Polvazares esconden el espíritu de otros peregrinos, los peregrinos laicos de la arriería maragata que conocieron también todos los caminos de España.

Los peregrinos contemplan la iglesia de Foncebadón, pueblo que fue siempre el último lugar donde encontrar alivio antes de las fragosidades que les esperaban en los Montes de León. A pesar del abandono en que está sumido guarda consuelos desconocidos.

La Cruz de Ferro, sobre el Monte Irago, crece en su soporte material con las piedras que los peregrinos depositan con devoción en su base. Como si con ese gesto estuvieran desprendiéndose de un pasado impuro.

El Acebo, casi un pueblo-sirga, es la puerta de la comarca berciana. La humildad de su arquitectura es marco idóneo para que renazca la esperanza. Atrás quedan los esfuerzos y dolores que impone lo escarpado de la etapa anterior. El verdor del paisaje dulcifica los pasos.

No es fácil recrear el sentido de gestas medievales contemplando los muros majestuosos del castillo de los Templarios de Ponferrada. Sin su existencia el Camino de Santiago y las Cruzadas hubieran sido menos relevantes. A sus pies, el río Sil se transforma en arteria que une los muros del castillo a la ciudad. La centenaria Pont Ferrata, con los tejados de pizarra de sus edificios antiguos, convive con la Ponferrada bulliciosa y moderna, atenta a la vida y los tiempos que llegan

La blancura de las flores de los cerezos da nueva vida al ocre de la tierra; las cepas desnudas anticipan frutos otoñales.

En cualquier rincón del Camino acecha la sorpresa. En la sacristía de la Santa Angustia de Cacabelos, el niño Jesús y San Antonio juegan a las cartas. No toda va a ser dogmatismo y rigidez ortodoxa.

La situación de Villafranca explica los privilegios de los que siempre gozó para aliviar la delicada situación de los peregrinos enfermos o desvalidos. Villafranca era así el anticipo de los gozos que Compostela atesoraba. La belleza de la iglesia románica de Santiago responde a este espíritu jacobeo. La talla en madera de un santo con hábito de peregrino se contempla junto a otra en actitud de Matamoros. Todo sirve para mantener el fervor.

Los mayos vivientes de Villafranca son una forma peculiar de recibir la primavera, de homenajear el espíritu de los bosques. Jóvenes revestidos de ramas y flores silvestres, entre las que es habitual el saúco, encarnan el espíritu de la vegetación. Les acompañan otros con música y canciones adornados con guirnaldas de flores.

En la oscuridad de la noche, el castillo de Serracín, en Vega de Valcarce, parece recoger el intenso brillo de la luna llena. Luna y castillo se hacen así faro para caminantes perdidos en la noche.

La majestuosa orografía del Puerto de Piedrafita y lo etéreo de las brumas que cubren sus cumbres son una metáfora de la existencia humana. Ésa que viven con esfuerzo los viajeros.

El teito de la palloza en El Cebrero, el verdor de la vegetación y el suave contorno de las montañas en el horizonte presagian sensaciones especiales. El final se vislumbra con perfiles precisos.

La figura que preside el pórtico de la iglesia de San Salvador de Sarria parece saludar con serena bendición los pasos fatigados de los peregrinos. Se acerca el final del camino y con él la momentánea tranquilidad.

La recia mampostería del puente leboreiro en Melide queda suavizada por el verdor que, como escenario vegetal, lo protege. Los peregrinos que se asoman al cauce del río contemplan humanamente el conjunto. Es la vieja imagen del hombre que contempla el eterno fluir de las aguas.

Hipógrifo violento parece el caballo de la fuente de la Plaza de Platerías en Santiago. Como si el agua que brota de sus fauces sirviera para aliviar la sed y los sinsabores de los que allí llegan.

La Casa de la Parra en Santiago ofrece todo un muestrario de frutos. Una suerte de tentación simbólica de la riqueza que esconden estas tierras. Bella dulcificación de la piedra en perfecta simetría.

La Catedral de Santiago tiene algo de irreal en su condición majestuosa. Sus torres parecen surgidas del sueño pasado de sus arquitectos y de la ilusión de los peregrinos que a lo largo de siglos las han contemplado. Representan la síntesis perfecta de anhelos humanos que persiguen la trascendencia. Como si quisieran llevar a lo más alto los sueños de los hombres. Donde el cielo se aleja de la tierra.

www.saber.es/web/biblioteca/libros/todos-los-caminos-llevan-a-santiago

Hace unos ocho años que me encontré con esta foto en internet. Me gustó, es una foto de día de tormenta y muy bien lograda.
De aquellas no le pude poner nombre y hoy rebuscando he encontrado la página de Saber.es, con una descripción del Camino muy interesante.

Saludos desde Galicia en una tarde de tormenta aquacera.es