Anciles - Leon

DIA DEL CORPUS.-

Dice el refrán que es un jueves que relumbra mas que el sol. En Anciles ese día relumbra todo: el sol, las peñas, los árboles, las calles barridas desde temprano y la gente con su ropa de fiesta grande; todo oliendo a limpio y a luz.

Antes de la Procesión hay mucho que hacer: los hombres están plantando la enramada a golpe de barra: grandes ramas de haya, fresca y jugosa como la primavera, señalan el camino de la iglesia a la bolera. Allí las mujeres inventan una casina blanca con las mejores flores, y más abajo, en el Crucero de la Calle, están haciendo otra que se parece, pero que no es igual... Ya está en marcha un alegre espionaje de una a otra, porque tal vez las del barrio de Arriba o las del barrio de Abajo tengan oculto algún cojín bordado en el invierno y hoy lo saquen y den el golpe...

Tampoco los niños deben estar parados: hay que alfombrar de zapatines y de pétalos de todas las flores el camino del Señor; y lo cumplen a conciencia.

Cuando suenan las campanas y todo esta perfecto, y todo brilla, sale la Procesión: primero la cruz y los faroles, después los niños después los hombres, después las mujeres... y desciende lentamente la cuesta enramada, y se para en la bolera, y se vuelve a parar en el Crucero de la Calle... Anciles se siente nuevo, bueno, satisfecho. Ha hecho su trabajo y Jesús pasa mirándolo. También Él está contento.

¿Para qué querríamos nosotros una pesada custodia de plata? Todo nuestro valle con sus casas y sus gentes en el centro, con sus prados y sus montes en la ladera, con las cumbres asomadas a los cielos con el sol, todo, ese día es custodia para Dios.

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