Anciles - Leon

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ASOCIACIÓN
HIJOS Y AMIGOS DE LA VILLA DE ANCILES
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NAVIDAD 2012 – LA INOCENTADA



Los de Anciles, como es tradicional y a pesar de la "pertinaz crisis", nos vamos a reunir para celebrar la Navidad, nuestro patrón, los Santos Inocentes, Nochevieja, los aguinaldos y el cambio de la Junta de Ganaderos... Esta última no se si será necesaria con la eliminación del buey y la mula de nuestros belenes. Recordaremos como siempre historias, y en este caso con especial afecto a los autores del siguiente hecho, que después de consultar varios archivos, os puedo asegurar que fue más o menos así.

Estamos en la posguerra, años de carencias en toda España, también en Anciles, donde comer todos los días era la mayor preocupación de nuestros padres y abuelos. La dieta diaria se componía, básicamente, de un tazón de leche, a veces migado, para desayunar; la comida, un cocido de garbanzos o arbejos con un poco de carne y tocino del cerdo y un buen trozo de androja hecha en aquella famosa fardela que se cocía, se lavaba, se rellenaba y volvía a cocer, y para la cena las inefables sopas de ajo o las patatas guisadas, algunos cenaban “puchas” y todo ello acompañado por aquel pan de hogaza, hecho en casa y cortado y repartido por el cabeza de familia. Ya sé, ya sé, que también se comían nabicoles cocidos y ¡qué buenos estaban!

A los más pequeños les tengo que decir, que las calles de Anciles eran de tierra y si llovía se juntaba el barro con las “moñigas” de las vacas y las “cagaritas” de las ovejas y las cabras haciendo una pasta homogénea que alcanzaba un espesor de varios centímetros y se quedaba pegada a las madreñas; que muchas veces no había luz eléctrica y cuando la había, era el sutil brillo de una bombilla de 15 Wts.; que en pocas casas había radio y la televisión era algo que no nos podíamos imaginar que existiera. Los medios de transporte eran muy precarios, además de alguna caballería y los carros de vacas, habría cinco o seis bicicletas en todo el pueblo.

Para el día de Los Inocentes, ya se habían consumido muchas hilas y había dado tiempo al “magín” de nuestros bromistas a ir preparando la siguiente inocentada. Los “tautes” de lo que sigue fueron Emiliano, Angelón, Onésimo y Federico, con la colaboración especial de Angelín. La idea era sencilla, hacer salir de noche de cada casa a alguien para ir a otra, a ser posible lejana; si invitan a un vaso de vino o a cenar, mucho mejor. ¿Cómo hacerlo?

–Diciendo que venimos de otro pueblo y que somos amigos de Primitivo, Paulino, Faustino..., que están todos fuera, dice Emiliano.
–Pero nos van a reconocer. Contestaron todos.
–¡No! ¡Si vais disfrazados y de noche! Dice Angelín. Ya lo tengo pensado -continua-, con la gabardina azul que tengo en casa y con la gorra de policía metida hasta los ojos, os digo yo que no os conocen.
–Si, pero hace falta una “bici” para dar la impresión de que venimos de viaje.
–Nada, con la “bici” de mi padre, continúa Emiliano.

Y dicho y hecho el día 28 de Diciembre de hace unos cuantos años, nuestros arriesgados bromistas con todo el valor y valía de los mejores actores se disponen a llevar a efecto su particular inocentada en la que se vio envuelto medio Anciles. Noche negra como boca de lobo, algún farol acompañado por el sonido de unos tarucos avisa que alguien viene o va por las calles embarradas. Los actores se reúnen para terminar el plan y disfrazarse en la cocina de la casa de Angelín. No es necesario maquillarse, pero eso si, vienen todos recién afeitados, porque un “forastero” siempre viene bien afeitado.

Como había que implicar a casi todo el pueblo, empezaron, Emiliano y Onésimo, llamando en casa de Inés y preguntaron por la casa de “tío” Albino, que en esos años era el Presidente de la Junta Vecinal; sin acompañarlos, Inés desde la puerta de casa les indico que podían pasar por “La Rehorma”. Creemos que no reconoció a ninguno y nuestro grupo de “forasteros” ya con más valor, se dirige a la casa de “tío” Albino.

Onésimo y Emiliano, que forman la primera pareja de actores, llaman a la puerta y preguntan por la casa de los familiares de Paulino, diciendo que vienen de Ferreras. Avelina, siempre de buen corazón y algo inocentona, accede para acompañarlo ante la negativa de “tío” Albino, que no ve con buenos ojos que a esas horas de la noche, su sobrina soltera, salga con unos desconocidos, que hay en esa época mucho “rojerio” por ahí. Onésimo se empieza a poner nervioso y ya casi se le traba la lengua, pero Avelina se calza las madreñas y los acompaña por la era. En un santiamén están en casa de “tía” Pilar y Avelina se despide desde las portilleras y regresa a casa convencida de haber hecho una obra de caridad.

En el portal de la cuadra de “tía” Pilar está el resto del grupo escuchando y riéndose por lo bajo, pues la cosa funciona. Ahora le toca el turno a Federico y Angelón, los encargados de llamar en la puerta de “tía” Pilar. Aquí la cosa tampoco es fácil, pues “tía” Pilar tiene muchas hijas casaderas y a esas horas a lo mejor están rezando el rosario. Se ajustan el capote y las gorras y a los golpes del llamador, sale Socorro. Se asusta un poco al ver a los “forasteros” tan encapotados pero abren la contraventana de la cocina y sale algo de claridad del candil que tienen encendido. Muy correctos preguntan por la casa de Faustino, porque venían de Asturias, eran amigos y traían un recado para la familia. Socorro desde el portal le dice a su madre que deja el rosario interrumpido, lo que quieren los forasteros y le dice a Emilia, que estaba también en la cocina: ¡anda niña, acompañarlos! y ahí van las dos “inocentes”por la calle “de arriba”, que estaba oscura como boca de lobo, acompañando al bueno de Federico que llevaba la bici de ramal y, a la altura de la cuadra de Bernardino donde siempre había agua les advierten: ¡Cuidado que por aquí siempre hay mucho agua! Federico aguantando la risa, levanta un poco la bici y contesta: ¡Si lo sabré yo!

Llegan a casa de Benedicta para presentarle a los “amigos” de Faustino venidos desde Asturias y regresan otra vez por la Calle de Arriba, las dos inocentes, a casa pensando que esta buena obra vale más que haber rezado toda una letanía. Desde la esquina del horno de Regina está el resto del grupo escuchando y mondándose de la risa y cuando las ultimas inocentes traspusieron la casa de Elisina, se reúne todo el elenco de actores y las carcajadas se escuchan hasta en La Majada Llano.

Todavía es buena hora y según los planes hay que ir a casa de “tío” Benito y como Federico lo había hecho de primera, es el encargado de hacer el último papel de la noche y esta vez solo. Cruza el puente de “tío” Manuel y el resto de la troupe se queda enfrente, en el corral de “tío” Prudencio, debajo del cirujal, el de las ciruelas moradas que esta a la orilla del río. El ritual de siempre, ajustarse el capote y la gorra antes de llamar y la bici de ramal. Golpes de nudillo en la puerta y al poco sale “tía” Vicenta que andaba trasteando por la hornera. Abre y Federico le cuenta que es amigo de Primitivo y sin darle tiempo a más explicaciones le invitaron a pasar a la cocina; Federico iba a dejar la bici apoyada a la pared pues tenia miedo que la reconocieran, pero “tío” Benito le insiste: ¡Mete la bici pa dentro! ¡Métela hombre, métela! A Federico no le queda más remedio que obedecer pero aquí no acaba todo, sino que en la cocina están, además de los de casa: Bernabé, Obdulia y Rosario, que esta sentada en la trébede.

Nuestro actor no se quiere quitar el capote aunque en la cocina hace calor y la gorra ya no da más de si de tanto tirar de ella para abajo. Nada mas entrar, Rosario, que era una chavala, le dice al oído a su madre: ¡madre, ese es Federico! ¡Es Federico! Y Obdulia contesta autoritaria: ¡Cállate hija, cállate! Se apartan y le hacen sitio en el escaño donde “tío” Benito le hace sentar. Claro, con el calor de la cocina, del capote, la gorra metida que casi no se le veían las gafas, los nervios, los comentarios de Rosario y todos los ojos y oídos puestos en el, no le quedó otro remedio que levantarse, descubrirse y contar la “inocentada” que entre todos habían hecho por varias casas del pueblo.

Entonces “tío” Benito le dice: ¡Estuvo bien hombre, estuvo bien! ¡Esta vez no hicieron mal a nadie! ¡Ni se metieron con nadie! ¡Está bien hombre, está bien! Ya sentado en el escaño, bajaron la mesa, “tía” Vicenta sacó la hogaza, chorizo y el queso “quemón”, salieron a avisar a los otros que se habían acercado a la ventana a escuchar el desenlace y “tío” Benito sacó unos jarros de vino para celebrarlo.

¿Al final haría sopas? Son cosas que nunca nos han querido contar, pero ese día a altas horas hay quien recuerda que hubo ronda.

El día 29 del presente, celebraremos una Misa en la parroquia Nuestra Señora del Rosario a las 12:30, a continuación unos vinos en El Cuervo y las primeras risas. Comida en el restaurante Luna a las 14:30 y en la que entregaremos el "Rebeco de oro” de la Asociación. Como siempre nuestros mejores deseos. Un fuerte abrazo a todos y Feliz Navidad.

PD. Paco, el de Narcisa, donó a la Asociación una foto de Anciles, enmarcada y todo, que se rifará entre los asistentes a la comida. Avisar con tiempo los que asistan para hacer la reserva en el restaurante.














PD: Para todos, tenemos un foro en Internet en el que esperamos comunicarnos todos, poner fotos, etc. La dirección es: https://www.foro-ciudad.com/leon/anciles/

Muy bién "traido" Manolo. Ese año , que ya ha llovido....creo que estuvo nominado Federico al(OSCAR).
Pasarlo muy bién en la comida y ¡ ser felices!