Albares de la Ribera - León

La historia de la leonesa Ana Morales, presa durante la Guerra Civil por coser ropa para soldados republicanos, permite dar vida a la película 'Estrellas que alcanzar'

leonoticias.com / deia.com
17/10/2010

La leonesa Ana Morales, durante la narración de su particular calvario.
Asegura no entender muy bien cómo sus ojos han sido capaces de soportar tantas lágrimas. La leonesa 'Anita' Morales, de 93 años, se ha convertido en una de las protagonistas de la película 'Izarren argia' (Estrellas que alcanzar).

Esta cinta, presentada en el glamuroso Festival de Cine de San Sebastián, es producto del empeño personal del director Mikel Rueda, quien decidió recuperar la memoria de las miles de mujeres que durante el conflicto armado de la Guerra Civil y los posteriores años de dictadura, vivieron un auténtico calvario.

A esas mujeres, a sus historias tapadas por el silencio, va dirigido especialmente este trabajo cargado de enorme emotividad. Para construir la película el testimonio de 'Anita' Morales resultó fundamental.

Esta leonesa, de mirada perdida, superviviente de las cárceles de Ventas y Saturraran, figura entre las jóvenes reclusas de Franco que lograron sobrevivir a la inanición, a pernoctar en celdas inundadas y a la falta de medicamentos.

El régimen detuvo a la leonesa en 1939 en Madrid. Fue condenada a pena de muerte por haber cosido ropa para soldados republicanos en un taller de la asociación de mujeres antifascistas del barrio en el que residía.

El hecho fortuito de que su expediente cayera en manos de un juez militar le salvó del paredón. El magistrado descubrió una serie de falseamientos en el proceso y requirió su revisión. Le cayeron 20 años de cárcel. Morales ingresó presa en el penal de Ventas, donde "nos apelotonaban a cuatro mil personas", recuerda a sus 93 años en su Donostia de adopción y de futuro.

La lucha por su hijo

Su siguiente destino penitenciario fue el sombrío Saturraran, un edificio ubicado entre Mutriku y Ondarroa que de balneario para mejorar dolencias pasó a ser un campo de concentración de mujeres y niños. Otra circunstancia que le pudo ayudar a seguir con vida fue que estaba embarazada. Anita recaló en Saturraran con un bebé de tres meses en una expedición de presas madrileñas. Al cumplir el niño tres años, Morales, que no había encontrado a ningún familiar que se quisiera hacer cargo de él, pudo evitar que fuera a parar a un hospicio o a una familia falangista.

Todo fue gracias a que una antigua compañera del taller de ropa aceptó cuidar al niño todo el tiempo que fuera necesario: hasta que saliera de la cárcel, si podía. "Mi hijo tuvo catarros fuertes y, una vez, las que estaban en la oficina con el director le dijeron al médico que por qué no le recetaba algo. Y responde: ¿Cómo le voy a recetar si no tiene dinero para comprarlo?", rememora.

La leche que nunca llegaba

Morales recuerda, en una entrevista concedia a Deia, que a diario entraban en la cárcel -edificio hoy inexistente- treinta litros de leche: "La traía uno que luego tuvo la gasolinera de Deba. Pero la leche era para las monjas, no era para los niños ni para nosotras".

La actriz protagonista de Izarren argia, Bárbara Goenaga, ha valorado que "no debe haber nada peor que robarte a tu hijo". En Saturraran ocurría. "Venían monjas teresianas de paisano, y nos mandaban a lavar al río y, al volver al pabellón, no había ningún niño mayor. Todos se los habían llevado. Y, claro, a las madres les daban ataques", lamenta Morales, quien ideó el título del libro publicado en torno al filme de la periodista e investigadora María González Gorosarri. Y evoca los momentos más duros: "En Madrid, lo peor pasaba por la noche, cuando iban a buscar a alguna presa para fusilar. Una compañera, segundos antes de morir, dijo: No lloréis, lo que tenéis que hacer es no olvidarnos".