Albares de la Ribera - Leon

En el encuentro participaron un total de 25 artistas expertos en el repiqueteo

Héctor Keudell / Ponferrada
Los 25 campaneros que participaron en el cuarto Encuentro organizado en Santa Marina por la asociación Carqueixa del Bierzo cautivaron ayer a los asistentes con su habilidad y manejo en el repique de las campanas, haciendo sonar las melodías que años atrás tuvieron su significado concreto entre la población. Los toques a muerto, a fiesta o concejo, entre otros, fueron interpretados por los diferentes participantes que, a modo de exhibición y sin ningún interés competitivo, contribuyeron a mantener vivos los valores tradicionales que ponen en valor poblaciones como Santa Marina de Torre.
El entorno de la iglesia se llenó de numerosas personas, entre participantes y público asistente, con motivo de este cuarto Encuentro de Campaneros incluido en el Verano Cultural. Estos 25 artistas comenzaron a hacer sonar las campanas para recordar cómo se comunicaban hace no más de 30 años los vecinos de las pequeñas poblaciones. Cómo se enteraban que había muerto alguien en un pueblo, hasta tal punto que podían reconocer los diferentes repiques que significaban que el fallecido era un hombre, una mujer o hasta un niño, cuya melodía sorprendente y paradójicamente desprende más un sonido alegre que las solemnes y melancólicas campanas del difunto.
Santa Marina fue uno de esos núcleos rurales que convivió con el código de comunicación que marcaba el volteo de las campanas, y así quiso recordar anecdóticamente el presidente de la asociación Carqueixa del Bierzo, Melchor Moreno, cuando en los años 70 intentaron llevarse el Sagrario de la iglesia que vio una mujer y acudió rápidamente a dar la voz de alarma tocando las campanas.
Ayer en Santa Marina las campanas tocaron a fiesta, a reunión, sonó el Ángelus, advirtieron de la muerte, pero sobre todo, las campanas fueron motivo de encuentro y para reivindicar que las costumbres con las que convivieron hasta no hace muchos años no se pierdan de la noche a la mañana. Y un claro ejemplo fue la representación que, llegada de varias poblaciones del Bierzo, del alfoz de León, Zamora y hasta Majadahonda, entre otras, incorporaba numerosas personas de edades intermedias e incluso jóvenes adultos con tal manejo del badajo que provocaron el aplauso unánime de quienes acudieron a presenciar el espectáculo.