Acebedo - Leon

Hola:

En los últimos meses todos los medios de comunicación nos están bombardeando con diferentes teorías que, según ellos, son consecuencia del tan traído y llevado "cambio climático". Que si los osos no hibernan, que si lo de "por San Blas la cigüeña verás" ha pasado a no tener ningún sentido porque ahora les ha dado por no marchar o por venir cuando les da la gana, que si los insectos están invadiendo zonas en las que antes eran desconocidos, que si la disminución de la perdiz pardilla, el treparriscos y el urogallo también es por este mismo motivo, que si... Hasta he llegado a leer que la disminución en un 70% de las matanzas de gochos en la provincia de León durante los últimos 16 años también es consecuencia del cambio climático ese. Para ser más exactos, en el año 1990 se mataron en esta provincia 53.950 gochos mientras que en la pasada campaña sólo se hicieron chorizos de 15.886 cerdos (os puedo asegurar que yo no he sido el que los ha contado). La culpa de esto dicen que la tienen los cambios de temperatura, ya que con el cambio climático no curan bien los chorizos. Me imagino que el que en los pueblos vivan menos de la mitad de las personas que había hace unos cuantos años también tendrá algo que ver para que se hayan salvado unos cuantos gorrinos.

No hacen falta adivinos para darnos cuenta de que el tiempo está como una regadera. Como ejemplo, en algunos lugares el pasado otoño llovió durante 40 días llegando a contabilizar 380 litros y en los 30 días siguientes no cayó ni una gota de agua.

Pues bien, para estar a la moda, yo también me quiero apuntar a eso de añadir un nuevo signo que demuestra que en Acebedo también "sufrimos" eso del cambio climático. Como muchos de vosotros recordaréis, uno de los deportes que practicábamos durante los largos meses de invierno era el de "resbalar", a ser posible en madreñas que tuvieran tarucos. Para practicar este deporte no hacía falta ir muy lejos, puesto que teníamos una resbalera perpetua detrás de la casa de Albalá. En esta resbalera alguna mañana que la pista estaba tapada por una ligera capa de nieve, llegaron a patinar algunas mujeres que iban con sus calderos a llevar la leche a la lechería. Como entrenaban poco, no creo que haga falta que os aclare que el resultado fue desastroso. Para evitar males mayores alguien terminaba por poner fin con el hacha a las resbaleras urbanas y había que buscar nuevas pistas en otra parte y así llegamos a resbalar en las lagunas que se formaban no muy lejos del pueblo; en el Prao Santa Maria, en las de la Tejera (detrás del Otero Mayor), en el Llomballao...

Pues bien, el otro día estuve en Acebedo y, con esto del cambio climático, ¿sabéis hasta donde tuvimos que subir para poder resbalar?. Para facilitaros la respuesta ahí tenéis a Peci evolucionando sobre la "resbalera" con el fantástico estilo que siempre le caracterizó.

Saludos