Acebedo - Leon

Hola:

Al final la identificación de la casa de Ángela y Teyo no ha resultado tan fácil como presuponía Pedro. Ahora que todos sabemos ya cual era la casa de la “prueba fácil” voy a intentar contar alguna cosa acerca de esa casa y de sus moradores, a los que la mayor parte de los “foreros” no conocieron.

La dueña de la casa se llamaba Ángela y era hermana de Domitila, la madre de Romanín. Tenían otra hermana, que no se como se llamaba, que creo que se fue a vivir a Lillo.

Teyo era natural de la zona de Prioro, pastor trashumante que se pasaba todo el invierno y buena parte del otoño y la primavera en Extremadura y el verano en los puertos de los Hoyos y Cuestarrasa. Como los días en la peña con las merinas eran muy aburridos, muchos de estos pastores aprovechaban las horas en las que su rebaño “sesteaba” para bajar de Piedrahita y Cosalines a charlar y, en algunos casos, ayudar en sus trabajos a la gente del pueblo. De estos “contactos”, arrancando lentejas, cavando patatas o “revolviendo” la hierba, surgieron muchos noviazgos que en algunos casos terminaron en boda. Que yo recuerde, en Acebedo hubo tres matrimonios entre mujeres del pueblo y pastores de la zona de Prioro y Tejerina: Angela y Teyo, Nieves y Pepón y Piedad y Teyo (el otro Teyo).

Después de casado, Teyo siguió bajando varios años con las merinas a Extremadura, hasta que acabó convirtiéndose al sedentarismo y se estableció de forma definitiva en Acebedo, con sus vacas, sus ovejas, sus cerdos, sus gallinas...

La casa de Ángela y Teyo también tiene alguna cosa que contar. Hacia la mitad de la década de los años 30 del siglo pasado se produjo un deshielo muy rápido cuando en la montaña todavía había una gran cantidad de nieve. Como consecuencia de esto se desbordaron todos los ríos. El río Cargoso cogió tal cantidad de agua que se llevó por delante los dos puentes de madera que lo cruzaban: El puente Cargoso y el puente Amea. Además de los puentes, también se llevó por delante unas cuantas fincas de sus márgenes que se convirtieron en pedragales. Mas tarde las fincas se fueron recuperando a base de rellenarlas nuevamente con tierra. Al tío Mundo le llevó buena parte del prado que tenía delante de casa (por debajo de casa Frasio), pero como era un hombre previsor, ató con sogas los árboles de su huerta para que la crecida no se los llevase río abajo, y aunque el agua dejase al descubierto las raíces, siempre los tendría a mano para volver a replantarlos. Al desaparecer el puente Amea, el barrio del Parchel (¿se llama así?) quedó aislado y, hasta que se pudieron poner unos tablones para cruzar el río, la comunicación se hizo mediante unas sogas que lo cruzaban de un lado a otro.

Muchas casas y cuadras, como las de Antonino, Hermógenes y el tío Daniel se inundaron. El agua bajaba por delante de la casa de Antonino, y seguía por la calle Hermanos Hoyos abajo hasta juntarse con el otro río a la altura de La Salera.

La casa y la cuadra de Ángela y Teyo, como eran las más próximas al río (las de Romanín y Charo no existían) fueron las más afectadas por la inundación. Hubo que desalojar la casa y la cuadra. Mi padre contaba que la altura del agua superaba ya más de un metro cuando entró a caballo en la cuadra a rescatar al gocho. Cuando el cerdo ya estaba a salvo volvió a entrar otra vez con el caballo por la puerta de la casa a coger dos corderos que habían pasado por el “postigo” de la cuadra a la casa y se habían parapetado encima de la trébede.

En la página de fotos “cuelgo” una de esta casa con una nevada parecida a aquella que en el siglo pasado originó tantos problemas.

Saludos.