Uruñuela - La Rioja

Muchas son las conversaciones realizadas y muchas las manos que han pasado por esta prensa.
Me atrevo a decir, que si no han sido todos los hombres de Uruñuela, si la mayoría.
Recuerdo, siendo muy niña, esas madrugadas de otoño, sin todavía amanecer, ese olor a vendimia por el pueblo, ir a la prensa, a ver a mi padre y los hombres que allí estaban, como montaban con esmero “el pie” quiero recordar que decía mi padre al nombrar a la uva después de sacarla del lago y llevarla al trujal.
Una vez que se habían colocado todos los maderos (no recuerdo como los llamaban) y colocaban la barra de hierro corta, entre mi padre y otro, la empujaban rápidamente, produciendo ese “clic, clac”, que todavía resuena en mi cabeza.
Después pasaban a colocar otra barra, mucho más larga, la cual necesitaba de muchas manos para poderla mover, ya que era impresionante la fuerza que había que desarrollar.
Pero allí estaban, los hombres dando esos gritos de fuerza, con sus brazos corpulentos y mangas remangadas, empujando la barra, como si de una pluma se tratase.
Entre paradita y paradita, en una ventanita muy pequeña junto a la prensa, allí estaba la caja de galletas variadas y la botellita de anís, para poder tomar un “piscolabis” como decía mi padre.
Bien se podía haber grabado la voz de los hombres, el clic, clac del hierro, junto con el sonido del vino cayendo, todo al unísono, y así poder haber conseguido un concierto divino.
Una sonrisa me viene en el rostro al recordar, como intentaba mover la barra, y era totalmente imposible de lo durísima que estaba, me quedaba agarrada y con los pies colgando. jaja.. que ingenua, con toda la fuerza que había que desarrollar.
¡Pero claro! cuando ya estaba casi por acabar de prensar, esa barra era más fácil de empujar, y por supuesto allí me ponía yo, paseíto para adelante, media vuelta, y otra vez…
Era una autentica pasada, las sensaciones tan maravillosas. Que dulces, aquellos años.
Este comentario, va por todos esos hombres que por allí pasaron, y sobre todo por mi padre.
Anabel.