Una joven sonrisa llegada del Este Una joven sonrisa llegada del Este Lidia Petrea Rumana en Panzares 01.06.12 - 00:36 - PILAR HIDALGO | Imprimir Enviar Rectificar 1 voto2 votos 3 votos4 votos5 votos0 votos 0Comentarios | En TuentiCerrarEnvía la noticia Rellena los siguientes campos para enviar esta información a otras personas. Con piel y un poquito de sal. Lidia Petrea mantiene pocas costumbres de su país de origen, Rumania, pero ésta es una de esas. En su ciudad natal, Braila, resulta muy común comer así el pepino, aunque en Panzares la miran extrañados cada vez que ella y su hijo Álvaro lo hacen. No ha conseguido convencer a nadie más de que esta hortaliza está deliciosa de esta manera. Esta simpática rumana es la vecina más exótica de Panzares, una pequeña pedanía perteneciente al municipio de Viguera que no alcanza los veinte habitantes fijos. Lidia llegó a Panzares hace ocho años. Traía otro acento y el hábito de vivir en una ciudad más poblada que Logroño, con sus parques, sus cafés, sus zonas de paseo... Nada de eso halló en Panzares, aunque abrió los ojos a una vida nueva. En esta coqueta aldea conoció al que hoy es su marido, Arsenio, y juntos trabajan como camareros en el negocio familiar del Mesón Los Ángeles, al pie de la carretera N-111. La joven se ha adaptado a la perfección a Panzares y se maneja tan bien en español que muchos cuestionan que proceda de Rumanía. «Hasta los propios rumanos me dicen que si soy latinoamericana», dice divertida. Ya no añora el bullicio de una gran urbe y, si acaso, le entra algo de morriña, se escapa a Logroño. «Como está tan cerca... En quince minutos te plantas en la capital». Además, reconoce que tiene la inmensa suerte de «ver las montañas de cerca y abrir la ventana por las mañanas y respirar el aire puro de la sierra». «Panzares es un pueblo tranquilo, en el que se vive muy bien y la gente es muy graciosa», agrega. Y a esta pequeña pedanía Lidia y Arsenio le han hecho el mejor regalo que le podían realizar: un par de niños que alegran sus calles. Álvaro, su hijo mayor, llenó de vida esta aldea después de que no crecieran pequeños en Panzares desde hace más de veinte años. Ahora cuenta con otra compañera de juegos: su hermana Alejandra, de un año. |