Lahiguera - Jaen

Las fiestas de San Juan en mis tiempos mozos (años sesenta)

Ahora que los higuereños que viven en el pueblo, ya estarán celebrando las fiesta de San Juan, me viene a la memoria con cierta nostalgia, a pesar del tiempo y la distancia que me separa del pueblo, cómo eran las fiestas de antaño. Podría haberme extendido mucho más, pero no quiero correr el riesgo de que no lea nadie esta parrafada. Así que de forma somera, os explico:

Servidor, vivió los "sanjuanes" en Lahiguera de forma consciente, unos diez o doce años. Primero como niño y después como adolescente,esperaba con toda la ilusión del mundo esas fiestas. Entonces, la única fiesta grande que había en Lahiguera, era San Juan; la que se implantó después en la festividad de Santa Clara, yo no llegué a conocerla.

Había muchas razones, al menos yo las tenía, para desear que llegara la fiesta de San Juan. La primera, era el ambiente poco habitual de alegría y festejos. El pueblo se engalanaba (las calles principales y la plaza, claro) con guirnaldas de papelillos triangulares multicolores y banderitas de todos los países del mundo; también se colgaban farolillos de papel de diversos tamaños y colores, dando al impresión, cuando se veía a cierta distancia, que la calle Real y la Plaza, tenia un precioso techo multicolor que además, por el efecto del viento ( cuando lo hacía) le daba cierta efervescencia desde el punto de vista estético, y un suave rumor sonoro difícil de olvidar.

En la plaza, se colocaba para la zona del baile, una baranda de madera pintada de color verde oscuro, de unos 80 cm de altura, que marcaba el perímetro de una amplia zona, y en la parte central, tanto de la parte longitudinal como el lateral, se montaba un entarimado que servía de escenario para la orquesta que amenizaba los bailes (casi siempre la Orquesta Sáhara de Jaén) Sobre esta orquesta, los más catetos y los de siempre, (que suelen ser pocos, afortunadamente)lo nuevo, lo moderno o simplemente lo diferente, no encajaba dentro de sus estructuras mentales, y criticaban sin piedad y de forma vehemente, ciertos movimientos rítmicos de los músicos y del vocalista, o la "animadora", con sus cuerpos, mientras tocaban o cantaban.

Dicho esto, paso a explicar algo que no me gustaría explicar, pero tengo que hacerlo por que si no, faltaría a la verdad y a la realidad de aquellos tiempos. No hay en mi intención, con ello, el deseo de herir a nadie; simplemente pretendo ser lo más justo y objetivo con la historia.

Como decía, la zona del baile, estaba dividida en dos partes, cuyo centro, lo marcaba el entarimado donde tocaba la orquesta. Una, la mejor iluminada, mejor decorada y más cercana a los arcos que daban a la calle real; y la otra, la que estaba en la parte opuesta, o sea la que daba a los "portalillos"; ésta, mucho menos iluminada y con menos "glamour" en su decoración. La orquesta, actuaba mirando a la parte más iluminada, dando el culo, la espaldas o llamarlo como queráis, a la otra parte.

Bien, el objetivo de esta separación no era casual, sino que formaba parte de la división social que existía en Lahiguera, donde cada cual dependiendo de la cantidad de tierras o dinero que tuviera, se ubicaba en un sitio o en otro. Como es de suponer, la parte mejor del baile estaba destinada a los que mayor cantidad de recurso económicos tenían: los ricos o los señoritos,como se les llamaba en aquellos tiempos. La otra parte, al resto de los ciudadanos.

Supongo, que no lo sé, que entrar en uno u otro sitio, debería depender también, del precio de la entrada, cuya cantidad monetaria debería ser bastante desigual, pero la razón principal, no cabe duda que era la de separar a unos y a otros; de lo contrario, la ubicación del escenario debería haber estado en otra posición, y el alumbrado y los adornos, deberían haber sido lo mismo en un lado como en el otro, pero como he explicado, no era así.

Lo mismo que digo una cosa, digo la otra: ésto no supuso nunca motivo de enfrentamiento, ni la parte que debería haberse sentido discriminada, se sentía. Era tal el adormecimiento y la falta de consciencia de clase de los más desfavorecidos, que se tenía asumido con toda normalidad, su condición de clase baja. Claro que tampoco se daban las condiciones más favorables, como para entablar cualquier oposición o conflicto a este hecho. Para eso estaba la Guardia Civil, muy celosa y comprometida, con guardar la ley y el orden social establecido.

Para los niños y los adolescentes, este hecho pasaba completamente desapercibido y fuera del perímetro del baile, la igualdad era más evidente y todos los demás alicientes festivos estaban a disposición de todo el mundo, aunque a la hora de disfrutar de ellos, por razones económicas, unos lo hicieran más ostensiblemente que otros. Yo, por ejemplo, con las diez pesetas que había conseguido ahorrar en todo un año, al segundo día, se acabaron las fiestas para mi,(desde el punto de vista económico, claro) y eso haciendo mil maravillas, mil esfuerzos y mil privaciones. Aunque para mí, la diversión y la alegría, no dependía sólo y exclusivamente del dinero que podía gastar: escuchar la orquesta y ver como bailaban unos y otros; pasear con los amigos por las calles tan iluminadas y tan bien engalanadas, fumarme un "bisonte" en la clandestinidad de un oscuro callejón, etc, etc. era motivo de diversión también.

Parte de los "cacharricos", como llamábamos por entonces a las atracciones de feria, se instalaban en la calle llamada hoy Gran Vía; los circos y teatros se instalaban en la parte de los grifos en medio de los eucaliptos que había y que alguien no deberían gustarle y los arrancó. Hubo años que se juntaron tres circos; en cambio, en los últimos años, no venia ninguno. El resto de paradas feriales: casetas de tiro, tómbolas, tiendas de turrón, de juguetes( cañones), de camarones salados, bares, etc, se instalaban en la calle Real y la plaza.

Hay alguna razón más por la que deseaba uno que llegara San Juan, pero como he dicho al principio, no quiero resultar pesao. No obstante, no puedo pasar por alto una última razón: la comida especial de aquel día. No creáis que era un banquete donde había todo tipo de manjares y bebidas; ni mucho menos, pero lo suficiente atractivo como para acabar de arreglar el día. Se trataba de matar un conejo y hacer un arroz, que cuando se ponían siete comensales a la mesa, como era nuestro caso, el arroz con conejo, siempre sabía a poco y se levantaba uno de la mesa, casi como se había sentado.

En honor a la verdad, no siempre fue así: los dos o tres años últimos que viví en Lahiguera, especialmente en la temporada de verano y de la aceituna, la comida era abundante y variada y en nada envidiaba a la actual. En casa entraban ya cuatro jornales y la cosa mejoró bastante, aunque paradógicamente, fue en esas fechas cuando la situación general en cuanto a trabajo se refiere, llegó a un punto que resultaba imposible seguir viviendo en Lahiguera.

Las fiestas fueron degradándose a medida que Lahiguera fue despoblándose. En los años 1964-65, las fiestas no eran ni la sombra de lo que habían sido unos años atrás. A mediados de los años sesenta, incluso antes, vivir en Lahiguera, como decía, resultaba muy difícil a las familias sin recursos ( el PER vino mucho después) y se produjo la gran desbandada; y aquí estamos desde entonces, con el recuerdo y la añoranza a flor de piel, cuando llegan estas fechas especialmente.

¡¡FELICES FIESTAS DE SAN JUAN A TODOS LOS HIGUEREÑOS Y TODAS LAS HIGUEREÑAS QUE PUEDEN DISFRUTARLAS!!

Desde aquí mi gran deseo y honrar a todos los Higuereños que estáis afuera , pero muy dentro en el corazón de nuestro pueblo. Y sobre todo en estos días tan señalados , ¿quien no se acuerda de la familia que se tiene afuera?, o de las amistades que nunca se olvidan. desde aquí también quisiera mandaros felicitaciones a todos los que estáis afuera porque también son vuestras fiestas como hijos que sois de nuestro pueblo,y que nunca os olvidaremos.
Por cierto higuereñazo muchas gracias por exponer los San Juanes de antes mi hija se a quedado flipando de lo que cuentas por que yo se lo decía y no se lo creia, gracias.

Gracias a ti, eroera, por molestarte en leer este humilde testimonio, arrancado de lo más profundo de ese baúl que llevamos todos en la cabeza y que mantiene viva la pasión, la simpatía y el cariño, por su pueblo y por su gente. Y gracias, también, por el homenage que haces a los higuereños que estamos muy lejos de Lahiguera en estas fechas.

Un abrazo para todos/as

Borrado por Foro-ciudad.com

Pues si pero a esas horas ya habia pasado la banda tocando porque este año la diana ha sido mas tempranera,jeje

Hola higuereñazo, ante todo felicitarte por el comentario de tus tiempos mozos, donde explicas sencillamente lo que en aquellos años se vivía y que tantas veces he oído contar a mis padres y mis abuelos.
Hoy has hecho con tus palabras que recuerde cuando mi abuela, me contaba sus Sanjuanes o cuando mis padres que están más cercanos a esos años también me lo contaban, por suerte o desgracia no lo he vivido pero según tu relato lo he visto como si hubiese estado allí.

Pregunto, ¿que pasaba, si alguno de una clase u otra quería intercambiar la zona de baile?

Los tiempos cambiaron y por suerte esa discriminación social ya no existe pero los que muchos de nosotros no hemos vivido ni oído contar ha quedado bien claro en tu relato

Un saludo desde Córdoba

Nunca supe el grado de rigidez que había a la hora de permitir estar en un lado u otro. Naturalmente, no todo el mundo era pobre, pobre; o rico, rico; por lo tanto, más que unas reglas que obligaban a estar a cada uno en su sitio, era una forma de que cada uno se autoatribuyera su lugar en el baile. Como establecer el límite entre unos y otros era algo dificil, siempre había quien siendo un muerto de hambre, eso sí, vivia de las rentas, se auto asignaba el privilegio de pertenecer a la élite social. Tambien se daba el caso contrario, que quien podía por "méritos propios" estar en la parte de los privilegiados, se sentía más cómodo en medio del vulgo proletariado, jeje

Borrado por Foro-ciudad.com

Tienes razón, Francisco José. Lo que pasa es que no he querido profundizar en el aspecto político y en los gobernantes municipales de aquella época. Y no he querido porque posiblemente, si relato y opino con toda la crudeza real en que se desarrollaron los hechos en aquel tiempo, me hubiera ganado más de un enemigo, y no sería la primera vez que algún higuereño me hubiera llamado antiguo, carca, resentido, etc.

Como persona que vivió la época negra de la dictadura y sus injusticias, tengo mucho que contar...de los maestros, de los curas, de la Guardia Civil,de los manijeros chupa culos, de los politicuchos analfabetos(la mayoría) que juraban fidelidad a los Principios del Movimiento y se ponian la chaqueta blanca con el yugo y las cinco flehas bordadas en el bolsillo superior izquierdo... y que como Jefes Locales del Movimiento, miraban a la plebe por encima del hombro como si fueran personas de quinta categoría...Politicuchos adscritos al único partido que había, cuyo ideario era completamente fascista y que eran elegidos en una farsa de elecciones municipales donde sólo tenias la opción de votar a los malos o a los peores....pero no he querido hacerlo con la intención de no crear mal estar y polémica en el foro. Quizás si algún día viene al caso, soltaré amarras y navegaré por esos mares oscuros de la represión, el hambre, la injusticia, el caciquismo, la explotación salvaje de los menores, y todo aquello que tuvimos que padecer muchos higuereños, incluído el exilio forzoso.

No hay en mi, resentimiento ni odio ni nada que se le parezca, pero tampoco hay lugar para el olvido ni voy a darlo todo por bueno, porque la fuerza de los hechos me lo impiden. Te animo, Francisco José, a que escribas ese libro, porque hasta ahora en ninguno de los libros que se han escrito sobre Lahiguera, se toca ni de puntillas, esta época en su verdadera dimesión política y social.