La Carolina - Jaen

Hace unos meses, el 85% de los aspirantes a Policía Local de Las Palmas suspendieron la prueba de ortografía. En aquel momento, sus sindicatos criticaron que el nivel del examen se había elevado para no cubrir las plazas en estos tiempos en que las oposiciones son tan demodé. Pero, cosas de la ironía, un diario publicó ayer el examen mientras los antidisturbios valencianos repartían estopa a estudiantes valencianos de entre 16 y 18 años.



“La cámara de seguridad gravó el momento en el que el fugitivo saltó la vaya”.

Esta es una de las frases ortográficamente incorrectas que los aspirantes a policía no fueron capaces de resolver. Si este era el nivel artificialmente elevado, uno se pregunta cómo sería cuando aprobaron los agentes que ayer estrellaban sus porras en los cráneos de los chavales valencianos.

Leer cura

Y usted se preguntará, ¿para qué necesita saber un policía si valla va con ‘elle’ o ‘y griega’? La verdad es que no me agradaría que en una multa me apareciese un “hoygan” o un “haber qué pasa”, pero esa no es la cuestión.


El problema de fondo es que las carencias en ortografía se curan leyendo. Algo que coincide con otros muchos males que aquejan a la humanidad. Y por ello, podría deducirse que el no pasar un examen así implica muchos otros problemas.

Cierto, Aristtipus, la falta de lectura es uno de los males que aqueja a la humanidad, ya que a través de ella ganamos en autonomía e independencia, fomentamos nuestro sentido critico, adquirimos conocimientos, argumentos e ideas propias, lo que viene a estimular el razonamiento y la imaginación. Nos hace más libres en nuestros pensamientos y en nuestros actos, al disponer de elementos de juicio y evaluación. Por eso no interesó a muchos gobiernos que la cultura llegara a las gente. Un pueblo que piensa, no es un pueblo manejable. Igualmente, una policía que lee poco, es menos critica, y mucho mas obediente.