Jaén - Jaen

DESERTIZACIÓN DE LA PROVINCIA DE JAÉN

Jaén se desertiza irremediablemente.
Todos podemos verlo y especialmente los agricultores. Nos quedamos sin tierra. Últimamente, cada año, se nos van millones de toneladas río Guadalquivir abajo hacia el sur de Andalucía, llenando de tierra jienense toda la cuenca hasta la desembocadura en Sanlucar de Barrameda, vertiendo al Océano Atlántico todo ese suelo fértil que nuestros campos no pueden retener.
Este es un problema que comienza en los años 90 aproximadamente, o sea hace unos veinte. Hasta entonces nuestro suelo estaba perfectamente sujeto y no se producían regueras ni cárcavas de ningún tipo, no había problemas de erosión por mucho que lloviera.
Los que tenemos una edad avanzada hemos presenciado toda la evolución con un sentimiento de impotencia total.
Antes, había cosecha o no, según las circunstancias de cada año, pero el campo siempre estaba ahí, pasara lo que pasara. Ha resistido, terremotos, incendios, tormentas de pedrisco, plagas de todo tipo, guerras, etc., “siempre estaba ahí”. Pero ahora no, ya no está, se nos va de entre las manos. Jaén pasará a ser una provincia desértica como otras que hay en España, su extraordinaria riqueza no dura treinta años más si continuamos sin encontrar un remedio efectivo.
Los agricultores hemos hecho todo lo que está en nuestras manos, gastamos más medios económicos de los que disponemos en darle alguna solución, lo hemos intentado haciendo pozas para sujetar el agua, muretes de tierra al tresbolillo para romper las corrientes, dejado de usar herbicidas en plan masivo, sembrar cubierta vegetal en las camadas en curvas de nivel, dejado de arar en pendientes, la roturación, si se hace, en curvas de nivel, fabricado diversos tipos de paredes (de ladrillos, de rulos de cemento, de hormigón) e incluso verdaderos muros de piedras con un peso mínimo cada una de más de mil kilos, etc.. Todo, absolutamente todo, sin resultado positivo alguno. Cuando vuelve a llover lo hecho se va al traste de nuevo. Lo arreglado con tanto esfuerzo, torna de nuevo con más virulencia aun.
Las regueras tapadas se abren más grandes, surgiendo otras nuevas como si se multiplicaran por generación espontánea, las cárcavas aumentan su tamaño tragándose los olivos que van cayendo dentro de sus fauces, en muchas caben dos autobuses uno encima de otro, el campo está dividido en islas y zonas separadas por las cárcavas que complican enormemente todas las labores y trabajos de explotación.
Esto no es un problema baladí, es algo muy serio que aun no se le ha dado la importancia que tiene ni se han tomado con verdadero interés las distintas administraciones, desde la Junta de Andalucía hasta la Comunidad Económica Europea pasando por la Administración Central.
El problema sobrepasa ampliamente las posibilidades de los agricultores.
Hay que organizar equipos de expertos geólogos que bajo el mandato de la Administración lo estudien a fondo y determinen el origen de tan importante desertización y la forma de terminar con ella. El tiempo se nos termina.
No hay otra solución, de lo contrario en no muchos años Jaén habrá dejado de existir como fuente de gran riqueza agrícola. Será un desierto.
Este es mi grito de alarma que desearía se escuchara en aquellos lugares donde hay el poder suficiente para luchar de forma efectiva contra esta desgracia geológica.
Saludos de un agricultor olivarero afectado de lleno y que pide auxilio para Jaén y sus futuras generaciones.