Castillo de Locubín - Jaen

Ante unas nuevas elecciones en una Andalucía dependiente y subordinada: Sembrar conciencias, no votos
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En defensa de la abstención activa en el País Andaluz las próximas elecciones y por el avance de las luchas nacionales y populares.
El otro día tuve la ocasión de compartir cordial conversación con militantes de una organización de ámbito estatal. El tema de conversación era las elecciones. Presentarse si o no, he ahí el dilema. Pienso que las batallas se ganan con la lucha en la calle, no en los despachos. Lo he repetido muchas veces y seguiré haciéndolo. Es mucho más productivo, siempre, crear movimiento de base. Por supuesto no entraré a hablar ni aquí ni ahora de la conveniencia o la necesidad de articular un Bloque Andaluz de Izquierdas.
En cualquier mitin podríamos juntar 200 personas fácilmente un día un rato. Pero al día siguiente no quedará ninguno. O alguno a lo sumo. Eso no hace avanzar la lucha en mi opinión si el objetivo es transformar la sociedad y cambiar de sistema. No porque la vía electoral sea mala en sí misma, sino porque no es capaz de hacernos avanzar en una cultura de lucha socializada y común que haga frente a la inhumanidad del sistema. Es mucho más importante sembrar conciencias que sembrar votos dentro del régimen capitalista. Con la conciencia la gente no se hecha para detrás, siempre permanecen y en todo momento saben cómo y porque hacen o se hacen determinadas acciones.
Imaginad la disyuntiva dialéctica. En un pequeño pueblo del medio rural andaluz, azotado por el paro, la falta de vivienda, la alienación, el miedo a hablar, la corruptela, el favoritismo, la especulación, la falta de principios y valores, la perdición de su juventud, la destrucción de su medio ambiente… un sinfín de problemas que conocemos muy bien quienes habitamos en el medio rural. Pero, ¿Qué es lo necesario para que la lucha avance? ¿Montar una candidatura que no superará los 100, 200 o 300 votos? Creo que lo importante seria por ejemplo recuperar tierras para cooperativas de trabajadores, suelo para viviendas, avanzar en las asambleas de trabajadores, luchar contra la especulación, evitar la destrucción de la sierra…como trabajos de mínimos que hay que empezarse a plantear en muchos pueblos donde la lucha aun no ha empezado, donde atreverse a luchar es aun un mito fantástico.
Siempre he creído en los votos de conciencia, no en los “votos útiles” que no son más que inútiles, sin principios ni valores y pro-sistema. Pero la lucha electoral por sí sola no va a proporcionar las condiciones necesarias para ello (el avance de las luchas para una transformación real del sistema y no gestionarlo) mientras no haya un importante sector del pueblo concienciado. Esta sobradamente probado ese camino. ¿Dónde están en cada pueblo esos que han votado a candidaturas revolucionarias durante tantos años? La mayoría como el resto, en casa. ¿Es esto una cultura de lucha revolucionaria? ¿Es este camino una cultura de lucha que confronta lo inhumano, tendente obviamente a transformar el sistema? En mi opinión no. Además también es necesario decir que de la lucha electoral lícita para un revolucionario/a al arribismo y las prebendas hay una delgada línea que solo mentes conscientes pueden separar muchas veces, demasiadas.
Por otra parte no creo que los parados, ni los jóvenes, ni muchos otros sectores oprimidos de las clases populares crean o acepten que su situación va a cambiar mediante un voto a una candidatura revolucionaria que bajo el régimen capitalista jamás competirá en igualdad de condiciones y jamás se le dejara ganar.

Entre el deseo y la realidad: hay que ser objetivos y objetivar la realidad.

¿Qué sería lo deseable? Pues ya puestos, obviamente, que estuviera establecida ya una República Andaluza de Trabajadores. O cuanto menos, que tuviéramos un partido obrero netamente andaluz, que no obedeciera las órdenes de nadie más que del mismo pueblo trabajador andaluz y que tuviera voz entre los andaluces y en el mismo pseudo-parlamento burgués para jugar el papel de pepito grillo. Al menos, hasta ahí estaremos de acuerdo una gran mayoría.
Pero esto no es real, será muy deseable, por todos, pero no es real. La realidad hay que objetivarla, ver tal cual es y no como quisiéramos verla. No nos encontramos en ese punto precisamente porque no se han dado todavía una serie de factores que tampoco vamos a entrar a enumerar aquí y ahora por su extensión y porque sería salirnos del tema en cuestión.
Lo que deberíamos valorar aquí ya y desde hace mucho tiempo es si merece la pena 5 o 10.000 votos o algunos más a nivel nacional andaluz, o crear de verdad movimiento de base, irreducible, consciente, en suma, transformador. Vaya mi total apoyo a todas esas candidaturas revolucionarias que se hayan montado y ojala tengan buenos resultados.

Contrastando situaciones concretas

¿Por qué en Euskal Herria triunfa la izquierda abertzale? Pues porque es un pueblo tremendamente concienciado: nacional y socialmente. El éxito de HB o de Amaiur ahora no se debe a un milagro caído del cielo, sino al trabajo desarrollado sobre un pueblo con conciencia o predispuesto en sus inicios a acogerla con facilidad. En todo caso, ha sido un camino de todo menos fácil y un camino de rosas. Candidaturas en Andalucía del mismo tipo, como la de Nación Andaluza, no ha superado los 10.000 votos. De ahí que hayan comprendido que su trayectoria no es convertirse en un partido político, sino que ha visto a través de las necesidades reales de su pueblo y de la lucha, que era y es más conveniente transformarse en un movimiento, más allá de las siglas de la propia organización. Porque una cosa es un programa de un partido y otra cosa la doctrina de un movimiento. Es la última quien determina el programa cuando se dan ciertas condiciones.
Cataluña es otro ejemplo donde se ve clara la dinámica de la conciencia y un ejemplo para la dialéctica interesante de los distintos niveles de desarrollo de la conciencia nacional y social. Algunos se preguntaran porque no triunfan partidos revolucionarios catalanes. Hay muchas razones y factores, pero yo creo que el principal es que conciencia nacional es o ha sido asumida por una mayoría, pero sin haber asumido aun una conciencia social avanzada, acorde, es decir, revolucionaria. Esto también sucede en el País Vasco, pero solamente afecta al sector del PNV o similares, mientras que la dinámica de los hechos y la dialéctica nos muestra que es la izquierda abertzale la que abandera el proceso. No tiene que decir que la conciencia social en Euskal Herria se está desarrollando paralelamente a la nacional.
De otra parte la existencia de un partido como ERC, son el máximo exponente de una organización progresista de masas independentista, pero donde sus dirigentes son pactistas, titubean, llegan a ser socialmente reformistas, totalmente entregados al sistema. Este es el resultado de la vía electoralista en detrimento de la lucha en la calle y la movilización popular: un movimiento nacional y social catalán que aun no triunfa porque no acaba de despegar.
No obstante, la CUP ha demostrado que, con trabajo, es posible forjar desde la base un movimiento nacional y popular catalán real, no domesticado. Trabajando principalmente de forma local y comarcal, además de nacional cuando se tiene que hacer, están consiguiendo importantes avances en distintas comarcas y localidades catalanas eliminando la presencia reformista, entreguista y pactista de ERC, que aun así, no deja de recibir apoyos importantes de obreros independentistas catalanes, lo que se traduce por la vía de los hechos en que la concienciación nacional no ha sido tal o coherente hasta cierto punto en Cataluña.
En Asturias, electoralmente Andecha Astur concurre a las elecciones del 25-M. en Aragón TA-EA (Tierra Aragonesa y Estado Aragonés) no han podido conseguir los avales necesarios para presentarse, quedando en evidencia la temática que trato sobre la importancia del movimiento de base.
Pienso que no se ganan conciencias a través de los votos, sino que se ganan los votos cuando se ganan conciencias. Y es solo así en esa situación cuando estamos en condiciones de tener cierto éxito en consonancia con los objetivos previstos. Para muchos, la lucha se reduce al momento electoral, dejando de lado la movilización cuando no estamos en procesos de ese tipo. Esto es de un reformismo total. Hay que luchar los 365 días del año.
Otro ejemplo que deberíamos mirar y hacernos reflexionar dialécticamente, es el de Iniciativa internacionalista, que sí tenía sentido en Euskal Herria y en cierto punto en Cataluña, que es donde lograron más éxito, pero no tenía sentido en Andalucía y en otros lugares donde la conciencia nacional y social es aún baja, pues estaba abocada al fracaso pues la población no iba a estar receptiva ni iba a entender el mensaje por muy justo que fuera. No se daban las condiciones y se dijo en su momento, aún con la incomprensión de algunos. Y esto no porque fuera mejor ni peor, sino porque en Andalucía la conciencia no está desarrollada ni vertebrada hasta tal punto como en Euskal Herria o Cataluña, entonces, y lo sabemos por experiencia propia electoral, los resultados fueron decepcionantes. Y el trasfondo de esto es la conciencia. Que un pueblo sin conciencia no nos entiende ni nos entenderá en su situación. Y si no nos entienden o no nos conocen, es difícil, por no decir imposible, que nos voten cuanto menos. Nuestra aspiración como patriotas revolucionarios andaluces es que se sumen a la lucha en la calle.
La lucha está en la calle y no en los despachos, pues es precisamente en esos despachos donde se nos roba, donde se da patente jurídica legal a nuestra opresión, de todo tipo; si entramos a los despachos a negociar y aceptar no en una relación de iguales, sino obligados a “negociar” bajo sus condiciones impuestas, estamos entrando en la boca del lobo. Y tiene hambre.
No se empieza la lucha por la vía electoralista y menos aun, vías electoralistas tuteladas por la burguesía. Así nos va a día de hoy. Cualquier revolucionario serio, ya sea comunista o anarquista, no podrá negar esto. Quizá tener un poco más de alturas de miras, pudiera, de una vez, revertir en lo posible la situación hacia la transformación social no sólo de Andalucía, sino del resto de países del mundo. Y quizá algún día podremos tener un partido obrero andaluz que cumpla el papel que le está asignado. Mientras tanto, en mi opinión, lo que hay que sembrar es conciencias, no votos.

LA LUCHA ESTA EN CALLE Y NO EN LOS DESPACHOS.

Juanfe Sánchez, patriota revolucionario andaluz.