Ontiñena - Huesca

LA CALLE DE TODOS DICIEMBRE 2008 Jose Luis Trasovares


Ha pasado un año desde la presentación pública del "proyecto Gran Scala". ¿Y...? Y seguimos instalados en el flipe. No hay noticias que avalen la solvencia del grupo promotor (Internacional Leisure Deveíopment-ILD). Las informaciones sobre una eventual adquisición de suelo (ahora en Ontiñena) anuncian reiteradamente plazos que nunca se cumplen. El Gobierno de Aragón (que cedió el Salón de la Corona para dar "caché" al invento) intenta ahora desmarcarse. Y en tos despachos de Bruselas se alucina mogollón con esta inaudita historia. A cambio, el presidente aragonés, Marcelino Iglesias, el vicepresidente, José Ángel Biel, y varios miembros del Ejecutivo autónomo tienen el honor de aparecer en el enlace con ILD que ha montado el portavoz de dicho "pool", Mark Campbell, en su complejo virtual (casinos, tienda, banca y supuestas redes sociales) visible en la web www.isla3d. com. Las principales autoridades de la Tierra Noble, avalando con su imagen un negocio más que dudoso ubicado en ámbitos al margen de toda jurisdicción civilizada. No está mal.
Básicamente Gran Scala es un tinglado. Lo dije desde el primer día no porque quién suscribe sea especialmente listo, sino porque de entrada los datos no cuadraban por ninguna parte. La idea de montar en plena estepa monegrina una neociudad con decenas de hoteles-casi-no y parques temáticos, cientos de restaurantes, sesenta mil empleados y una inversión total de diecisiete mil millones de euros (casi tres billones, con b, de las antiguas pesetas) no le puede caber en la cabeza a ninguna persona que esté en el mundo. Menos todavía cuando los promotores son un grupo de aventureros expertos en negocios "de ocasión", amparados en su mayoría tras sociedades opacas situadas en paraísos fiscales. Ni uno solo de los grandes y medianos operadores del juego y el entretenimiento temático aparecía en la foto inicial de ILD (ni ha aparecido posteriormente). Así, los dos par
ques presentados como mascarón de proa del macrocomplejo, Spyland y Aquánti-ca, operan conjuntamente desde una so-ciedad creada sobre la marcha en Reno (Nevada, EEUU) con un capital de 1.500 dólares. Que el Gobierno de Aragón haya dado credibilidad a tal montaje resulta cuando menos perturbador.
DE LA SARDÍ NE AL MOTOR MILAGROSO
Claro que ILD tiene una curiosa in-trahistoria, la que nunca se contó hasta que ciertos datos pertinentes fueron saliendo a la luz. Entonces ya no hubo duda sobre la naturaleza del asunto. De un lado teníamos a destacados promotores de Gran Scala involucrados previamente en otras operaciones de final desastroso, al menos para quienes pudieron haber creído e invertido en ellas. Goldenpot, un casino virtual cuya central estuvo ubicada en Barcelona durante algún tiempo, ilustra sobre el modus operandi a través de sociedades interpuestas y la forma de poner en pie un aparente negocio para luego cerrarlo súbitamente dejando una larga lista de acreedores burlados. Paul Stephan Allegrini, uno de los directores de ILD, estuvo allí ocupando un puesto clave desde una de sus sociedades luxemburguesas. También participó en la jugada otro hombre fuerte del "proyecto Gran Scala", Richard Colus. Tanto éste como Allegrini parecen estar vinculados a André Guelfi (Dedé "La Sardine"), un viejo y famoso comisionista que ya fue condenado en Francia por el escándalo de ELF Aquitania y al que se sitúa detrás de la sociedad Darlen SL, ubicada en Ni-cosia (Chipre) y partícipe de la promotora de Gran Scala. Detalles como el intento de Jaume Riera y Josep Carreras, otros dos pesos pesados de ILD, de "vender" un motor milagroso a la DGA y de obtener financiación para ello amparándose en el uso indebido (posiblemente fraudulento) del logotipo del Gobierno de Aragón ponen la guinda al pastel.
ILD, que inició su andadura con un capital social de poco más de treinta mil euros, ha anunciado luego dos ampliaciones de capital. Una de ellas, menor, ha quedado inscrita en el registro oficial de Cardiff, sede del "pool". Pero la otra, la grande, que incluiría la misteriosa entrada de un fondo de la Isla de Jersey, no ha sido registrada ni se ha hecho posible entender la naturaleza de la operación a través de las noticias filtradas. En todo caso seguimos donde estábamos: estructuras empresariales no transparentes situadas en paraísos fiscales donde la principal ocupación financiera es engañar a los estados y lavar dinero negro.
EL SUELO INTANGIBLE
En cuanto al culebrón de los suelos, qué se puede decir. Consta que al principio

ILD tanteó la posibilidad de "amarrar" de alguna forma una enorme parcela ubicada en Villaíranca de Ebro, donde una recaliftcación masiva podía desencadenar algún tipo de pelotazo urbanístico merced a la proximidad con Zaragoza capital. Pero ni en este caso ni en cualquier otro referido a las grandes fincas que hay en Monegros (cuya compra es a priori la alternativa más simple y rápida) las cosas han llegado demasiado lejos. Los dueños suelen ser gente ducha en los negocios inmobiliarios y pasan de cosas raras. Por eso, los promotores de Gran Scala, auxiliados directamente por el Gobierno de Aragón, han buscado y rebuscado en los pueblos intentando "fijar" dos mil hectáreas para poder decir que su plan parte de algo tangible (ojo, digo "fijar" o "ama-rrar"como podría decir "comprometer", "apalabrar" o como mucho "señalar", porque comprar, lo que se dice comprar, es algo que en ningún caso sé plantea abierta y directamente).
En ILD creían más bien que podrían obtener suelos gratis a través del Ejecutivo autónomo. Tanto en una carta remitida en noviembre del año pasado por el consejero Arturo Aliaga a los directores del "pool" como en el protocolo firmado el 12 de diciembre en el mismo acto de
presentación en el Salón de la Corona, se ofrecía a los promotores de Gran Scala "asistencia" para localizar y definir tales suelos (y, atención, si éstos fueran públicos, "efectuar los trámites precisos para dotar a la sociedad promotora de de un terreno íntegro con las dimensiones necesarias"). Claro que también se les prometía impulsar la ejecución de las infraestructuras de acceso, facilitar la gestión de suministros (eléctricos, agua, gas, comunicaciones...) proveer los servicios públicos acordes con las necesidades del supuesto complejo y adecuar la normativa administrativa a los intereses de ILD. O sea, a huevo.
Como el gratis no coló (aunque se habló incluso de expropiaciones para un "proyecto supramunicipal"), ILD ha ido patinando en el tema ubicación. En La Almolda, los múltiples propietarios se fueron echando hacia atrás cuando se les propuso un contrato de señalamiento de suelo tan leonino y retorcido que les obligaba a casi todo a cambio de casi nada. Entonces apareció Ontiñena, donde

aún no hay sino gestiones para "apalabrar" unos terrenos que han de incluir 1300 hectáreas de propiedad municipal cuya eventual pignoración nadie entiende cómo podría hacerse sin más trámites.
EL QUIZ DE LA CUESTIÓN
¿Qué pretende ILD? Pues lo mismo que Allegrini y Colus con Goldenpot o que Campbell con su isla virtual, sólo que en este caso ofreciendo realidad real y a lo grande: montar una escenografía de "me-ganegocio" que atraiga a inversores "discretos", a operadores despistados (aunque esto último parece harto improbable), fondos especulativos y otros cotizantes que vayan haciendo caja, cuanto más caja, mejor. Con legislación a la medida, recalificación asegurada y el apoyo de todo un gobierno regional, el tinglado podría venderse. Luego, el proyecto-idea podría llegar hasta donde diesen de sí los ingresos de capital. Y cuando el flujo se parase, pues adiós, Monegros, y échame un galgo.
Y ahora, para terminar, la pregunta del millón: ¿es Gran Scala una enfermedad política y social en sí misma o un síntoma de patologías superiores? Me inclino por lo segundo. Que la principal institución aragonesa se haya metido en este barullo (y se empeñe en no salir de él a toda velocidad) se integra en una visión según la cual nuestro territorio debe desarrollarse a golpe de suerte y actos de pura especulación, que la protección medioambiental o cualquier normativa reguladora es una traba a la riqueza, que lo importante es captar inversiones venga el dinero de donde venga, que qué pasa si las sociedades son oscuras y proceden de paraísos fiscales'... Es decir, manga ancha y que corra la bola. Lamentablemente este mensaje cala en amplios sectores de la opinión pública. Ni siquiera la tremenda crisis económica que se abate sobre nosotros abre los ojos de quienes están ab-ducidos por esa especie de capitalismo postmoderno que actúa como sistema único. Sostenibilidad, tecnologías blandas, actividades limpias (en todos los sentidos del concepto), socialización de los beneficios y otros factores razonables se difuminan ante el color del dinero. Aunque luego el dinero se lo guarden los listos, y los demás (Gobierno de Aragón incluido) nos quedemos con un palmo de narices.


Mariano

que manera de perder el tiempo..